Número 167 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Transiciones agroecológicas
Víctor Suárez Carrera. Cortesía Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural

Productores y comunidades campesinas indígenas: sujetos principales de la transformación agroalimentaria del país

Milton Gabriel Hernández García y Enrique Pérez La Jornada del Campo

La Jornada del Campo (LJC): ¿Nos puede explicar las características básicas del programa? En qué consiste, objetivos, presupuesto, número de productores (jóvenes, indígenas, mujeres), superficie, estados o regiones, productos agrícolas, dimensiones o componentes del programa, principales retos y dificultades que han enfrentado?

Víctor Suárez Carrera (VSC): Producción para el Bienestar (PpB) es uno de los programas estratégicos del Gobierno de México. Consiste en la entrega de apoyos directos a favor de productores de pequeña y mediana escala y su objetivo es dotar de liquidez a estos productores para que inviertan en labores, insumos y servicios relacionados con la producción del campo, de los cultivos elegibles: maíz, frijol, trigo, arroz, otros granos, amaranto, chía, café, caña de azúcar, cacao y miel de abejas meliponas y apis, estos dos últimos incorporados en 2021. Los recursos buscan impulsar la producción y la productividad por la vía de la sustentabilidad, con una visión integral que implica restauración de suelos, la independencia del productor respecto de las transnacionales de semillas y agroquímicos, la restauración de la salud de los suelos y la oferta de alimentos saludables para las familias productoras y para toda la población.

Para ello, los apoyos directos que se aplican en cuotas diferenciadas a productores de pequeña y mediana escala se complementan con dos estrategias: a) Estrategia de Acompañamiento Técnico (EAT), la cual atiende a productores de los cultivos mencionados, así como de leche de vaca, y b) Estrategia de Fomento al Acceso al Financiamiento. PpB cuenta este año con un presupuesto de 13 mil 500 millones de pesos y, en materia de apoyos directos, tiene la meta de atender a 2.3 millones de productores. El programa cuenta con un buscador de beneficiarios, donde aparece la información detallada —y con posibilidad de elaboración de gráficas interactivas— de los apoyos efectuados en 2019, 2020 y avances actualizados 2021. Se accede a él por medio de un banner que se muestra en la página web de la Secretaría de Agricultura. Allí se puede observar, con un corte al 30 de junio, que los productores beneficiarios hasta ese momento, un millón 978 mil 831, reciben apoyos para una superficie de 6 millones 597 mil 460 hectáreas.

El principal reto del programa Producción para el Bienestar es la transformación de los sistemas agrícolas y alimentarios del país, la transformación de los modelos de producción de Revolución Verde hacia modelos agroecológicos de producción y para este reto, para este objetivo, nuestra tarea principal es lograr la convergencia, la coordinación, la sinergia, con otros programas gubernamentales y otras dependencias federales para articular una acción unificada del gobierno federal en la línea de la transformación hacia sistemas agrícolas sustentables. Este es como el principal reto que estamos enfrentando, porque el programa PpB es un programa prioritario del gobierno federal que ha tenido recursos presupuestales crecientes: pasamos de 9 mil millones en 2019 a 11 mil millones en 2020, a trece mil quinientos millones en 2021 y estamos atendiendo a poco más de 2 millones de pequeños y medianos productores de granos, café, caña de azúcar, cacao, miel, chía, amaranto. Este programa se ha transformado incorporándose al componente de apoyo directo y de liquidez, la Estrategia de Acompañamiento Técnico (EAT) y la Estrategia de Acceso a Financiamiento (EAF). Pero por sí solo este programa no tiene la posibilidad de encarar esta transformación que he comentado. Necesitamos articularlo, hacerlo convergente en el territorio y con los productores junto con otros programas como son el programa de Precios de Garantía a cargo de Segalmex o como los programas de financiamiento a pequeños y medianos productores a cargo de Financiera Nacional para el Desarrollo y FIRA y también hacer la convergencia con el sistema de investigación agrícola superior y también con el sistema de sanidad e inocuidad alimentaria.

