Opinión
Ver día anteriorDomingo 14 de agosto de 2022Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
¿La fiesta en paz?

Ganaderos callados pero alucinados // Las mafias y sus cómplices

“N

os morimos, amor, y nada hacemos…”, le decía Jaime Sabines a alguien que amaba.

De no creerse el aturdimiento de los ganaderos de bravo en México: unos, vendiendo o rematando sus dehesas, otros mandando sus toros al rastro, algunos más comiéndose sus reses y no pocos mordiéndose las uñas sumidos en un creciente pesimismo, mientras unos alucinados rompen el silencio y entregan reconocimientos a defensores oficiosos de lo que va quedando de la fiesta brava de México.

Un boletín de prensa que hubo que completar para efectos aclaratorios, fechado el 9 de agosto pasado, dice: Ganaderos entregan reconocimiento al senador (suplente, es decir, sin participación en el Senado, ya que está en funciones el senador propietario) Pedro Haces.

En virtud de la defensa y la difusión que de la Fiesta Brava ha llevado a cabo (sic que retumbó en Puebla, Texcoco y Zacatecas) el senador y (autonombrado) presidente de la Asociación Mexicana de Tauromaquia (por él creada), Pedro Haces Barba, la Asociación Nacional de (Criadores de, pues los toros no se asocian, sino quienes los crían) Toros de Lidia (Anctl), le hizo entrega de un reconocimiento (de parte de unos cuantos) para exaltar esta labor que realiza día con día a lo largo del país.

“En una comida entre amigos, la mesa directiva de la Anctl, cuyo presidente es Germán Mercado Lamm, ganadero de Montecristo, junto con los criadores Benigno Pérez Lizaur, de Santa María de Xalpa; José Arroyo, de la dehesa que lleva su nombre; Pablo Suárez Gerard, de Campo Hermoso, y Manuel Sescosse Varela, de Boquilla del Carmen y director general de Tauromaquia Mexicana, se le otorgó una placa enmarcada.

“Como se recordará −añade el esperanzador boletín− las gestiones que este político ha realizado han sido vitales para evitar que avancen las prohibiciones antitaurinas en estados como Puebla y Sinaloa (este año el congreso local prohibió de nuevo las corridas), así como en la Ciudad de México, donde ha sostenido reuniones con la Comisión de Bienestar Animal, que preside Jesús Sesma Suárez, del (impresentable) Partido Verde, para contener dicha iniciativa.

Además, ha propuesto que se haga una revisión del Reglamento Taurino, así como la modernización de los instrumentos que se emplean para restar sangre durante el transcurso de la lidia, entre otras acciones, concluye el encomioso boletín. No pos sí, son maneras de intentar rescatar a la fiesta brava de animalistas ignorantes y de jueces alcahuetes, aunque no de los propios taurinos.

Porfirio Barba Jacob (1883-1942), seudónimo del colombiano Miguel Ángel Osorio Benítez, fue maestro, periodista, poeta, fundador de diarios, bohemio y escandalizante personaje que peregrinó por varios países del continente y se estableció en México, de donde fue expulsado por los años 30 −aunque luego volvería−, cuando se le ocurrió publicar este bonito epigrama: No hay en el mundo blasón / que a la verdad más se ciña: / el águila, la rapiña, / la serpiente, la traición, aludiendo a nuestro Escudo Nacional más que a los políticos de entonces.

Mafia se aplica, en tono despectivo, a un grupo organizado que defiende sus intereses sin mayores escrúpulos y perjudicando a quienes no pertenezcan a ese grupo y a la población en general. Su funcionamiento obedece a su afán de poder y a sus corruptas alianzas con las autoridades en turno. Así, padecemos mafias como la minera, la de distribuidores de alimentos y fármacos, la inmobiliaria recién descubierta en la alcaldía Benito Juárez o la tauromafia, apoyada hace décadas por esa demarcación. ¡Ah, que Barba Jacob tan exagerado!