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Apuntes postsoviéticos

Una buena y otra mala

A

nte las restricciones al sector energético impuestas por Estados Unidos y sus aliados desde que Rusia comenzó su campaña militar en Ucrania, las cuales se agravaron con el sexto paquete de sanciones de la Unión Europea que prohibió de inmediato la importación de dos terceras partes del petróleo ruso, y que antes de finalizar 2022 alcanzará hasta 90 por ciento del mismo, es una buena noticia para Moscú que haya podido redirigir sus ventas de petróleo hacia el mercado asiático, China e India en primer término.

Por lo pronto, en mayo Rusia se convirtió en el mayor proveedor de crudo a China, desbancando a Arabia Saudita, con casi 2 millones de barriles diarios o, dicho de otra forma, logrando un incremento récord de 55 por ciento comparado con el mismo periodo del año anterior, de acuerdo con datos de la aduana china. En cuanto a India, también en mayo, la compra de petróleo ruso pasó de uno por ciento a 18 por ciento.

La expansión en los mercados asiáticos, junto con la subida de los precios internacionales del oro negro, hicieron que Rusia obtuviese en mayo, por exportaciones de petróleo, mil 700 millones de dólares más que en abril, según una estimación de la Agencia Internacional de Energía. El embargo al petróleo ruso establecido por EU y sus aliados, por ahora, no afecta mucho a Rusia y, en cambio, repercute negativamente en el precio de la gasolina en los países europeos.

La mala noticia para Moscú es que está ofreciendo su crudo con grandes descuentos que oscilan entre 20 y 33 por ciento por debajo del precio del mercado, un gesto que no pueden desaprovechar, sobre todo las petroleras chinas para llenar sus depósitos, mientras en la propia Rusia la gasolina dista de ser barata.

Rusia dejará de ingresar de la UE cerca de 10 mil millones de dólares al año y China teme que los excedentes adquiridos a proveedores rusos le causen más problemas con EU, que le sigue vendiendo crudo y sopesa prohibirlo, aparte de que el gigante asiático, cuando levante las restricciones por la pandemia del covid, requerirá un millón 600 mil barriles adicionales por día. A todo esto, en Rusia nadie quiere invertir para asimilar nuevos yacimientos que están en zona climáticas septentrionales adversas, en tanto ya se fueron los socios extranjeros y sus necesarias tecnologías.