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Ante la ultraderecha, las mujeres actúan en dos vías
L

o volvieron a hacer, como siempre: con dignidad, sin grandes masas, en términos claros y contundentes. Las Mujeres de Negro, expresión de fuerte carga simbólica del Movimiento Estatal de Mujeres de Chihuahua, se manifestaron este miércoles 8 al momento de la toma de posesión de la primera mujer gobernadora de ese estado: María Eugenia Campos, en Ciudad Juárez.

Hace casi 20 años al descubrirse los feminicidios del Campo Algodonero, las Mujeres de Negro surgieron y colocaron en la agenda nacional el doloroso asunto de los feminicidios. Hoy, la protesta de ellas tiene dos dimensiones: una local y otra global, ambas interconectadas, imbricadas.

En lo local, el Movimiento Estatal de Mujeres denuncia el desmantelamiento de la institucionalidad de justicia y protección a las mujeres por el gobierno panista entrante, la intención de éste de colapsar las instituciones que garantizan el acceso de ellas a una vida libre de violencia.

Hace dos semanas en estas páginas consignábamos que el proyecto de reingeniería de la administración pública del estado de Chihuahua, planteado por el equipo entrante, suprimía la Secretaría de Cultura y debilitaba a la Fiscalía Especializada en Delitos contra la Mujer por Razones de Género, al agregarle y atención a la familia. La movilización ciudadana logró evitar el tijeretazo a la cultura, pero no la dilución del aparato de administración de justicia para las mujeres. Ni la mandataria entrante ni su equipo accedieron escuchar y dialogar con las chihuahuenses.

No sólo es eso. También hay preocupación por que se cambie la orientación del Instituto Chihuahuense de las Mujeres, a pesar de la alerta de género decretada apenas el mes pasado y que haya una reducción del personal especializado para proporcionar sus servicios a las mujeres que los requieren. Adicionalmente se observa que, contra la tendencia nacional, en los puestos de primer nivel de su gabinete, la gobernadora Campos nombró a 15 hombres y sólo cuatro mujeres.

No es casual: la deriva del gobierno entrante se inscribe en la ofensiva de la ultraderecha global contra los derechos de las mujeres. Por más deslindes y rechazos que haya habido a la reunión de legisladores blanquiazules con el dirigente del ultraderechista partido Vox, Santiago Abascal, la agenda de este partido en lo que se refiere a las mujeres está muy presente en el gobierno recién inaugurado en Chihuahua: consideran la perspectiva de género como una ideología radical y hostigan a quienes la defienden incluso en las universidades públicas; están por la protección de la vida desde el momento de la concepción, incluso en el caso de embarazos no deseados, promueven el establecimiento del pin parental, es decir, la autorización expresa de los padres para que los hijos puedan recibir en la escuela educación sexual y reproductiva. Además, Vox, con sus seguidores en México, promueve la derogación de la ley sobre violencia de género y su sustitución por una ley de violencia intrafamiliar y la creación de un ministerio de la familia. Esto último estaba en la propuesta inicial de la gobernadora entrante, pero parece que se ha dejado de lado… por ahora.

También las mujeres chihuahuenses en lucha, sobre todo las de la frontera, tienen bien presente la reciente ley antiaborto, Heartbeat Act, de Texas, que la Suprema Corte de Justicia en Estados Unidos recién se ha negado a bloquear. Es la ley más conservadora en la materia hasta el momento. Prohíbe el aborto desde las seis semanas de concepción, incluso antes de que muchas mujeres se den cuenta de su embarazo; confiere a cualquier persona –sin necesidad de acreditar interés jurídico– la facultad de demandar a las clínicas y a las personas que hayan financiado, facilitado o practicado el aborto. Además, establece incentivos para los denunciantes del aborto de hasta 10 mil dólares, iniciando una especie de caza recompensas de abortistas, delatores a sueldo. Hay que decir que, desde hace muchos años, buen número de mujeres chihuahuenses, ante la negativa de despenalizar el aborto en el estado, han tenido que acudir a las clínicas legales que existen en El Paso, Texas. Si no fuera porque, gracias a las luchas de las mexicanas, el martes pasado la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional penalizar el aborto, la derecha seguiría pugnando por imponer leyes como la de los republicanos de Texas.

La ultraderecha tiene muchas caras: desde las huestes de Vox hasta los republicanos trumpistas, las bases del bolsonarismo, hasta los defensores locales de la Iberosfera. Están pugnando por imponer un orden global de signo reaccionario, un internacionalismo reaccionario. No se puede minimizar la amenaza; es mucho más que un tigre de papel. Por eso son muy importantes y necesarias las acciones locales con perspectiva global, glocalizadas, como las de las mujeres, estén vestidas de negro, de verde o como quieran.