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Historias de adicciones y abandono

Ofrece albergue a población callejera apoyo para sobrevivir a la temporada

Encontraron en el San Miguel la posibilidad de estudiar y cambiar su vida

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▲ Personas en situación de calle se alojan en el albergue transitorio San Miguel, en Iztacalco.Foto La Jornada
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▲ Mientras algunas deciden hacerlo para atender sus adicciones y refugiarse del frío, otras rechazan el apoyo.Foto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de diciembre de 2022, p. 24

El frío, la violencia, el abandono, la necesidad de contar con un techo, apoyo para salir de las adicciones y hasta concluir sus estudios universitarios han llevado a decenas de hombres en situación de calle a alojarse en el albergue transitorio San Miguel, en Iztacalco; otros han preferido que se les entregue una cobija y continuar a la entrada de un negocio, una vivienda o una sucursal bancaria para dormir.

Las ideas falsas de que los vamos a encerrar o a forzar a realizar alguna actividad ha provocado que varios rechacen la invitación del personal de las brigadas que recorren la ciudad para acudir a alguno de los 11 albergues que tiene la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social, afirmó Berenice Leyva.

La subdirectora del albergue destacó que una vez que se deciden y son canalizados a San Miguel, que a 10 meses de su inauguración está al 100 por ciento de su capacidad, con 200 personas, no se quieren ir porque han encontrado aquí la posibilidad de cambiar su vida y no volver a las calles.

Además de atención médica y sicológica, se les apoya con la obtención de sus documentos, a continuar sus estudios y elaborar su currículo, a fin de que puedan reinsertarse al mercado laboral.

Hoy tenemos tres estudiantes de universidad, cinco inscritos en preparatoria y varios en primaria y secundaria, pues tienen muchas ganas de salir adelante, afirmó.

Para José Antonio, de 71 años, ha representado la posibilidad de contar con un espacio para escribir sus novelas y no pasar frío ni hambre, luego de que su esposa e hijos lo corrieran de su casa junto con su madre hace tres años.

Las enfermedades de su madre, de 93 años, y la quiebra de su negocio provocó que fuéramos insoportables y termináramos en la calle. Alguien nos habló de los albergues y fuimos. A mi mamá la colocaron en Atlampa y a mí en Coruña, y luego en San Miguel, pero ella murió en 2020, relató.

A Tito Baeza, de 51 años y ex policía, las adicciones lo llevaron a refugiarse en las calles de la colonia Morelos, donde vivía con su esposa y sus dos hijos. Los ocho años que pasó en ellas, relató, fueron un infierno porque me quemaban los pies, me golpeaban y me robaban.

Tras estar en Coruña, donde atendieron sus adicciones, llegó a San Miguel, donde le he echado muchas ganas y este año mi familia me invitó al recalentado y pude conocer a mi nieta de cinco meses, dijo.

Francisco González, a sus 46 años cursa la carrera de ingeniería de gestión integral del agua, luego de cursar la primaria, secundaria y preparatoria en Coruña, donde llegó con un problema de adicciones, que provocó su separación y terminó en la calle.

Marco Aparicio, de 50 años, estudia la carrera de derecho para ayudar a quienes no tienen dinero para sacar a sus familiares de la cárcel; mientras, trabaja temporalmente en las brigadas para ayudar a los compañeros en situación de calle.

Para Juan Carlos, de 27 años, estar en San Miguel representa una gran oportunidad para concluir la licenciatura de derecho y no volver a las calles, donde estuvo después de salir del internado a los 18, y seguir trabajando en el restaurante, donde estoy.