Política
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Nosotros ya no somos los mismos

El proyecto editorial ciscado // Dos términos sobre el territorio inglés // Un jubileo de platino con limitada celebración

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▲ La reina Isabel sorprendió a todos en el último día de celebración por sus 70 años como monarca al salir un rato al balcón del Palacio de Buckingham.Foto Afp
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bligada sinopsis: en un pequeño territorio del ahora llamado Centro Histórico (lo era desde endenantes, pero se le reconoce y nombra como tal recientemente), tuve la suerte de toparme con un personaje que comenzaba ya a ser también, como el barrio, histórico. Aproveché el encuentro para platicarle que mi proyecto del momento era escribir un libro. No es presunción, pero les garantizo que de los 45 títulos a que me refiero les va a resultar imposible adquirir, ni en las librerías de viejo, algún ejemplar. Tal vez porque esos entusiastas proyectos jamás llegaron más allá de encendidas discusiones noctívagas y húmedas y unas arrugadas libretas escritas en los sistemas taquigráficos llamados Pitman o Gregg, cuyo conocimiento significaba, en aquellos tiempos, lo que hoy representa el dominio de Excel, Word y PowerPoint.

Pero sigamos con el sermón de la hostería: Julio continuó su homilía entre festivo, entusiasta, pero también sentencioso: de entrada, me parece una puntada muy de tu estilo –me dijo–, pero ahora con mayor calado, arduo trabajo y muchas responsabilidades. Requieres, para empezar, un equipo de investigación que no tienes. Si lo intentas tú sólo, para cuando tengas suficiente material, tu propuesta habrá perdido ya su mayor atractivo, que es la de escribir esquelas fúnebres de personas vivas, pues cuando las publiques ya todas se te habrán muerto. Luego, corroborar una y otra vez para que tu insólita idea no se convierta en un vulgar pasquín que te puede ocasionar, desde problemas legales, hasta represalias directas. Luego, como era su costumbre, o más bien su instinto, directamente me preguntó: ¿Y puedo saber a quiénes tienes enlistados? Por supuesto, contesté: al cardenal, al arzobispo, al obispo Méndez Arceo, fray Alberto de Ezcurdia. A (los ricos del momento) Manuel Espinosa Yglesias, Carlos Trouyet, Garza Sada, Isidro López, Azcárraga, etcétera. Y por supuesto, la clase política que me ocupará vastas cuartillas, las capillas intelectuales y la academia, obviamente. Como dijera el cronista de la clase dorada (y tan descarapelada) de la capital durante el siglo pasado y que se firmaba como el Duque de Otranto: se incluirá a los 300 y algunos más. ¿Y con quién abres boca?, insistió el siempre reportero. Julio, respondí, ¿qué pasó con ese olfato tan reconocido como envidiado? Tú serás el primero en saberlo si no, ¿cómo me vas a conceder la entrevista para afinar los detalles?… Saltó de su silla y comenzó a decir ¡condenado! Este encuentro tú lo planeaste... Providencialmente arribó el comensal retrasado, que si mal no recuerdo era fray Froylán. Sus disculpas, desde metros antes, me permitieron la graciosa huida porque metralla a dos fuegos no la hubiera aguantado. Última e innecesaria advertencia: si alguien acude a cualquier librería y pregunta por Obituarios anticipados, los encargados buscarán en los anaqueles y su computadora, se preguntarán unos a otros y habrá respuestas tan diferenciadas como: nunca lo he oído mencionar o, ya se agotó la última edición.

Y ahora paso a compartirles el significado de dos palabras: Albión y pérfida. Esto tiene sentido para explicar los comentarios siguientes. Los dos vocablos son de origen grecolatino (¡Oh fértiles lenguas, paridoras de muchas otras!) Albión se puede traducir como color blanco o gris claro. Así se perciben los acantilados de Dover cuando se arriba a Inglaterra desde el canal de la Mancha. Por su parte, pérfida (del latín perfidus), significa entre otras cosas, desleal, infiel, traidora. En ese sentido fue que se expresó reiteradamente Napoleón Bonaparte sobre Inglaterra durante las guerras de la Coalición y que el poeta francés (explicable por su origen aragonés) Augustin Louis igualmente usaba para instar a atacar desde sus propias aguas a la pérfida Albión.

Pues qué les platico: la Gran Bretaña ha cometido otro acto infame para agregar a los de su historial de metrópoli cruel, sanguinaria, esclavista y explotadora. Su ingratitud y sevicia me han obligado a prescindir de otros temas como las elecciones de ayer, para expresar mi enérgica protesta en favor, nada menos, que del exponente máximo del sistema de gobierno que más aberrante me ha parecido, desde sus orígenes hasta la actualidad: la monarquía. De esta inhumana, irracional, estúpida, infamante hablaremos más tarde; por hoy, sólo quiero plantear esta infamia: Isabel II, de 96 años y reina de Inglaterra desde hace más de 70, ella que según datos oficiales enterró a ocho presidentes de Estados Unidos y a cinco Papas, contempló nacimiento y derrumbe del Muro de Berlín, ascenso y final del Rey del Pop y de los maravillosos jóvenes a los que siempre llamo los vegetales. Vio al hombre llegar a la Luna y sólo comentó, cuántas libras costará ese viaje, ha sobrevivido a tres pandemias, entre otras al primer coronavirus del que nadie se dio cuenta, acaba de ser víctima de algo peor que un derrocamiento: los miembros del Real Consejo de Médicos de la Corona se han atrevido a prohibirle que tome más de dos martinis antes de dormir. ¿Verdad que contra la tecnocracia nadie puede?

Si quieren podemos seguir platicando al respecto, pero por ahora me entra el sospechosismo y en voz inaudible, me pregunto qué habrá sido de aquel indiscreto médico que se atrevió a sugerir: Señor Presidente, ¿y si le bajamos a las cubas de la noche o las posteriores a la sagrada comunión?

Twitter: @ortiztejeda