Opinión
Ver día anteriorSábado 18 de febrero de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Minimalia
¿Q

ué fue primero, la gallina o el huevo? Minimalismo y música repetitiva, ¿son lo mismo? ¿La una surge de la otra, o viceversa? ¿Por qué en ocasiones se emplea el término minimalismo con cierto tinte condescendiente, mientras música repetitiva parece generar mayor respeto? ¿Todo lo minimalista es repetitivo, y todo lo repetitivo es minimalista? Mientras los sesudos musicólogos se fríen las neuronas discutiendo una y otra y otra y otra y otra y otra vez los puntos finos de estas y otras polémicas, el Ensamble del Cepromusic y su director, José Luis Castillo, han preferido decirlo con música, y lo dijeron bien a través de un muy sólido concierto (ya no es novedad) titulado Mínimo común, realizado hace unos días en el auditorio Blas Galindo.

A notar, la anunciada renovación en las filas del Ensamble del Cepromusic con la incorporación de buen número de músicos nuevos. A notar también: esta sesión estuvo caracterizada por un gran despliegue cibernético-electroacústico-audiovisual.

La primera obra del programa, Workers Union, del holandés Louis Andriessen, es una pieza que se mueve en un ámbito de elementos reiterados que no hace las concesiones a la armonía tradicional que hay en otras ramas de la música repetitiva. Por el contrario, se trata de un discurso austero y oscuro, que en lo tímbrico tiende a lo monocromático, y en las texturas apunta hacia lo homogéneo. Hacia el final de la obra, la sonoridad adquiere cierto brillo gracias a la intervención de los metalófonos. El video-complemento de esta pieza estuvo articulado alrededor del vértigo provocado por un montaje de vías de tren, bien enlazado con el espíritu de la música. La audición de Workers Union (de traducción adecuadamente ambigua como unión de los trabajadores o sindicato obrero) confirma la capacidad que tuvo Andriessen para abrevar en distintas fuentes del quehacer sonoro repetitivo, de manera particular en los músicos estadunidenses que florecieron en los años 60 y 70 del siglo pasado.

Al centro del programa, el Ensamble del Cepromusic abordó una obra del compositor mexicano Arturo Capur titulada El cisne se fundió en el cielo. Por contraste con la pieza de Andriessen, la obra de Capur presenta un discurso más cambiante, con más fluctuaciones en sus diversos elementos constructivos y con una intencionada diversidad tímbrica. Pulsos variados, ritmos contrastados y ciertos apuntes de armonía tonal proporcionan a El cisne se fundió en el cielo un ancla en algunas expresiones del minimalismo reciente, mientras en ciertos momentos el compositor parece rendir fugaz homenaje a los grandes clásicos del movimiento, particularmente a esa genial partitura que es En Do, de Terry Riley.

Y para concluir esta sesión no tan mínima sobre los mínimos, José Luis Castillo dirigió la dupla de partituras Coming Together y Attica, del estadunidense Frederic Rzewski, obras clásicas y trascendentes de la pluma de uno de los compositores más políticos y politizados de nuestro tiempo. Basadas en textos de dos prisioneros (Samuel Melville y Richard X. Clark) que fueron protagonistas de la infame masacre en la prisión neoyorquina de Attica en 1971, estas dos piezas se cuentan entre las afirmaciones político-musicales más potentes del siglo XX. En Coming Together, Rzewski aplica los procedimientos repetitivos no sólo a las figuras y los gestos musicales, sino también al texto, obteniendo, por decirlo así, un doble minimalismo. El cimiento sonoro de Coming Together es un complejo y demandante ostinato para piano y marimba que fue resuelto con singular concentración y disciplina por Gonzalo Gutiérrez y Juan Gabriel Hernández, respectivamente, en complicidad con la conducción férrea y segura de José Luis Castillo. En contraste con la intensidad casi sofocante de Coming Together, Rzewski procede en Attica a partir de un discurso de cualidades contemplativas, nostálgicas, coloreado por un ámbito armónico dulcemente tonal. Las partes vocales de Coming Together y Attica estuvieron a cargo de Marduk Salam, cuyo esfuerzo de estudio y preparación se perdió en buena medida debido a un deficiente trabajo de amplificación que ocasionó que se le escuchara poco y se le entendiera menos. Detalle importante, a corregir en el futuro inmediato.