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La carrera espacial de AL, enfocada en tecnología para el bienestar

En México creemos que los nanosatélites permitirán tener información que beneficie a todos, explica representante ante la ALCE

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▲ Durante los trabajos del proyecto Colmena.Foto cortesía de la UNAM
 
Periódico La Jornada
Martes 28 de junio de 2022, p. 2

Antes que colonizar otros planetas, la carrera espacial en América Latina está enfocada en el desarrollo de tecnología para el bienestar de los más de 650 millones de habitantes de la región, por ejemplo, para mejorar los sistemas de telecomunicación o diseñar satélites en la zona que impacten en la calidad de los servicios de conectividad, Internet, sistemas de navegación o, incluso, en el combate a la pobreza, entre otros aspectos.

Con ese objetivo nació en septiembre pasado la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), iniciativa de México (avalada en marzo por el Congreso), a la que se han sumado 20 naciones hasta la fecha.

Nuestro presente y sobre todo nuestro futuro está vinculado a seguir usando el espacio como un punto de análisis y de partida para el desarrollo tecnológico, explica Gustavo Alonso Cabrera Rodríguez, representante de nuestro país ante la ALCE, por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), y quien se ha dado a la tarea de promover la participación en el mencionado organismo de todos los estados latinoamericanos, así como de socios estratégicos, como la Agencia Espacial Italiana, que se sumó esta semana.

En entrevista con La Jornada, el antropólogo señala que al hablar de la carrera espacial generalmente las personas se quedan con la idea de lo que la NASA en Estados Unidos y la Agencia Espacial Rusa desarrollaron en los años 60 como parte de sus objetivos armamentistas, dirigidos en sus inicios en ver quién llegaba primero a la Luna. La realidad es que estamos en 2022 y todo lo que veíamos en la televisión ya es presente; hay que pensar en cómo lo vamos a aprovechar, ese es nuestro gran reto.

Sobre todo, la apuesta del nuevo organismo internacional, continua el especialista, tiene que ver con cómo utilizar el espacio para el desarrollo tecnológico y qué tecnología será. Mientras algunas naciones siguen fabricando satélites de varias toneladas de peso, en México creemos que son los nanosatélites de menos de tres kilos, en una ecoconstelación, los que nos permitirán tener información con múltiples beneficios. No solamente estamos por la formación de astronautas.

Encontrar los mecanismos para apoyar a las nuevas generaciones de estudiantes y profesionales aeroespaciales para que trabajen en propuestas que beneficien a la agricultura, la oceanografía, el medio ambiente, la cartografía, la exploración de recursos naturales, la inteligencia urbana o ayuden a actuar con oportunidad ante desastres naturales, entre muchas áreas de oportunidad, es la prioridad de la nueva Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio, que tendrá su sede en Querétaro.

Cabrera puntualiza que ese organismo regional “no es un invento, sus antecedentes vienen de los años 70 cuando en Chile se impulsó la propuesta de tener una agencia espacial latinoamericana. Lo que ahora hace México es rescatar esos intentos e iniciativas para formalizarlo.

“América Latina y el Caribe cuentan con el capital humano para conformar una agencia espacial. Por ejemplo, en Querétaro está la Universidad Aeronáutica, la única en el país especializada en la formación, tanto a nivel licenciatura como posgrado, en temas de aeronáutica y aeroespacial.

“Hay escuelas en otros estados que también se han distinguido en la materia, pero de manera aislada, es decir, necesitamos tener una estrategia interna y a la vez proponer una regional para sumar todos los garbanzos de a libra en una estrategia latinoamericana.

Queremos abarcar todos los eslabones de la cadena en la formación del capital humano, desde el más sencillo hasta el más sofisticado. Todos deben tener un reconocimiento en cuanto a la educación. La idea es que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) certifique a los estudiantes de cualquier país integrante de la ALCE y que sus estudios sean reconocidos en cualquiera de esas naciones, para facilitar la cooperación internacional, concluye el funcionario.