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Neoliberalismo = a neoporfirismo // Abolir reformas constitucionales // México retrocedió en soberanía

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▲ Tras su show diplomático-empresarial en Puerto Peñasco, preguntaron al gobernador Alfonso Durazo: ¿y el litio, apá?, porque el mandatario lo quiere privatizar como si fuera de él. En la imagen, campo de extracción de litio, componente clave de las baterías utilizadas en los automóviles eléctricos.Foto Afp
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l régimen neoliberal en unas cuantas palabras: de 1983 a 2018 los retrocesos en materia de defensa de la soberanía y del bienestar de nuestro pueblo se fueron haciendo cada vez más evidentes, hasta llegar a casi resucitar la política económica y social porfirista; es indudable que esta regresión tuvo de acicate el predominio, por más de tres décadas, del imperio de la corrupción. En consecuencia, este afán de lucro desmedido condujo a modificar los principios y las normas de la Carta Magna hasta casi despojarla de su letra y espíritu original, y los dogmas neoliberales y los intereses oligárquicos fueron introducidos en el texto constitucional, a fin de prevenir y obstaculizar cualquier transformación en sentido nacional, democrático y popular.

Esas palabras forman parte del discurso presidencial en el acto conmemorativo del 106 aniversario de la Constitución en el Teatro de la República, en la ciudad de Querétaro, y a la contundencia de lo por él expresado se suman las muchísimas modificaciones a la Carta Magna sólo durante el régimen neoliberal, todas con fines privatizadores. Algunos ejemplos: ocho cambios al artículo 27; 11 al 28, 6 al 25, 12 al 123, siete al 3 y muchos más (esta información es de la Cámara de Diputados), todos ellos aderezados con un sinfín de leyes secundarias y reglamentos entrelazados para concentrar la riqueza nacional en unas cuantas manos, evitar, a toda costa, que los beneficios llegaran a los mexicanos y convertir al gobierno de la República en mera gerencia del gran capital, en hacedor de grandes negocios particulares a costillas de la nación.

De Miguel de la Madrid a Peña Nieto, el articulado constitucional se reformó 485 veces (65 por ciento de las cerca de 750 modificaciones realizadas desde 1934) y de ese total 53 por ciento correspondió a Felipe Calderón y su sucesor en Los Pinos. En lo que va de la presente administración 55 veces se cambió, siempre con el interés de recuperar para los mexicanos lo que a la nación corresponde.

El presidente López Obrador subrayó que en 36 años de política neoliberal se aprobaron reformas completamente antipopulares, entreguistas y contrarias al interés público. Por ejemplo: se modificaron artículos esenciales para legalizar la venta de empresas públicas, bancos, tierras ejidales, minas (y mucho más), se otorgaron concesiones y contratos en materia de petróleo, electricidad, telecomunicaciones, se privatizaron los ferrocarriles, los puertos, los aeropuertos y hasta las cárceles; se limitó la gratuidad de la educación pública, se aumentaron impuestos para la mayoría de los consumidores, mientras se condonaban pagos a grandes contribuyentes, se aprobaron leyes para convertir deudas privadas en deuda pública, se entregó a particulares el manejo de las pensiones de los trabajadores y hasta las guarderías del Seguro Social y se redujo el salario mínimo como no sucedía desde el porfiriato.

Además, dijo el mandatario, se consagró como gobierno una democracia simulada, operada y controlada por políticos y tecnócratas, afines y dependientes, empleados de los grandes poderes económicos. Es raro encontrar en el periodo neoliberal, y los convoco a que lo investiguen, una reforma a la Constitución en beneficio del pueblo. Absolutamente todo se orientó a favorecer los intereses de una minoría nacional y extranjera. Y lo planteó frente a algunos integrantes, defensores y operadores del poder económico-político de ese periodo depredador, hoy en la oposición.

Ante ese panorama, el mandatario instó a seguir luchando por los ideales de la Revolución mexicana consagrados en la Constitución de 1917. No dejar de insistir en abolir, por la vía legal y democrática, las reformas contrarias al interés público impuestas durante el periodo neoliberal. Continuar proponiendo cambios al marco legal en beneficio del pueblo hasta devolver a nuestra ley máxima toda la grandeza de su humanismo original. La política es hacer historia, es transformar, y ello implica pugnar siempre por lo que es justo y parece imposible de alcanzar. Si no se lucha en forma sostenida por convertir los sueños en realidad, no hay práctica política que valga la pena ni transformación posible, ni diferencia sustancial entre la vida y la nada. La Constitución de 1917 no ha muerto.

Las rebanadas del pastel

Tras su show diplomático-empresarial en Puerto Peñasco, preguntaron al gobernador Alfonso Durazo: ¿y el litio, apá?, porque el mandatario lo quiere privatizar como si fuera de él.

Twitter @cafevega