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Se realizaron 9 mil 621 protestas de 2019 a 2021; laborales, la mayoría
 
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de diciembre de 2022, p. 26

Cada año, en la Ciudad de México se realizan un promedio de 3 mil protestas sociales, en las que participan desde dos hasta poco más de mil personas, según datos de la Secretaría de Gobierno capitalina.

Un estudio realizado por la Instancia Ejecutora del Sistema Integral de Derechos Humanos, organismo que depende de la citada dependencia, señala que las principales demandas tienen que ver con conflictos laborales como pago de salarios, despidos injustificados, derecho al trabajo, específicamente comercio ambulante, violencia de género y acceso a la justicia, así como acceso a vivienda y agua.

El documento señala que en las 9 mil 621 protestas que se realizaron de 2019 a 2021 participaron más de un millón 644 mil personas, entre concentraciones, marchas, mítines y bloqueos efectuados principalmente por organizaciones indígenas, vecinales y de comerciantes.

Si bien 45 por ciento de las movilizaciones tienen que ver con demandas que corresponden atender al gobierno federal, el resto tiene que ver con cuestiones que toca resolver a las autoridades locales, ya sea al gobierno central o a las alcaldías.

Los bloqueos y mítines son las formas de protesta más significantes, aunque las marchas son las que más personas reúnen, pero en común las demandas que exigen son reflejo de los altos niveles de pobreza por ingresos y necesidades básicas.

El diagnóstico titulado La protesta social en la Ciudad de México. Un análisis de las demandas expresadas en materia de derechos humanos, concluye que la capital del país vive una contradicción continua al tener cerca de 3 mil protestas cada año, pues si bien éstas hacen vivir la democracia y su potencial deliberativo en el uso del espacio público para expresar demandas y visibilizar problemas, también es reflejo de la insuficiencia y los límites de vías institucionales de participación existentes, así como de la inadecuada distribución de bienes y servicios a sectores de la población en situación de pobreza y marginación.

De tal manera que, concluye, quienes se encuentran en dichas condiciones sólo pueden recurrir a la protesta para mejorar sus condiciones de vida.