El problema es que históricamente había una fragmentación de la intervención de las dependencias del Estado en el campo. Cada dependencia tenía su propia estrategia, su propia clientela, sus propias reglas, sus propias culturas de trabajo y era un sistema de carácter feudal y que estaba más en función de los intereses de la alta burocracia, de cada programa o de cada dependencia, más que el interés de servir a un objetivo superior, de transformar las condiciones de vida y de trabajo de los campesinos en México. Ahora, lo que queremos es cambiar ese sistema por un sistema de colaboración, de coordinación, de convergencia al servicio de los campesinos y pequeños y medianos productores. Yo creo que ese es el principal reto que estamos observando en PpB, para que en conjunto podamos sumar todas esas fuerzas y recursos al servicio del pequeño y mediano productor y la transformación de los sistemas productivos.

LJC: ¿Cuál ha sido la respuesta de los productores en relación a Producción para el Bienestar?

VSC: Ha sido una respuesta que parte de la desconfianza en una primera etapa, porque este programa tiene como antecedente el Proagro productivo y el Procampo, que son programas que vienen desde 1994 a la fecha y que en las pasadas administraciones se burocratizó y se corrompió. Y entonces tenemos un problema de entrada y es que hay desconfianza para este nuevo programa. El segundo problema que hemos tenido es que en buena medida la operación ha sido con el personal de la Secretaría de Agricultura en los territorios, un personal que está desacreditado también por burocracia y corrupción, donde hay desconfianza. Entonces hemos tenido que remontar estas dos condiciones adversas y lo hemos hecho fundamentalmente a través de dos vías: una primera vía es la depuración del padrón de productores de PpB, en donde nos hemos enfocado claramente al pequeño y mediano productor. Así se ha percibido que este programa ya no es un programa que beneficia principalmente a los grandes agricultores de el país, sino que se ha concentrado en el pequeño y mediano agricultor. Y esto ha tenido una buena respuesta, porque se percibe que se está dando prioridad o preferencia a quienes en el pasado se despreciaba o se hacía a un lado. El otro elemento es que hemos operado con mucha eficiencia los apoyos productivos. Hemos apoyado con anticipación a las siembras. Normalmente este programa operaba con burocracia y sin vinculación a un objetivo productivo y de autosuficiencia alimentaria. No había una política de autosuficiencia, sino de dependencia alimentaria y no había una política de poner en el centro el potencial productivo del pequeño productor porque en el pasado se despreciaba o se descalificaba esta capacidad productiva, se daba esto como un apoyo de carácter asistencial. Nosotros empezamos a operar con mucha eficiencia y con mucha transparencia para que el apoyo llegue con anticipación. Pongo el ejemplo de que este año el 90 por ciento de todos los apoyos llegó entre enero y marzo, con mucha anticipación a las siembras y entonces esto fue ganando una mayor credibilidad al programa. Pero el otro elemento que ha sido definitivo es la EAT; es la creación de un equipo de técnicos agroecológicos y sociales que trabajan en el territorio con los productores, generando condiciones de diálogo y de acompañamiento a sus actividades productivas, tendiendo a innovar algunas prácticas agroecológicas en beneficio del productor y su unidad de producción. Entonces este segundo elemento, la EAT, al día de hoy nos ha permitido disponer de alrededor de mil técnicos y técnicas de campo con personal serio, comprometido con una mística de servicio que rompe con todas las lógicas burocráticas y corruptas que caracterizaban a la Secretaría de Agricultura en los territorios. Y esta estrategia ha permitido ganar confianza, ganar credibilidad y empezar a percibir al pograma PpB como un programa útil para la gente, útil para el pequeño y mediano productor.

PpB presenta, respecto de sus antecedentes Procampo y Proagro diferencias sustanciales. Si bien prevalecen los apoyos directos, éstos se han redireccionado hacia los productores de pequeña y mediana escala, cuyo universo en México representa el 85 por ciento del total de productores. Los productores de pequeña escala tienen hasta 5 hectáreas de temporal y los de mediana más de 5 y hasta 20 de temporal o hasta 5 hectáreas de riego. Tal redireccionamiento ha permitido la incorporación al programa de productores indígenas, que más de 60 por ciento de los apoyos se concentren en la región sur-sureste, y también ha permitido la incorporación de productores de nuevos cultivos, como fue café y caña en 2020 y este 2021 de cacao y miel de abeja.

