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Recupera La hora nacional una semblanza de Carlos Castaneda en voz de José Agustín

El programa se transmitió hace 19 años por Canal 22 // Puede escucharse en Facebook

 
Periódico La Jornada
Sábado 5 de diciembre de 2020, p. 4

¿Quién fue Carlos Castaneda? ¿Quien fue Juan Matos, el chamán yaqui que mostró a un curioso antropólogo peruano-californiano sus secretos y lo catapultó como escritor? Nadie mejor que José Agustín (Guadalajara, 1944), traductor al español de los legendarios libros, para revelar algunos de aquellos misterios, mediante una semblanza de viva voz.

En 2001, el narrador mexicano hizo una suerte de retrato hablado del autor de Las enseñanzas de Don Juan (1968), que originalmente se transmitió hace 19 años por Canal 22. El pasado domingo, la grabación fue recuperada por el programa radiofónico La hora nacional para hacer un homenaje a José Agustín, pues el retratista con su retrato resulta retratado, explicaron los conductores de la emisión Marisol Gasé y José Gordon.

Es una entrevista que el escritor sostuvo con Gordon para el programa Luz verde, de Canal 22, trabajo en equipo con Guadalupe Alonso. Ese documento histórico-periodístico trajo a la memoria de los radioescuchas que hace 60 años ocurrió el primer encuentro entre Castaneda y Matos, momento que originó historias que impactaron a nuestra cultura, puntualizó Gasé.

De intelectual jipioso a fisicoculturista

¿Peruano, brasileño o chicano? ¿Quién fue Castaneda? ¿Mito o realidad? José Agustín lo describe así: “Castaneda amaba Tepoztlán, la zona de Xochicalco, el área de Cuautla, pero muy especialmente Chalcatzingo (en Morelos, donde se realizó la entrevista entre el escritor y el periodista). Cuando venía a México nos quedábamos de ver aquí.

“Un día se hospedó en un hotel de la Zona Rosa, pasamos a recogerlo, nos recibió en camiseta, como la de Marlon Brando en El tranvía llamado deseo. Me quedé sorprendidísimo porque estaba fuertísimo, parecía que hacía pesas, tenía una musculatura verdaderamente tremenda. Le dije: ‘Oye, Carlos, no es posible, pareces fisicoculturista’.

“Me dijo: ‘pues sí, es que don Juan te obliga a hacer condición física. Si me hubieras conocido hace 20 años yo era un intelectual jipioso como cualquier otro, y el cuerpo se me hizo así, mira, te voy a enseñar otra cosa’. Entonces, se alzó el pantalón y en la parte de la pantorrilla tenía como otro músculo que le había salido, una bola, me dijo: ‘tócala’, ¡y era durísima!

“Me dijo que ese músculo sólo salía cuando practicabas el famoso paso del poder, que consiste en confiar en los poderes de don Juan y correr en la noche, alzando las piernas lo más posible, a la altura del pecho, a toda velocidad, en la oscuridad absoluta, y algo los guía que no caen en ninguna brecha ni se pegan con ningún peñasco.

“Carlos era relativamente bajo de estatura –continúa José Agustín–; le gustaba andar con trajes que lo hacían parecer una persona común y corriente, cuadradito, de piel morena; tenía el pelo totalmente chino, muy cortito, de ojos pequeños muy vivos, de una inteligencia y una cosa chisporroteante que sólo le he visto a Juan José Arreola.

“Después, con los años, una vez me dijo: ‘No me vas a reconocer, me dio una revolcada el nahual’, y estaba igual que siempre, sólo que se había encanecido totalmente de un día para otro”, narra con emoción el autor de La tumba (1964).

Andrés Ramírez, poeta e hijo de José Agustín, también participó en La hora nacional para explicar que Carlos Castaneda intentó que su padre y el dramaturgo Juan Tovar fueran sus discípulos, “pero eran más bien mariguanos y jugadores, les gustaba más el desmadre, tenían poca disciplina para un camino así, pero fueron amigos.

“Cuando conocí a Castaneda fue uno de los momentos más impactantes de mi vida. Yo era un niño de 12 años que toda su vida se la había pasado oyendo hablar de ese Carlos Castaneda, si bien empecé a leerlo como a los 15, pero antes, toda la vida, hablaba mi padre de él, de sus enseñanzas, de las marchas del poder, de borrar la identidad personal, cosas que José Agustín aplicó de manera empírica, casera, y empleó en muchos aspectos de su manera de ser.

Todo ello forma parte del mundo mágico de José Agustín, de ese momento de los años 60 y sus derivaciones, de sus lecturas de Carl Jung, el I Ching o el Tarot, que hicieron que mi padre tuviera un camino que le gustaba seguir.

El programa dedicado a José Agustín y sus recuerdos de Carlos Castaneda en La hora nacional se puede escuchar en https://www.facebook.com/142924705791473/ videos/689641708592072