París. Francia comenzó ayer el juicio contra 20 presuntos implicados de uno de los ataques más sangrientos en su territorio, seis años después de una noche de horror en París, en noviembre de 2015, que dejó 130 muertos y más de 350 heridos. El tribunal abrió este proceso en el Palacio de Justicia de París, con casi mil 800 partes civiles, muchos de ellos familiares de las víctimas.

El francomarroquí Salah Abdeslam es el principal acusado por las matanzas del 13 de noviembre en el Estadio de Francia, y en la sala de conciertos Bataclan. Cuando le preguntaron su profesión dijo que lo dejó todo para convertirse en combatiente del Estado Islámico, la organización yihadista que reivindicó el atentado.

Seis acusados son juzgados en ausencia y los otros 12, presentes en el tribunal, se limitaron a confirmar su identidad.

El presidente del tribunal, Jean-Louis Périès, pidió que se mantenga la dignidad de la justicia en este caso que la prensa francesa califica de juicio del siglo.

Hubo una pausa de unos 30 minutos por la indisposición del acusado Farid Kharkhach, quien según su abogado está deprimido, lo que motivó que Abdeslam denunciara que él y sus compañeros son tratados como perros en prisión.

Abdeslam es el único atacante con vida, y el juicio deberá esclarecer su papel exacto en los atentados.

De los 20 acusados, 12 se enfrentan a cadena perpetua por esa noche de horror en Saint-Denis, cuando un atacante suicida activó sus explosivos cerca del Estadio de Francia, durante un partido.

Más tarde, en el centro de París, dos comandos de tres hombres cada uno dispararon contra terrazas de bares y restaurantes, y balearon a los asistentes a un concierto en el Bataclan, donde la policía detuvo a varios atacantes.

Cuatro años de investigación permitieron reconstruir gran parte de la logística de los atentados y del recorrido que siguieron los miembros del comando: por una ruta migratoria desde Siria hasta sus escondites rentados en Bélgica y cerca de París.