El otro elemento de confianza que vamos ganando, es que buscamos siempre coordinarnos con otras dependencias y otros programas y también ser gestores de otras necesidades de los productores y de las comunidades, de tal manera que se percibe que nosotros estamos siendo útiles. Nos estamos convirtiendo en un instrumento de apoyo y de servicio a los productores, de tal manera que gradualmente, el PpB en estos ya casi tres años de operación, está afirmándose como un programa nuevo, como un programa que está al servicio del pequeño y mediano productor, que quiere hacer las cosas de mejor manera, con honestidad, con transparencia, con eficiencia y que también brinda otros servicios al productor, como es la EAT y una perspectiva de acceso a financiamiento adaptado al pequeño productor, así que yo creo que vamos avanzando gradualmente. No es fácil porque estamos surgiendo de un gobierno que se alejó del pequeño productor, que generó un vacío durante más de 30 años y la relación que se construyó era una relación de corrupción y clientelismo. Por eso, encontramos muchas condiciones de desconfianza cuando iniciamos nuestro programa. Gradualmente hemos revertido esto y vamos en una dinámica de crecimiento, de una mejor percepción y de una mejor relación de la gente con nosotros.

LJC: ¿Cuál es la cobertura del acompañamiento técnico respecto al total de beneficiarios del programa? ¿Cómo ampliarla?

VSC: Nosotros tomamos este programa con una cobertura de 1.6 millones de productores en 2018. En 2019 ya subimos a 1.9 y al día de hoy, este año 2021, cerraremos con una cobertura de 2.3 millones de pequeños y medianos productores. También es importante destacar que el programa ha incorporado a productores cafetaleros y productores de caña de azúcar en el 2020 por decisión de presidente López Obrador y para el 2021 incorporamos por primera vez al programa a productores de miel, cacao, chía y amaranto. La Estrategia de Acompañamiento Técnico se desarrolla en 34 regiones, en 500 municipios de 27 estados. Si las cosas evolucionan como lo tenemos previsto, al final de 2024 estaremos apoyando alrededor de tres millones de pequeños y medianos productores. Podemos llegar a esa meta, pero todo va a depender de la asignación presupuestal que haga el Presidente y la Secretaría de Hacienda y después la aprobación de la Cámara de Diputados.

LJC: ¿De dónde provienen y cómo se capacitan quienes dan acompañamiento técnico y social?

VSC: En primer lugar es importante destacar que nosotros hemos desechado el concepto de extensionismo agrícola, como un concepto autoritario, de dominación, de sojuzgamiento y que niega la centralidad y la importancia como sujeto productivo y de conocimientos del pequeño y mediano productor. Ese concepto de extensionismo es un concepto racista y clasista, de dominación, que plantea llevar desde afuera y desde arriba los conocimientos agrícolas a quienes no lo poseen, a quienes no lo tienen y que deben de manera impositiva y autoritaria, asumir, interiorizar. Ese es el concepto de Revolución Verde que se instaló en México desde los sesentas. Nosotros no queremos hablar nunca más de extensionismo agrícola. Por eso nosotros llamamos a nuestro modelo de trabajo con productores, acompañamiento técnico. Nosotros estamos para acompañar al productor y a las comunidades campesinas e indígenas en su papel central como sujetos de la transformación agroalimentaria del país, como sujetos de derechos, como sujetos que han tenido la capacidad histórica y tecnológica de desarrollar la agricultura y la domesticación de muchísimas plantas útiles además del maíz, y que han sido capaces de producir los alimentos que ha requerido el país en sus diversas etapas históricas y, que hoy mismo, a pesar del abandono y de la acción ofensiva contra la agricultura campesina de los gobiernos o regímenes neoliberales, existen, subsisten, resisten y siguen produciendo alimentos, siguen produciendo conocimientos, siguen siendo custodios de una diversidad genética de plantas alimenticias.

