"La Jornada del Campo"
Número 164 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Vacunas: entre la esperanza y el negocio

Tlajtoltlapalewilistli: la palabra que ayuda

  Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan

Hace 20 años cuando se nos brindó la oportunidad de contar con un programa de radio en la XEZV la Voz de la Montaña, de inmediato pensamos en el nombre que identificaría esta producción radiofónica. Les pedimos a los maestros y maestras de los tres pueblos indígenas, que nos dieran algunas sugerencias. El que más nos gustó fue Tlajtoltlapalewilistli, que es un término Nahua, que expresa con mucha vivacidad el poder de las palabras. Desde entonces hemos tomado muy en cuenta la cosmovisión de los pueblos para hablar de los derechos humanos, recuperando la dimensión comunitaria y su concepción de la dignidad humana.

Ha sido un gran desafío informar a la población indígena sobre la importancia de la vacunación contra el Covid-19. Realizamos un programa para hablar de la llegada de las vacunas en los municipios Me’phaa de Malinaltepec, Tlacoapa y Zapotitlán Tablas. También les informamos que se aplicarían en la Ciudad de Tlapa, Huamuxtitlán y Xochihuehuetlán, donde hay población Nahua y varias colonias de familias Na savi y Me’phaa. En nuestros mensajes notamos una gran deficiencia, por no producirlos en lenguas maternas. Fue una gran lección constatar cómo los comisarios y algunas amas de casa, que tienen bocinas, invitaban a la población para que acudieran a vacunarse. Afloraron sus habilidades lingüísticas. En algunas comunidades Nahuas del municipio de Xalpatláhuac y Tlapa, la gente se familiarizó con el siguiente llamado: Xiwalakaj anmechtlaliliskej pajtli pan anmoajkoltej, ijko amo anmokokoskej ika tlen kiliyaj Covid, que traducido al español significa: vengan, les van a poner medicina en el hombro. Así no se enfermarán del llamado Covid. Otra fórmula más creativa fue la siguiente: Xiwalakaj anmechtsopiniskej pan moajkoltej, chika ijko amo anmokokoskej, vengan les van a picar en el hombro, para que así no se enfermen.

Entre los hablantes de la lengua Me’phaa, hubo versiones diferentes por sus variantes lingüísticas. En algunas comunidades a la medicina inyectable se le conoce como thana ètso guxa, para referirse a un hueso puntiagudo y que tiene que ver con las agujas de hueso que antes elaboraban los especialistas religiosos, las artesanas y médicas tradicionales. En otras partes lo expresan de la siguiente manera: Áyu mbíya thána, ve a tomar el medicamento. Májana thána jma itsú, te darán medicamento inyectado. Nákha thána múda xábu wanu, jmu xúye nándi, es el medicamento para que los adultos mayores no les pegue la enfermedad. En el llamado que hicieron algunas autoridades y personal médico que hablan la lengua Me’phaa, lo comentaron así: Mújwa jna gúwa ñáju jmu Maján thána jma ítsu, vamos a la comisaría para que te den medicamento inyectable.

En las comunidades Na Savi los avisos que dieron algunos comisarios apoyados por maestros y enfermeras fueron los siguientes: Na nana, xina tata uni xiko cuiya chii nino, xindi ñuu, cuna vee chiñu no ndikundana, na yani tukuna, ña kana xii vacuna, xaa ña kue nani coronavirus: las señoras y señores de 60 años y más, deben de acudir donde pertenecen, para recibir las vacunas, contra la enfermedad que se llama coronavirus. Tu’kuu, ña xani kue’en, explican la vacuna de manera figurativa, como la aguja que quita la enfermedad.

En Mixtecapa, la señora Evarista, indígena Na Savi con mucho garbo nos comentó: Yo estaba en el campo, cuando mi nieto me gritó: dice mamá que vayas rápido a la casa. Pensé que algo malo le había pasado. Me dijo que escuchó en la bocina del pueblo, que bajáramos a vacunarnos. Buscó mis papeles y nos fuimos a la comisaría. Ando toda sucia porque estaba en mi parcela. Vine porque mi hija me insistió. Yo no quería porque aquí no hay esa enfermedad. A mí no me da miedo, porque sé que soy fuerte. Tengo 65 años y voy al monte a traer leña, y ahora que pase la fiesta de San Marcos haré mi tlacolol para sembrar. Acá comemos quelites, por eso estamos sanas. Le tengo más miedo a los balazos que tiran los del otro pueblo, que están peleando tierras y que el gobierno no hace nada. Nosotras pagamos las consecuencias.

Doña Virginia bajó a Malinaltepec para vacunarse. Gastó 120 pesos para el pago del pasaje. Tuvo que endeudarse con tal de protegerse del Covid-19: escuché en la bocina de la comisaría que estaban invitando a vacunarse en Malina, y como leyeron en Me’phaa el escrito que envió el presidente, me animé para ir. Mi hijo que es maestro me habló por teléfono para pedir que me vacunara.

Filogonia, una enfermera Me’phaa de Tlacoapa, no sólo se preocupaba de que la gente no acudiera a vacunarse. Su mayor problema era la luz eléctrica que es muy inestable y ponía la temperatura de las vacunas. Por eso hicieron guardia las 24 horas, para poner bolsas de hielo al biológico, cuando se iba la luz.

Las voces y los testimonios de la población indígena son “la palabra que ayuda” que hacen efectiva la vacunación contra el Covid-19 en la Montaña. •

A la espera de la vacuna.  TlachinollanA la espera de la vacuna. Tlachinollan