Opinión
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¿Autonomía? No me hagan reír
A

propósito de una reforma constitucional que no comentaré, la oposición de derecha, algunos despistados (y también críticos serios e inteligentes) clamaron sobre la autonomía del Banco de México (BdeM). Perdón, pero no me hagan reír: no existe semejante cosa.

Antes de que se inventara la autonomía, fue director general del BdeM Miguel Mancera Aguayo (1982-1994), licenciado por el ITAM con posgrado en la universidad de Yale. Su gestión fue fundamental para instrumentar el Consenso de Washington y demás dictados de los organismos financieros internacionales. En 1994, cuando se reformó la Constitución para inventar la autonomía, Mancera fue el primer presidente de la institución durante los tres años siguientes. Actualmente es uno de los 12 varones (ninguna mujer) que integran la junta de gobierno del ITAM (tres de ellos de apellido Bailleres). En el ITAM, Mancera fue maestro de Pedro Aspe Armella y Francisco Gil Díaz, a su vez, maestros de José Antonio Meade y Luis Videgaray.

Según la reforma constitucional de 1994, el gobernador de la institución es designado por el presidente con la aprobación del Senado. Así, Ernesto Zedillo designó con la apro­bación de la mayoría priísta del Senado, a Guillermo Ortiz Martínez, quien hasta el día anterior ha­bía sido secretario de Hacienda del mismo gobierno. Ortiz Martínez es licenciado en economía por la UNAM y doctor en lo mismo por la universidad de Stanford. Después se ha dedicado a los negocios financieros. Como gobernador del BdeM continuó las políticas financieras neoliberales iniciadas por Mancera y dictadas por Salinas y Zedillo… es decir, por los organismos financieros internacionales.

En 2010, Felipe Calderón, con la aprobación de la mayoría prianista del Senado, nombró a Agustín Carstens, quien hasta 20 días antes había sido… sí, lo adivinó usted, lector amigo, su secretario de Hacienda. Carstens es licenciado en economía por el ITAM, doctor en lo mismo por la universidad de Chicago, doctor honoris causa por el ITAM y hoy se dedica… sí, lo adivinó usted, lector, a los negocios financieros.

En 2017, el licenciado Enrique Peña Nieto designó gobernador del BdeM a Alejandro Díaz de León Carrillo, quien había sido alto funcionario de Hacienda y de la banca gubernamental de los gobiernos de Peña y Calderón. Licenciado en economía por el ITAM con una maestría en Yale… continúa en el cargo y acaba de reclamar contra la reforma constitucional que no comentaré, argumentando que viola la autonomía del BdeM. Ni él ni los opinólogos que dicen lo mismo pero con mayor escándalo, reparan en que la reforma fue aprobada también por los senadores de oposición.

Mancera, Ortiz, Cartens y Díaz de León son parte de un grupo político impulsado por el presidente Miguel de la Madrid y su secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari, al que también pertenecen quienes fueron secretarios de Hacienda de 1986 a 2018: Gustavo Petricioli (1986-88); Pedro Aspe Armella (1988-94), el fugaz Serra Puche (1994); el Ángel (de la dependencia) Gurría Treviño, que dejó la Secretaría de Relaciones Exteriores para remplazar a Guillermo Ortiz (1998-2000); Francisco Gil Díaz (2000-06); Ernesto Cordero, quien remplazó a Cartstens (2009-11); José Antonio Meade (2011-12 y 2016-17); Luis Videgaray Caso (2012-16) y José Antonio González Anaya (2017-18). No está de más señalar que Petricioli, Aspe, Gil Díaz, Cordero, Meade y Videgaray se licenciaron en el ITAM y que casi todos se doctoraron en las universidades de la llamada Ivy League o la de Chicago.

¿Autónoma una institución cuyos gobernadores obedecieron sin cortapisas los lineamientos económicos del grupo en el poder, del que formaban parte? No me hagan reír.

Es como la supuesta autonomía del INE/IFE, a cuyo consejero presidente lo designan las mayorías de la Cámara de Diputados y que de 2003 a 2018 estuvieron abiertamente al servicio del poder: Luis Carlos Ugalde (2003-07), Andrés Albo Márquez (2007-08); Leonardo Valdés Zurita (2008-13) y Lorenzo Córdova fueron impuestos por la mayoría de los diputados sin consenso y contra la opinión de la oposición. Señalamos hace unos años: ¿Democracia? Si la oposición desconfía fundadamente del árbitro, no hay democracia. Hagamos a un lado el repertorio de corruptelas, trapacerías y fraudes. Basta con esa condición. No lo digo yo: lo dicen los teóricos en quienes se fundan los transicionólogos (https://bit.ly/383qppB). Y La clave institucional de la destrucción de la democracia (operada por Elba Esther Gordillo y su inmediato auxiliar Miguel Ángel Yunes) fue el golpe (hasta hoy irremediable) a la imparcialidad, neutralidad y credibilidad del IFE (https://bit.ly/2WfwnhH).

Del Inai mejor ni hablo, no vaya a ser que falle en mi contra y me niegue la información elemental que, por su intermediación, exijo al ITAM (https://twitter.com/HistoriaPedro/ status/1332705372315013122?s=20).

Twitter: @HistoriaPedro