Nos planteamos que nuestro papel es estar junto con ellos, al lado de ellos, reconociendo su papel central en toda la política agroalimentaria del país y que ellos poseen una gran cultura agrícola, alimentaria y de manejo de recursos, de la cual son portadores y que recogen toda la cultura agrícola mesoamericana. Nosotros partimos de este hecho y solamente nos planteamos que vamos junto con ellos, acompañándonos en un trato horizontal, respetuoso. Le llamamos acompañamiento y diálogo de saberes. Los saberes tradicionales campesinos con los saberes técnicos o científicos de la ciencia occidental. Y que en este diálogo respetuoso se permite la posibilidad de que bajo decisión libre, autónoma, autogestiva del productor, de las comunidades puedan ir asumiendo procesos de transformación, adaptación, adopción de innovaciones y de transición hacia sistemas agroecológicos de producción y utilizar nuestra capacidad para sus propios fines. Así que, entonces este concepto es muy importante de resaltar. Segundo, las personas que participan en esta estrategia son de preferencia técnicos y técnicas que son de la región, son de la comunidad. Y hablando de comunidades indígenas, son hablantes de las lenguas indígenas de esas regiones. Y tienen un compromiso no solamente laboral y profesional, sino un compromiso ético, de servicio, de comprometerse a una acción trascendente, que es la transformación de los sistemas de producción para beneficio de los productores y sus familias y también del país en su conjunto.

Entonces es un personal altamente motivado por intereses profesionales y éticos de servicio y que tienen una mística de trabajo que hace que no estén regidos por horarios o procedimientos burocráticos para cobrar un salario, sino, en la medida que hemos podido seleccionar con estos criterios a este personal, y que lo hemos hecho evaluando su experiencia, su trayectoria, su formación profesional técnica, pero también hemos construido un mecanismo de confianza, cadenas de confianza vinculadas también a movimientos sociales en las regiones que ellos han generado recomendaciones y propuestas de técnicos y técnicas. Es decir, son técnicas y técnicos que en cierta medida ya han estado involucrados en procesos de trabajo regional, local, comunitario, que saben del trabajo campesino, del trabajo comunitario, que vienen de ahí y, que entonces también generan una sinergia muy importante con procesos en marcha. Nosotros no queremos descubrir el hilo negro y no creemos que llegamos a desiertos organizativos o de movimiento, sino que en el campo mexicano, hay muchas experiencias e incluso tratamos de reconocerlas y aprender de sus procesos, reforzar y apoyar el desarrollo de sus procesos en marcha. Y, si en otras regiones no hay tantos procesos, pues tratamos de impulsar participación comunitaria a través de las Escuelas de Campo y con procesos de diálogo, de autorreflexión comunitaria y de decisiones colectivas. Estos equipos son de lo más valioso que tenemos y de alguna manera han permitido una continuidad en el trabajo en estos tres años. Normalmente en la Secretaría de Agricultura se contrataban técnicos unos meses, se les dejaba de pagar 6 meses, 7, 8, 10 meses, se terminaba el año y se les dejaba de contratar y se suspendía su trabajo 6 meses, 3 meses y volvían a contratase bajo otras reglas, en otras regiones, bajo otras condiciones. Nosotros hemos tenido la capacidad y la posibilidad de darle una continuidad y certidumbre a los técnicos para que continúen. Evidentemente que también están sujetos a una evaluación de desempeño, es decir, quienes no cumplen con los trabajos, las actitudes y criterios de la estrategia de acompañamiento, bajo una evaluación que se hace primero entre pares y después con sus coordinadores territoriales, se va haciendo un proceso de depuración. De tal manera que cada vez tenemos un núcleo duro que ya va para el tercer año de técnicos y técnicas que están como enraizándose de mejor manera en las regiones, en los territorios y teniendo resultados acumulativos, porque es importante resaltar o reconocer que el proceso de transformación, es un proceso lento, gradual, complejo, que requiere ante todo ganarse la confianza del productor, ganarse la confianza del productor sin ofrecer nada, sin llegar por delante con un dinero, con un tractor o con un algo, sino es en la reflexión sobre la posibilidad y necesidad de cambiar las cosas y mejorar las cosas. El proceso de ganarse la confianza y construir confianza es un proceso lento, que se construye y se afirma en la medida que haya continuidad de los mismos técnicos del programa en el territorio y con la gente, y se van logrando construir relaciones de confianza. Y, creo yo, lo que ya estamos logrando en dos años y medio del programa de acompañamiento técnico y creemos que los logros, los resultados están siendo acumulativos gradualmente y se están observando y se están materializando. Nosotros creemos que esto debe continuar a lo largo de los siguientes tres años para poder producir cambios cualitativos en nuestra relación con los productores y en la propia práctica de los productores.

