Opinión
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Posturas
C

on la vista, la voluntad de triunfo y las tareas diarias involucradas en la lucha por el poder, los actores políticos del país despliegan sus armas. Muy pocos temas quedarán sin ser tocados por tan envolvente acontecimiento. La renovación de ciertos poderes trascendentes entran en la disputa. Cada suceso, por baladí que sea, es una oportunidad para incidir en el ánimo colectivo. La atmósfera se carga al instante con pronunciamientos partidarios. Líderes, gobernantes de diversos niveles y demás personajes que integran el rejuego electoral del país no dejan pasar oportunidad. Hasta cualquier simple ciudadano, sin desearlo o por accidente, tiene, a veces, parte sustantiva en el proceso.

El asunto se recrudece por la misma polarización prevaleciente. De un lado basculan todos aquellos que apoyan la renovación del anterior régimen de gobierno. En la otra esquina, una coalición de intereses se apila en busca de retornar al modelo de privilegios, vigente hasta hace apenas dos años. Entre estas dos tendencias y posturas se va conformando el panorama que dará sentido a tan cruda contienda en proceso. Nadie da su brazo a la mínima distracción del cauce principal. Todos se alinean en uno u otro bando en busca de un mejor lugar para sus intereses.

Esperar una tregua o señal de comprensión de las opuestas posturas es ingenuo o tonto. Nadie parece, siquiera, echar una momentánea mirada hacia el otro bando. Cada quien en su trinchera intentando capitalizar cualquier hecho, dicho o deshecho que pueda acontecer alrededor. Trátese del curso de la pandemia con sus hospitalizados y decesos o soslayando aquellos que vencieron el contagio. La marcha de vacunación es un nuevo y agudo elemento de contienda. Unos para promover su avance y publicitar los efectos de defensa ante el mal. Otros para acentuar lo insignificante del número de vacunados ante las cantidades indispensables para contrapesar el virus. Pero, a pesar de este curso del pleito, el ánimo popular ha recibido, casi desde que se dio el primer pinchazo en un brazo mexicano, claro golpe de esperanza. En la medida que se ha ido acelerando la vacunación el sentimiento de alivio va oxigenando el encierro. El miedo parece menguar, a pesar de la todavía incipiente cantidad de los vacunados. Las comparaciones con lo que está sucediendo en otros países parece inevitable. Los que han acaparado suficientes dosis para avanzar con la esperada velocidad forman el cuadro imitable. Los hay también aquellos que aseguraron sus compras de mejor manera que otros y, por tanto, se usan como medida de éxito o fracaso. También se viene profundizando en la calidad de las distintas vacunas. Por suerte para millones –la cualidad inherente a cada dosis– no parece inclinar los alegatos de cada bando en la ­disputa. Muy a pesar de los intentos gubernamentales por situar, debidamente, el orden y las prioridades en la vacunación, siempre pueden aparecer los prietitos en el arroz. Tal parece que las urgencias por quedar a salvo del contagio es un impulso casi indetenible. Sujetar la sobrevivencia al orden establecido es difícil de aceptar. Por esto se entiende y hasta justifica el turismo vacunador.

Las distintas candidaturas que ya se han dado a conocer encierran un cúmulo de premoniciones y destilan las venturas que llevan atadas. Uno y otro grupo de contendientes han ido sembrando los perfiles de sus abanderados. Y, al hacerlo, contaminan o promocionan el destino y las oportunidades de los demás. Nada parece quedar fuera de la integración que se va configurando con el día a día. Los pronósticos de triunfo o fracaso son inherentes a los candidatos, al pasado partidario, las circunstancias del presente y la propaganda que les impulsa. La ciudadanía, trocada en elector se ha ido destilando con la historia de pasadas contiendas y el cumplimiento de promesas. Todo quedará incluido en la cuenta final. Una candidatura, en especial, se presta para dirimir tópicos paralelos. El feminismo militante se opone, con furia singular, a Salgado Macedonio en su dilatado asalto a la gubernatura de Guerrero. Fuerzas laterales se trepan al carro crítico y enfocan sus baterías contra AMLO y su defensa del polémico guerrerense. Se profundizan los alegatos de la incomprensión presidencial sobre la naturaleza del problema implicado en las denuncias, por violador, del aspirante. Los costos de dicha candidatura crecen y, con seguridad, serán saldados a futuro.

La inminente aprobación de la iniciativa eléctrica, preferente, enviada al Congreso matiza la contienda por el poder. La decisión de regularizar el defectuoso mercado eléctrico, plagado de abusos y trampas, es pretensión indeclinable de los morenos. Hay al respecto un núcleo de aspiraciones soberanas implicadas en las correcciones en marcha. Se incidirá, para bien, sobre la eficiencia de la economía nacional.