Opinión
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El reino de este mundo
D

ado que estamos entrando a la Nochebuena decidí suspender mi serie sobre los gobiernos de izquierda en América Latina que retomaré en 15 días.

En esta ocasión quisiera proponerles una lectura del gran Alejo Carpentier. Se trata de El reino de este mundo. La historia se inicia algunos años antes de la revolución francesa y termina después de 1820. La novela abarca un periodo durante los cuales se narra un conjunto de hechos históricos sobre Haití, específicamente los acontecidos durante la segunda mitad del siglo XVIII y el principio del XIX.

Personajes. Mackandal, el rey Henri Christophe y Ti Noel son figuras excepcionales en sí mismas, pero lo son aún más cuando se interrelacionan, porque ponen en acción engranajes que construyen un determinado tejido social, en este caso de la sociedad haitiana. Carpentier se aleja de la versión facilona de concebir las sociedades organizadas en dimensiones fragmentadas. Más bien nos presenta un fresco tan complejo con la fortaleza de Sans Souci y la ciudadela de Laferrière, salida de un grabado de Piranesi.

Mackandal. Es un esclavo quizás originario del Congo. Pierde su mano en una prensa del molino de caña de azúcar, escena que describe magistralmente Carpentier. Se convierte en un cimarrón. En 18 años creó una red de organizaciones secretas con los esclavos de las plantaciones. Este personaje, que se construye a través de la oralidad, tiene por propósito impulsar un imperio de negros libres. Encarna un espíritu rebelde y expresa la idea de que la esclavitud es un accidente de la historia no un destino inalterable. Traicionado por uno de los suyos es capturado. Juzgado por el consejo superior de Cap-Français –hoy Cap-Haïtien–, es declarado culpable el 20 de enero de 1758.

Henri Christophe. El maestro cocinero y dueño del albergue La Corona participa en la insurrección de negros en 1791 y es nombrado general en Haití en 1802. Después de varias asonadas, en 1811 convierte a Haití en un reino y se proclama Enrique I. La historia de Enrique I sirvió de argumento para La Tragédie du roi Christophe, una obra teatral de 1963 escrita por el martiniqués Aimé Césaire. Pero quien lo inmortaliza es Carpentier. La escena más profunda que permite establecer la contraparte con Mackandal es cuando solitario en su gran fortaleza de Laferrière, está a punto de suicidarse: El palacio estaba desierto, entregado a la noche sin luna. Era de quien quisiera tomarlo, pues se habían llevado hasta los perros de caza. Henri Christophe volvió a su piso.

Ti Noel. Es el cronista, el personaje que garantiza el tiempo horizontal y el testimonio de las resistencias, las luchas, las matanzas, la esclavitud opresiva y los fracasos del pueblo haitiano. Observa los hechos mágicos de Mamán Loi cuando hunde sus brazos en aceite hirviente sin lastimarse.También es testigo de las transmutaciones de Mackandal cuando encabeza la insurrección y se convierte en el mito para los negros.

Los gansos. El argumento central de Carpentier se expone en el episodio donde Ti Noel convertido en ganso quiso participar en el clan, pero lo rechazan con picotazos. Y es que el papel importante de Ti Noel como cronista difuminaba, empero, su mayor función, la de justificar en sus narrativas los distintos aspectos del statu quo: de la rebelión de Mackandal, de las masacres de Henri Christophe, de la misma existencia de las esclavitud y de la nueva esclavitud de los agrimensores. Registraba hechos sin tomar partido. Sólo al final, en el episodio de los gansos, entiende por fin Ti Noel su falencia central: había gastado su herencia y, a pesar de haber llegado a la última miseria, dejaba la misma herencia recibida. Era un cuerpo de carne transcurrida. Y comprendía, ahora, que el hombre nunca sabe para quién padece y espera.

Con esta novela Carperntier inaugura lo que el mismo bautizo como lo real maravilloso.

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