LJC: Para la transición agroecológica los beneficiarios convergen y se organizan en escuelas campesinas ¿no sería deseable que esta incipiente organización se extendiera a la producción de insumos, la comercialización, el financiamiento, etc.?

VSC: Parte de la estrategia general de acompañamiento técnico es lograr la autonomía productiva y de conocimientos de los productores y sus unidades de producción y sus comunidades, es decir, transformar el modelo de dependencia del exterior de todo tipo. Depender de las semillas, de los conocimientos, de los apoyos del exterior, genera una lógica de control y de extracción de valor sistémico desde la unidad campesina hacia el exterior, empobreciendo sistémicamente a los productores y a sus unidades de producción. Para logar una mayor autonomía y autosuficiencia una parte central es la autosuficiencia en la producción de insumos, y por eso tratamos de poner en el centro la posibilidad de que los productores y sus asociaciones locales produzcan sus propios fertilizantes biológicos, sus propias semillas, sus propios medios de inducción, de resistencia, etcétera. Y eso es un elemento que ha proliferado en todas las Escuelas de Campo con la construcción de biofábricas para la producción de abonos orgánicos sólidos y líquidos, lixiviados, reactores para la reproducción de microorganismos diversos tanto de origen local como inducidos y otros insumos biológicos para apoyar un manejo de los cultivos bajo los principios de la agroecología y de un principio de manejo que llamamos Modelo de producción de agricultura de conocimientos integrados y Manejo integral de cultivos inducidos (ACCI-MICI). Esto es la entrada principal de trabajo con los técnicos, con los productores. La reflexión acerca de la posibilidad y la necesidad de producir sus propios insumos y son de las primeras tareas que se llevan a cabo. Y hoy tenemos escuelas con muchas instalaciones para producir compostas, muchas biofábricas de pequeña escala de una unidad de producción o escala de varias unidades de producción o escala comunitaria más grande. Y esto está proliferando en todas las escuelas de campo de la EAT.

LJC: ¿De qué manera se articula el programa con la academia, con organizaciones de la sociedad civil y con otros programas de las administraciones federal, estatal o municipal, para hacer sinergia?

VSC: Un tema central para nosotros es la vinculación de la ciencia y tecnología con la agricultura campesina en la dirección de la transformación de los modelos de producción agrícola y agroalimentaria, en el sentido de la sustentabilidad, de la salud, de la justicia. Nosotros hemos hecho una alianza muy fuerte con el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (INIFAP) y lo que queremos es mover al INIFAP de la pasividad y del aislamiento hacia su vinculación con las Escuelas de Campo. El INIFAP es una entidad de la Secretaría de Agricultura del Estado mexicano que, a pesar del olvido en que se mantuvo durante más de 30 años e incluso se quiso desaparecer por el entonces presidente Vicente Fox, de todas maneras acumula una gran cantidad de científicos de primer orden. Sin embargo, estos conocimientos normalmente están aislados, están en los campos experimentales, están en los cubículos, están en los laboratorios, están en las publicaciones científicas y muy desvinculados de las transformaciones productivas y de los sujetos productivos. Por eso nosotros buscamos esa alianza con el INIFAP para acercar ese conocimiento a la práctica campesina. También hemos tenido una relación muy estrecha con el Conacyt a través de diversos centros públicos de investigación y diversos programas de apoyo y de vinculación de científicos con los campesinos principalmente, y sobre todo a raíz del decreto presidencial del 31 de diciembre pasado, que plantea la eliminación gradual del glifosato hacia el 2024 y la prohibición de la siembra del maíz transgénico en nuestro país.

