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En 24 años, gobiernos reprobados en comicios intermedios
 
Periódico La Jornada
Domingo 6 de junio de 2021, p. 3

Identificadas cíclicamente como referendos de las administraciones presidenciales, las elecciones intermedias de diputados federales en México han provocado, desde 1997, importantes reveses para los últimos gobiernos federales, con excepción de Enrique Peña Nieto, quien pudo mantener la correlación de fuerzas en San Lázaro.

Durante los sexenios de Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón sus gestiones sucumbieron a esta prueba, perdiendo el control de este enclave fundamental para la gobernabilidad de la segunda mitad de sus periodos.

Este domingo estará en juego la renovación de la Cámara de Diputados, que tendrá como ingrediente principal la instrumentación de una nueva figura: por primera ocasión legisladores en funciones podrán relegirse en su puesto. Aunque en principio generó gran expectativa en la actual Legislatura, por diversas razones únicamente 195 diputados lograron la postulación para repetir su encargo en los distritos por los que contendieron en 2018.

Como preámbulo al fin de la era de hegemonía priísta en el poder, la elección intermedia de 1997 fue la primera en que un presidente del PRI perdió el dominio del Congreso frente a la oposición. Acostumbrados a controlar la agenda legislativa, garantizar la asignación presupuestal a la decisión del presidente en turno, el resultado fue insólito y convirtió la segunda parte del sexenio en una operación compleja para sus asuntos prioritarios.

Con sólo 239 diputados priístas, la oposición en su conjunto se hizo de la mayoría en la Cámara de Diputados, con 121 legisladores panistas y 125 del PRD, principalmente. El inicio de la era de gobierno dividido precipitó una crisis en la gobernabilidad en San Lázaro.

Las expectativas del cambio generadas en 2000 por Vicente Fox muy pronto se disiparon. Con 224 diputados de la denominada Alianza por el Cambio conseguidos en ese año, para 2003 el panismo en el poder resintió el acelerado desgaste de las ocurrencias foxistas y las nulas transformaciones en el sistema.

A la mitad del sexenio, con sólo 153 legisladores, el blanquiazul perdió gran parte de su capacidad de negociación en San Lázaro. El PRI retomó vida con 222 diputados electos en 2003, más los 17 de su aliado, el Partido Verde.

Después de su polémico triunfo en 2006, con la sombra de la ilegitimidad, el panista Felipe Calderón pudo contar con 209 legisladores que le permitieron, con la interlocución del PRI, anular la fuerte presencia de legisladores de la coalición Por el Bien de Todos, que en conjunto representaban la segunda fuerza en el Congreso.

El resultado de las elecciones de 2009 significó una crisis interna para el PAN tras la derrota en los comicios intermedios, presagio de su caída en las presidenciales de 2012. De poco más de 200 legisladores que tenía, cedió 63 espacios a la oposición, provocando la renuncia de su entonces dirigente, Germán Martínez, ante el fracaso blanquiazul. La historia se repetía por tercera ocasión.

Los comicios intermedios de 2015 fueron la única excepción desde hace 24 años. El priísmo y sus aliados retuvieron el control de San Lázaro que habían conquistado en 2012. La crisis del tricolor sobrevino un año después, con la derrota en diversas gubernaturas.

Hoy, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador someterá a las urnas el balance de sus primeros tres años de gestión con un precedente muy elevado: más de 300 diputados elegidos en 2018.