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Espejo

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▲ Roger Waters, cofundador de la banda Pink Floyd, participó el fin de semana en una protesta en Nueva York afuera del consulado británico para exigir la liberación de Julian Assange, fundador de Wikileaks. ¿Por qué los medios de comunicación de Estados Unidos no protestan por un ataque contra uno de los suyos?, preguntó el músico.Foto de Twitter
E

sta semana pasada, el gobierno de Joe Biden anunció una serie de sanciones contra extranjeros para marcar el Día Internacional de los Derechos Humanos y el Día Internacional Contra la Corrupción. En la lista casi nunca hay un aliado de Estados Unidos (por ejemplo Israel o Arabia Saudita, entre otros ejemplos tan respetables) pero siempre están los adversarios incluidos Rusia, China, Irán, Cuba, Venezuela, etcétera. Pero lo más notable a estas alturas es que Washington dejó fuera de su lista de los denunciados a un país que comete violaciones graves en torno a los derechos humanos y cuyo sistema político está envenenado con la corrupción.

El que se autoproclama juez del mundo sobre los derechos humanos es el país que ha impulsado más guerras como operaciones bélicas que han incluido secuestros, asesinatos, tortura y detenciones en varias parte s del mundo. Sólo en las guerras post-11S se calcula que han muerto como consecuencia directa más de 929 mil personas, en su mayoría civiles, más otros cientos de miles por las consecuencias indirectas de esas guerras, provocando 38 millones de refugiados y desplazados (https://watson.brown.edu/costsofwar/ figures/2021/WarDeathToll).

El que afirma ser el guardián de la libertad es el país más encarcelado del mundo, donde entre otras cosas usa el aislamiento solitario prolongado, que es considerado una forma de tortura por la ONU, y es el único país del llamado mundo avanzado que aún realiza ejecuciones oficiales.

Este es el país que fue capaz de repetir el uso de una técnica nazi separando a la fuerza a niños de los brazos de sus padres y enjaularlos en centros de detención.

En este país, las autoridades violan, a veces legalmente derechos básicos, entre ellos el derecho al voto de minorías, el derecho al aborto, los derechos básicos de la comunidad gay, los derechos indígenas y ni hablar de los derechos laborales ya de por sí muy limitados, todo de manera impune. Las autoridades violan los derechos de protección de la privacidad al implementar varios programas secretos de espionaje masivo sobre su propia sociedad.

En torno al derecho de la libertad de expresión, hay campañas locales y estatales para prohibir libros antiestadunidenses en escuelas y bibliotecas. Gobierno de ambos partidos han perseguido a periodistas y sus fuentes, entre ellos denunciantes de violaciones por las autoridades, incluidos Edward Snowden y Julian Assange. Amnistía Internacional califica a Snowden de héroe de derechos humanos y denuncia que sea perseguido por la ley estadunidense. Cuando exponer un crimen es tratado como si estás cometiendo el crimen, estás siendo gobernado por criminales, opinó Snowden hace años.

Es un país que sufrió un intento de golpe de Estado impulsado por su propio presidente, y realizado por organizaciones ultraderechistas, parte de una amenaza neofascista que continúa abiertamente presente hasta hoy día. Sólo este pasado fin de semana, la legisladora federal Marjorie Taylor Greene, comentó en una cena de gala de conservadores en Nueva York que si Steve Bannon y yo hubiéramos organizado el ataque contra el Capitolio del 6 de enero hubiéramos ganado, ni mencionar que hubiéramos estado armados.

En torno a la corrupción, es un secreto abierto que el gran dinero de unos cuantos contamina el proceso electoral estadunidense y esa práctica corrupta goza ahora de la protección de la Suprema Corte, la cual hace unos años declaró que las contribuciones limitadas por los ricos a las campañas son nada menos que un ejercicio de ¡la libertad de expresión! Por otro lado, la crisis financiera de 2007 fue resultado de uno de los fraudes más grandes de la historia, pero ningún ejecutivo de Wall Street fue enjuiciado. Y la historia del ex presidente Trump es un ejemplo de cómo la corrupción es parte de los costos de hacer negocio y política.

Por lo tanto, tal vez el mejor regalo que pueden traer los Reyes Magos (que por cierto provienen de zonas muy sospechosas del este) a Washington este año es un espejo.

Mavis Staples. No time for crying. https://www.youtube.com/watch?v=Z7m-kbPOrl8

Playing for Change. Walking Blues. https://www.youtube.com/watch?v=_oL_pCjPgUg