Por otro lado, estamos en un acercamiento muy importante con el programa Sembrando Vida (SV). El programa SV junto con el PpB son los dos programas que tienen la mayor cobertura territorial y de productores pequeños en México. En Sembrando Vida hay 400 mil productores, sembradores, sembradoras en un millón de hectáreas. Nosotros, poco más de dos millones de productores y 6 millones de hectáreas, pero en muchos territorios concurrimos simultáneamente SV y PpB y en ese sentido, como SV no solamente plantea el tema maíz, milpa, sino también tiene una vertiente de cafetales y cacaotales, y nosotros también tenemos la vertiente café y cacao, en esos territorios estamos generando una coordinación de los equipos técnicos de SV y de PpB generando apoyos mutuos en capacitación, en experiencias, en conocimientos y en capacidades. Esto es muy importante porque normalmente con las entidades y los programas funcionan aparte y estamos haciendo un trabajo muy productivo y que se está estrechando cada vez más con el subsecretario Raúl Paulín, que tiene la responsabilidad del programa SV y por las relaciones con organizaciones y movimientos. Por ejemplo, este año tenemos una estrategia de apoyo a productores y productoras de miel de abejas con aguijón y abejas sin aguijón. Un aliado principal de este componente ha sido la Alianza Maya Peninsular. Es un proceso de comunidades de apicultoras y apicultores que no solamente defienden la actividad apícola como tal, sino también defienden la existencia de la cobertura vegetal en sus territorios frente a la deforestación para la extensión o ampliación de la agricultura industrial que se da en ciertas regiones de Campeche y del propio Yucatán y de Quintana Roo, pero también que están en contra de la siembra de semillas transgénicas y el uso glifosato y plaguicidas altamente peligrosos que también afectan a las colmenas y a la salud y a la formas de vida de las comunidades campesinas mayas de la península. Entonces aprendemos de sus conocimientos y sus estrategias y nos proponemos apoyar sus estrategias de desarrollo, de fomento de la apicultura con características de agricultura campesina maya, mezclando apicultura con milpa maya; el tema de defender el territorio contra la expansión de modelos de producción que devasta la vegetación y altera los modos de vida campesina. También vinculamos el tema de normas de calidad de la miel, acciones para evitar la adulteración de la miel y nos vamos involucrando en otros temas asociados y guiados por las necesidades de los apicultores ya más avanzados y desarrollados. Otro ejemplo es el tema de los cafetaleros con una experiencia de más 30 años y que se agrupan en la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café (AMECAFÉ), del Sistema Produto Café con los que tenemos mucho diálogo y mucha coordinación, a efecto de que nuestro programa fortalezca sus propias iniciativas y nosotros no inventemos cosas nuevas y más bien nos prestamos o nos consideramos como un instrumento de apoyo a sus iniciativas. También con la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC) -organización de productores de granos básicos-es otro ejemplo de vinculación y de retroalimentación. Ellos nos comparten sus experiencias y conocimientos en los modelos de transición agroecológica en granos básicos en el modelo ACCI-MICI y generamos ahí un diálogo constructivo con estos movimientos. Igual con algunos frentes o coaliciones en favor del cultivo del amaranto que se constituyen en algunas regiones del país y tratamos de generar diálogo con ellos y también integrar sus perspectivas a nuestra estrategia de trabajo, además de considerar sus prioridades en otro tipo de acciones como acceso a los mercados gubernamentales. El caso del amaranto, compras gubernamentales de amaranto o ver sus problemas están asociados al etiquetado de las barras de amaranto como evitar el etiquetado para que las compras de barras de amaranto puedan ser hechas por el DIF para los desayunos escolares, etcétera y nos vamos vinculando a todos esos temas. Pero tratando de que al mismo tiempo se diferencie que los apoyos productivos son directos al productor a través de un padrón, y para las coordinaciones de otro tipo, se consideran las iniciativas y proyectos de las organizaciones y movimientos establecidos desde hace muchas décadas en los territorios.

LJC: Desde su punto de vista ¿qué hace falta para que la nueva política agroalimentaria del gobierno de la 4T logre la meta de “alcanzar” la autosuficiencia alimentaria?

