Número 171 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
¡A COMER!
El “Baile del barril” de pulque, en las celebraciones a la Virgen de los Dolores de Xaltocan, en Santa Cruz Acalpixca, Xochimilco. Leonardo Vega Flores
“La Curada” en las celebraciones al Señor de las Misericordias en San Pedro Atocpan, Milpa Alta. Leonardo Vega Flores

“Bien pueden bajarse, porque si no, los correremos a pedradas”

El caso del pulque y sus impuestos en Xochimilco en el s. XVIII

Leonardo Vega Flores  

En los preparativos del Domingo de Pentecostés de 1778, dos guardas enviados por el Administrador del Real Asiento del Pulque al pueblo de San Pablo Oztotepec, fueron advertidos por la población que no pagarían ningún impuesto al pulque, “que bien podían bajarse, porque si no, los correrían a pedradas”, por lo que era mejor no pasar a recaudar dicha renta. Las fuertes palabras de la población a los recaudadores manifestaban un problema que se había detonado en años previos por la intención del cobro de impuestos al pulque y que había provocado un “tumulto” en el pueblo de Santiago Tepalcatlalpan, donde habían muerto varias personas. El conflicto estaba extendido por las diferentes repúblicas de indios de la Jurisdicción de Xochimilco (en el siglo XVI solamente hubo una), que se puede estudiar como una región, porque sus pueblos compartían el mismo entorno de montaña y lacustre; y en buena medida, la problemática de las poblaciones también era común, en este caso, en torno a uno de los principales productos de relevancia social y económica de la Nueva España, especialmente para la población indígena, el pulque.

Es a través de expedientes del Archivo General de la Nación (AGN) generados a partir de la resistencia de la población a pagar los impuestos, que sabemos que en 1778 se envió al Administrador del Real Asiento del Pulque, José Durán de Inclán para el “reconocimiento de pulques que en su vecindad se tlachican”. El funcionario se quejó de lo siguiente: “… los naturales de la Milpa Alta y San Pablo de resultar de no querer contribuir derecho alguno del que causa el Pulque de sus cosechas, alegando que hasta ahora han estado libres”. En la comparecencia del 23 de mayo de 1778, el gobernador de Milpa Alta y los oficiales de república señalaron al funcionario que no pagarían nada, pues carecían de agua. Sin embargo, el recaudador señaló que eran muchos los pulques que “se cosechan y comercian en dicho pueblo”, y que maliciosamente “no permiten aguas por evadirse del Real derecho”, aunque contaban con “pila en la plaza, tanque y cañerías por donde antiguamente la conducían”. El funcionario reconocía que algunos pueblos tenían despachos de la Real Audiencia de “trece años a esta parte” para que por ningún motivo se les cobrará derecho alguno por los pulques que consumieran para su uso, pero sí por los que comerciaban.

Lo que sucedió en junio de 1778, mostraba un problema que venía de tiempo atrás y que se detonó con un tumulto ocurrido en el pueblo de Santiago Tepalcatlalpan y que para ese año se había extendido a los demás pueblos de la Jurisdicción de Xochimilco, a sus diferentes repúblicas de indios. En los diferentes pueblos se negaban a pagar los derechos del pulque que comerciaban, alegando no ser su costumbre. José Durán de Inclán no quería tocar al pueblo de Santiago Tepalcatlalpan, “hasta no allanar con suavidad a los demás, pues es constante que, en años pasados, por el mismo cobro se atomultaron; de modo que hubo muertes de por medio, y como desde este tiempo se dejaron, pueden alterarse en el presente”. Tumulto, de acuerdo con el Diccionario de Autoridades significa motín, alboroto, confusión popular que conspira contra su superior.

Lo ocurrido en Santiago Tepalcatlalpan no está descrito con profundidad en la documentación, solamente hay breves detalles. Queda el testimonio de que no estaban dispuestos a pagar el impuesto, “pues aunque los ahorquen, no han de pagar”. La autoridad colonial tenía temor de nuevos tumultos, pero finalmente, después de varios años, lograron cobrar impuestos.

A través de la documentación del AGN se tiene un panorama de la distribución de los magueyes por localidad, las dimensiones de las pulquerías y en dónde se consumía más bebida. En el año de 1798, los pueblos con más pulquerías se concentraban en la montaña, donde la población era mayoritariamente india. En Milpa Alta se contabilizaban 100 pulquerías (25 habitantes por cada pulquería), pero en San Francisco Tlalnepantla había 17 habitantes por cada pulquería. La cantidad de impuesto pagado también indicaba su tamaño. La única pulquería de Santiago Tulyehualco, pueblo lacustre, pagaba al mes la mitad de lo que pagaban en conjunto las nueve pulquerías de San Lorenzo Tlacoyucan. El pueblo de Milpa Alta era el que tenía más pulquerías y también era la población que pagaba más impuestos por el pulque.

La importancia del pulque se conservó en la región hasta bien entrado el siglo XX. Actualmente la producción de pulque en la región es pequeña y solamente en Santa Ana Tlacotenco es significativa. Es en fiestas patronales donde el pulque sigue teniendo mayor importancia, pues es central en algunas de ellas, como sucede con el “Baile del Barril” en Santa Cruz Acalpixca y la “Curada” en San Pedro Atocpan. El pulque sigue teniendo importancia en la región que, con todo y el avance de la urbanización, sigue manteniendo sus bosques, chinampas y terrenos de cultivo. •