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El coloso de Lázaro Cárdenas, de Carmen Parra, dará la bienvenida en el puerto michoacano

Escultura de seis metros de largo que se colocará en el parque ecoturístico Amalia Solórzano, de próxima apertura // Su fin, que sea símbolo del municipio, apunta la artista

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▲ En entrevista, la escultora señaló que tiene la firme convicción de que los artistas deben interactuar con la comunidad.Foto cortesía de Carmen Parra
 
Periódico La Jornada
Martes 4 de mayo de 2021, p. 5

El coloso de Lázaro Cárdenas es una escultura realizada por la artista Carmen Parra en colaboración con el escultor guerrerense Cresencio Oregón (Santa Fe Tepetlapa), con el fin de dar una imagen al puerto michoacano Lázaro Cárdenas con base en las culturas ancestrales de la región.

El cocodrilo de seis metros de largo, realizado en cemento armado pintado, dará la bienvenida a los visitantes al parque ecoturístico Amalia Solórzano, que se construye en la costera, cuya inauguración está prevista para finales de julio. La escultura fue hecha en Pantla, Guerrero, en el taller de Oregón, y será colocada a la entrada del parque el 5 de mayo.

Ya que el puerto Lázaro Cárdenas carece de una imagen simbólica, sus habitantes quieren que lo sea el cocodrilo, una de las representaciones de poder del mundo prehispánico de la Costa Grande, expresa Parra, quien radica desde hace un año en Buenavista de Cuéllar, Guerrero.

El cocodrilo de Parra retoma la tradición de la imagen de un animal totémico. A la pintora, quien estudió antropología, siempre le gusta documentar sus proyectos artísticos; entonces, actualmente trabaja el símbolo de ese reptil con el arqueólogo Rodolfo Lobato, del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Guerrero. Uno de los grupos étnicos del que se tiene registro en el área son los cuitlateca, quienes tomaron al cocodrilo como símbolo de poder por ser uno de los principales depredadores de ríos, lagunas y manglares, y, a su vez, es responsable de mantener la vida, señala la artista.

Los grupos prehispánicos de la Costa Grande dentro de su pensamiento simbólico asociaban la accidentada topografía de la Sierra Madre del Sur con el lomo de un gran cocodrilo que habitaba en áreas primigenias. La madre Tierra era parte de un gran lagarto. Este sistema de pensamiento tuvo larga duración. Sus alcances políticos y culturales en la época prehispánica se extendieron también hasta las costas michoacanas.

A pesar de que la mordida del cocodrilo es la más fuerte de todo el reino animal, la escultura de Parra está concebida para que los niños jueguen en torno a ella. Siempre llena de proyectos, la artista hizo una serie de dibujos acerca del cocodrilo y quiere publicar un libro, además de montar un espectáculo.

Desde hace 25 años, Parra visitaba Buenavista de Cuéllar; sin embargo, hace un año estableció allí su residencia a raíz de la pandemia por el Covid-19. Tiene la firme convicción de que los artistas deben interactuar con la comunidad. Lo que más le gusta es colaborar en el proyecto cultural de la zona dado que Guerrero es un estado muy conflictivo y con muchas carencias.

Ya había hecho una escultura pública en Troncones, Guerrero, en honor de la canadiense Nicole Dugal, quien promovió el desarrollo turístico del lugar. También ha realizado una serie de tortugas en escultura en vista de que éstas llegan a la playa a desovar. Se trata de una campaña para conscientizar a la población respecto de las tortugas. Mi trabajo en torno a los animales siempre tiene que ver con la necesidad de salvar a la naturaleza, refiere.

Está contemplado que Parra haga más cocodrilos. El coloso de Lázaro Cárdenas se puede considerar un proyecto piloto, en la medida de que los artistas no suelen ser incluidos en empresas de este tipo realizadas de la zona.

Como es una novedad, estamos probando si podemos trabajar juntos. Para el proyecto, Carmen Parra trabaja directamente con la cámara de comercio del puerto de Lázaro Cárdenas.