Número 185 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Miscelánea

Chinampería:un legado para la humanidad

Yutyi Kanta. Mano Vuelta Agroecología y Sotenibilidad S.C. (MAyS)

Al sur de la Ciudad de México, entre las riberas del Lago de Xochimilco y de Chalco, el ingenio y la creatividad humana dieron origen a uno de los sistemas agrícolas más productivos y sorprendentes del mundo: el sistema chinampero. Hoy en día, este sistema agrícola, altamente productivo, complejo y diverso, continúa maravillando a numerosos estudiosos de varios campos de todo el mundo.

La sabiduría que sembró-cultivó el sistema de chinampas sostuvo más que un imperio hegemónico momentáneo: la gran Tenochtitlan. El verdadero valor está en haber donado a la humanidad el maíz, el frijol, la calabaza, el amaranto, el jitomate, el chile, y más de una centena de cultivos, fruto de la integración a la naturaleza. Todo ello permitió constituir, no sólo un centro de diversificación de especies cultivadas, sino también un centro de saber y conocimiento.

La crisis que vive hoy día la humanidad es de memoria. Mientras que la ciencia moderna tiene apenas 300 años, la praxis chinampera ha acumulado la sabiduría de por lo menos 4000 años. Cuando observamos a un maestro chinampero ejecutar el mismo arte de sus ancestros, comprendemos que él deja sumergir la materia orgánica dentro del agua de los canales, medio reductor anaeróbico y algunos microorganismos precipitan los minerales en forma de sulfatos. Esta materia orgánica (lodo), de mal olor, retirada del fondo del lago al ser colocada en la superficie, rápidamente se oxida por otros microorganismos y tanto la materia orgánica como los minerales se tornan fácilmente asimilables por las raíces de las plantitas de los chapines (almácigos) de flores y verduras.

Por su antigüedad se deduce que no fueron inventadas ni cultivadas por los mexicas, sin embargo, su nombre deriva de dos vocablos en lengua náhuatl, Chinamil: barda, seto o enramado de cañas, ramas o troncos, e ipan: sufijo que significa “sobre de”; por lo que de manera compuesta hace referencia a lo que está sobre un enramado. Fisonómicamente constituyen pequeñas islas o cultivos flotantes. Para sostener o “cimentar” la chinampa, la principal especie manejada y emblemática es, el ahuejote. Este enramado, hecho a mano, permite establecer encima complejos agroecosistemas (unidad de producción agrícola donde tiene lugar la acción cultural sobe el medio natural para la producción de alimentos).

Este agroecosistema, muy intensivo en la producción de alimentos, no ha tenido paralelo en la historia. Integra la producción de granos, frutas, hortalizas y la acuicultura. Son de las mejores tierras del mundo, de las más fértiles. Es posible producir hasta más de 5 cosechas por año. Durante su cenit, este sistema llegó a ser 10 veces más productivo que la agricultura de temporal. El principio de la agricultura chinampera es la intensidad de su producción, que logra al aprovechar al máximo el espacio y el tiempo, mediante cultivos simultáneos, rotaciones y asociaciones.

El sistema agrícola de chinampas sorprende por su nivel de autosuficiencia. Dentro de la misma ciénega o humedal se obtienen los materiales para su construcción, manejo y conservación; el lodo para el chapín o almácigo, y el agua, que aporta la humedad y las condiciones que favorecen la fertilidad y la productividad.

Esta extraordinaria tecnología agrícola tradicional fue el resultado de la innovación y la sabiduría extendida través del tiempo. Hoy día, tras milenios de perfeccionamiento, la chinampería es una práctica de avanzada, por sus métodos, paradigmas y sus paisajes bioculturales; es una joya de urbanismo en el mundo. Tales razones le han valido el reconocimiento por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

Actualmente este sistema representa un gran atractivo turístico, pero es más que eso, como hace milenios, se continúan produciendo alimentos y flores, y más aún, la zona lacustre permite captar e infiltrar un gran porcentaje de agua para contribuir a la recarga de acuíferos, soportar una gran biodiversidad, contribuir a la captura de gases de efecto invernadero como CO2, así como regular la temperatura y la calidad del aire.

A contracorriente, el sistema chinampero se niega a desaparecer, resiste y re-existe, a pesar de la intensificación demográfica y la expansión incontrolada de la mancha urbana, de la consecuente degradación por desecación, el mal manejo del agua y las políticas de desarrollo. El sistema chinampero continuará mientras haya quien lo cultive, porque desafortunadamente cuando muere uno, no nace otro. Es fundamental, para toda la sociedad y su propio beneficio, crear las condiciones con el fin de hacer este sistema atractivo y rentable, para la sostenibilidad de la vida, por los recursos y los servicios que provee. La región chinampera tiene que ser (o volver a ser) un centro importante de abastecimiento de salud y vitalidad en los alimentos; debe continuar siendo un centro de saber y conocimiento de la cultura del agua, de la tierra y de la vida, frente a estos tiempos de violencia alimentaria, donde consumes tu alimento sin saber su historia y su manejo. •