"La Jornada del Campo"
Número 160 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
Ecoinnovación rural

Ecoinnovación, caso Xuajin Me’ Phaa

Graciela Carrillo, Edgardo Mota, Hilda Ramírez y Angel Vázquez

La ecoinnovación es un concepto que deriva de la idea clásica de la innovación sumando, el componente de la sustentabilidad, con importantes desarrollos que ya se reconocen en el campo científico y manufacturero. Sin embargo, poco se dice de la ecoinnovación en otro tipo de organizaciones que forman parte de la realidad de nuestro país. Las organizaciones rurales dedicadas principalmente a la agricultura, también innovan en un sentido estrictamente ligado a la conservación y buen manejo de sus recursos naturales.

En el caso de la agricultura, diversas comunidades han retornado a prácticas agrícolas tradicionales, compatibles con el medio ambiente y con la salud humana, adoptando la agroecología. La agroecología se concibe como una ecoinnovación de carácter sistémico, toda vez que significa una nueva forma de trabajar y producir, que se transmite a las generaciones actuales, con la plena conciencia de que se hace para proteger los ecosistemas y los recursos naturales.

La Organización Xuajin Me’Phaa AC se crea en el 2004 con la participación de seis comunidades; dos años más tarde inician la Cooperativa Numa Gamaa Ski Yu Me Phaa con 467 productores, en la cual actualmente se inscriben 1 050 familias de 17 municipios. En un contexto geográfico, socio-económico y político muy complicado, esta organización ha logrado impulsar el proyecto de agroecología entre los productores indígenas de la región.

Xuajin Me’Phaa se encuentra asentada en la región de la Montaña de Guerrero, una de las regiones más pobres del país; cerca del 80% de su población es indígena y el 86.7% vive en situación de pobreza y pobreza extrema (CONEVAL, 2015), con severas carencias en materia de educación, alimentación y salud. La condición de pobreza en esta región es histórica; con ese antecedente, en la década de los años setenta llegan a la región un grupo de misioneras católicas, con el objetivo de atender las necesidades de los pobres, los enfermos y los marginados. Estos esfuerzos avanzaron a lo largo de tres décadas para realizar actividades de capacitación, pequeñas obras de infraestructura y el impulso a la agricultura orgánica, enfrentando siempre problemas de financiamiento y abuso de intermediarios y caciques.

En el año 2002, por invitación de las misioneras llega a la región una socióloga experimentada en el trabajo colectivo y la agroecología. Con ella se impulsa la adopción del Programa de Promoción Humana, e inician sus trabajos con el reconocimiento de su diversidad cultural y con actividades para la protección y rescate de los recursos naturales orientadas a la restauración ecológica de los ecosistemas de la Montaña, bajo un enfoque productivo y prácticas agroecológicas en las parcelas y los traspatios.

Los incentivos para dar paso a este proceso de cambio fueron: la extrema pobreza en las comunidades y la falta de oportunidades para los jóvenes. La filosofía de la promoción humana les ayudó a reconocer su problemática y a focalizarse en las oportunidades de la agroecología para mejorar la producción de sus parcelas y la recuperación de sus conocimientos ancestrales. Al realizar el diagnóstico comunitario llegaron a la conclusión de que las primeras tareas de la organización deberían enfocarse en actividades para la recuperación del agua y del suelo, protegiendo las áreas circundantes a manantiales mediante trabajos de reforestación y conservación de suelos, realizados con trabajo común organizado. Los impactos son evidentes desde el momento en que los productores se enfocaron en la diversidad biológica y lograron producir cultivos variados en su parcela, para su sustento y el de sus familias, así lograron mejorar su alimentación y salud. Por otro lado, con la recuperación de sus tradiciones y conocimientos ancestrales, vinculados a mejorar el entorno, racionalizar y preservar los recursos naturales, reciclar y reducir los impactos negativos, se ha logrado restablecer su cultura como forma de vida para las nuevas generaciones.

Sin embargo, también enfrentaron y enfrentan fuertes barreras, ya que el modelo choca con los intereses políticos de la zona, afectando intereses de acaparadores, comercializadores de agroquímicos, caciques, organizaciones delincuenciales vinculadas a la siembra de narcóticos en la montaña y hasta los mismos funcionarios que reparten el fertilizante; también enfrentan dificultades para comercializar sus productos y sobre todo falta de finaciamiento, lo que determina la mayor o menor actividad de la organización, ya que en las etapas en que no se tienen recursos, las actividades de la cooperativa que se destinan al mercado dejan de realizarse y los socios se ausentan de la organización.

El trabajo colectivo, el impulso de la asesora externa, la recuperación de liderazgos comunitarios, la cooperación y la creación de redes de apoyo solidario han ido transformando poco a poco la vida de las comunidades. Sin embargo, es una realidad que el estado de Guerrero enfrenta graves conflictos sociales, permeados por conflictos entre pueblos, amenaza de empresas extractivistas, la presencia de grupos delincuenciales, la acentuada pobreza, la política de apoyos individuales a la población que impulsa el gobierno actual y la falta de financiamiento a las organizaciones, por lo que hoy se vive también el poco interés de los campesinos en el trabajo colectivo. •