VSC: Hay que ubicar el contexto del gobierno de la 4T, que estamos hablando de un gobierno de transición, de tránsito de una política de dependencia a una política de autosuficiencia alimentaria. Y entonces lo que es más importante es la decisión política del cambio de rumbo, del cambio de política y que esa política también está inscrita en una política de transformación de todo el sistema agroalimentario y nutricional del país hacia un sistema que sea justo, saludable, sustentable y competitivo. Nosotros creemos que estamos sentando las bases de esta nueva política agroalimentaria y que de aquí al 2024 estarán mejor establecidas esas bases . No creo que seamos capaces de llegar a la autosuficiencia alimentaria en todos los cultivos, pero también quiero acotar que un primer tema de la política de autosuficiencia, es que quienes producen los alimentos tengan una buena alimentación, suficiente, nutritiva, de calidad, con pertinencia cultural. Este es, en primer lugar, el objetivo de la autosuficiencia alimentaria y que las regiones deficitarias se vuelvan regiones de autosuficiencia alimentaria, digamos, son las las de las metas más inmediatas o centrales de esta política. Y lo que necesitamos para adelante es que esta política requiere ser una política integral de autosuficiencia alimentaria, lo cual significa que debemos articular los diferentes programas, como PpB, Fertilizantes, Bienpesca, Precios de Garantía, SV y la acción de la banca de desarrollo y también lo que es muy importante, la acción de Conagua para disponer de agua en los cultivos de temporal y en las zonas que en las que tradicionalmente nunca se ha invertido en infraestructura hidroagrícola de pequeña y mediana capacidad. Este es el reto fundamental que tenemos por delante en los próximos tres años, para alinear todas las políticas, todos los programas, todas las instituciones en pos de este objetivo central de autosuficiencia alimentaria con campesinos, con agroecología, con alimentación saludable, con mercados locales, producción local, comercio de consumo local y con un sistema de de compras gubernamentales que le dé certidumbre también a la a una parte importante de la producción campesina.

LJC: ¿Qué nos puede platicar sobre la estrategia de financiamiento del PpB? ¿nos puede comentar más acerca de la estrategia de comercialización?

VSC: Los campesinos han estado excluidos históricamente del financiamiento y un reto es lograr que el financiamiento desde la banca de desarrollo constituida por la FND y FIRA, ese financiamiento llegue al pequeño y mediano productor en condiciones adaptadas y apropiadas. En ese sentido, lo que hemos avanzado es el diseño de un programa, incipiente, que se llama crédito seguro PpB, que está adaptado al pequeño productor beneficiario del PpB, para hacerlo de manera más ágil, con menos requisitos, sin garantías y con costos del crédito muy bajos en donde los incentivos que se proporcionan son al productor que cumple con sus obligaciones de pago pero que también está asumiendo un programa de transición agroecológica en sus cultivos. Por ejemplo, en este esquema de crédito seguro para PpB se genera la posibilidad de tener créditos con tasas de 6.5 por ciento anual, que son las tasas más bajas que pueden existir en México para la agricultura. Pero todo esto es el resultado de sumar los instrumentos disponibles en FIRA, FND y la subsecretaría de Autosuficiencia Alimentaria, a través del PpB, donde sumamos recursos y capacidades para mitigar los riesgos del crédito. Al mitigar los riesgos se pueden bajar las tasas de interés. Pero también los incentivos, los apoyos, están para quienes transiten a prácticas agroecológicas y para quienes paguen con oportunidad su crédito.Y una vez que lo hagan, entonces se le reembolsa al productor directamente hasta 4 puntos porcentuales de la tasa de interés. Es decir, que si la tasa de interés normal es 10 u 11 por ciento, un productor que asuma un proceso de transición agroecológica con acompañamiento técnico y pague oportunamente su crédito, al final se le regresan el equivalente a cuatro puntos porcentuales, quedando como tasa neta de interés anual, alrededor de 6.5 por ciento. Este es un primer modelo que estamos desarrollando y que estamos probando desde el año pasado, que está específicamente diseñado para el pequeño productor, desde un hectárea hasta cinco y hasta veinte hectáreas. Y esta posibilidad queremos masificarla en los próximos meses y años para que desarrollemos una inclusión financiera y que el componente de financiamiento se integre a toda la estrategia de impulso productivo de la agricultura en pequeña y mediana escala.

Por lo demás, el tema de la comercialización es un tema fundamental, un tema clave. En una parte, se plantea resolverla o apoyarla a través de los precios de garantía de maíz y frijol, a través de Segalmex como un compromiso presidencial muy fuerte que garantiza un precio por encima del mercado al pequeño productor y una garantía de compra. Este es un incentivo muy fuerte, muy poderoso que está generando mucho entusiasmo productivo. No es suficiente, por eso estamos tratando de desarrollar una respuesta mayor y es a través de las compras gubernamentales de alimentos. El instrumento, la herramienta de las compras gubernamentales de alimentos puede ser el otro eslabón final de la estrategia de apoyo integral para valorizar justamente la producción campesina y darle certidumbre a su comercialización. Creemos que no es suficiente que solo DICONSA-LICONSA haga esfuerzos por comprar productos campesinos porque está muy sujeto a la discrecionalidad y a la buena voluntad de un funcionario en turno. Lo que estamos buscando es que esta política de compras gubernamentales se erija a rango de ley o a rango de decreto presidencial, que obligue a las instituciones y a los servidores públicos y que también trascienda a la actual administración, de tal manera que si cerramos esta parte importante de los eslabones de las cadenas productivas que es la comercialización, podemos e impulsar de mejor manera la estrategia de autosuficiencia alimentaria. Claro que una parte importante a lo largo de toda la cadena es la organización campesina, la organización del pequeño productor, la asociatividad del pequeño productor de manera independiente, autónoma, autogestiva, para generar mayores capacidades de negociación, de gestión ante los mercados, ante las instituciones, para su propio beneficio.

LJC: A casi 3 años de operación de PpB ¿cuál es su balance, reflexión y análisis, crítica y autocrítica?

VSC: Puntualizo tres cambios paradigmáticos. 1. La política de autosuficiencia alimentaria, 2. La centralidad de la agricultura campesina en las nuevas políticas para el campo mexicano, 3. La transición agroecológica, el rompimiento y trascendencia del modelo hegemónico de revolución verde hacia un modelo de futuro, de vida, que es el modelo agroecológico. Entonces estamos sentando las bases de esta nueva política y este cambio paradigmático. Sin embargo, algunas deficiencias que observamos son en dos dimensiones: 1. La insuficiente coordinación institucional y convergencia de programas e instrumentos del Estado mexicano en la dirección del rescate del campo y la autosuficiencia alimentaria y 2. El vacío de las dependencias, en este caso de la Secretaría de Agricultura, en los territorios. Tenemos una Secretaría disfuncional, que no está hecha para servir a los campesinos en sus territorios, en sus necesidades. Estos dos elementos de autocrítica y limitación, deben ser superados, para poder cumplir con el compromiso presidencial y el Plan Nacional de Desarrollo para el rescate del campo y la autosuficiencia alimentaria.

DISPERSIÓN POR ESTRATEGIA
Estrategia Metas Avances
No. de Productores Monto Productores Monto
Número % MDP %
Total 2,300,000 12,605 1,978,923 86 11,329.2 89.9
Granos 1,797,300 9,298 1,647,312 91.7 9.137 98.3
Amaranto y Chía 2,700 20.5 592 21.9 3.1 15
Café 250,000 1,550 184,620 73.8 1,144.7 73.9
Caña de azucar 170,000 1,241 124,033 73 905.4 73
Cacao 40,000 248 7,692 19.2 47.7 19.2
Miel 40,000 248 14,674 36.7 91 36.7

LJC: ¿Cuáles son las expectativas de PpB para los próximos 3 años?

VSC: Por un lado, resaltar el papel que ha jugado el Grupo Intersectorial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (GISAMAC) en la transformación del sistema agroalimentario y nutricional. (Dicho grupo) es un intento de construir una nueva institucionalidad en pos de un objetivo de transformación, en este caso, el sistema agroalimentario y nutricional y eso es lo que ha dado una perspectiva de la nueva forma de gobierno que impulsa el presidente López Obrador. El segundo elemento de futuro y de construcción, es el modelo de los Centros Integradores de Desarrollo, impulsados por el presidente, a través de la coordinación de los programas del bienestar, que es la nueva estructura de gobierno federal en los territorios, de manera más cercana a la gente y a sus necesidades, los cuales hay que seguir impulsando, tanto a nivel nacional como territorial, hasta desarrollar un cuarto nivel de gobierno, un cuarto nivel de poder popular, de poder comunitario, muy cercano a la gente, con una interacción gobierno – sociedad inédita, que es lo que está demandando la 4T, en sus relaciones gobierno – sociedad: democracia directa y participativa, complementaria a la democracia representativa.•