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Las Abuelas de Plaza de Mayo, superheroínas; les quité la capa y las presento como mujeres reales: Cristian Arriaga

El realizador cuenta que para su documental partió de la pregunta en torno a lo sucedido con esas personas que no tuvieron la oportunidad de disfrutar la abuelitud

 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de noviembre de 2020, p. a11

Durante más de 40 años, las Abuelas de Plaza de Mayo de Argentina han dedicado su vida a buscar a sus nietos robados –de manera sistemática– por la dictadura militar de ese país de 1976 a 1983.

Su amor, lucha y militancia han logrado que sean la inspiración de miles de personas en el mundo y que se hayan ganado el respeto del que se acerca a ellas. Su compromiso por la memoria ha trascendido generaciones y se ha vuelto invaluable.

Una de esas personas que se acercaron a ellas fue el cineasta argentino Cristian Arriaga, quien realizó el documental Abuelas desde una óptica que no necesariamente se ha visto: la mujer detrás de la militante.

La película –que tuvo prestreno del 5 al 7 de noviembre en Buenos Aires– surgió a raíz de la excelente relación que él tuvo con su abuela Elvira, a quien pudo conocer y disfrutar en el pueblo en que vivían, Guaminí, Provincia de Buenos Aires.

De hecho, según el documentalista, la Abuela de Plaza de Mayo más parecida a Elvira es Emilce Flores, porque es una mujer callada, de un pueblo chico cercano a Mar del Plata, de campo y de una contextura física similar.

Emilce no formó parte de ese grupo desde su fundación, porque no sabía que su hija estaba embarazada hasta que sus otras nietas le preguntaron sobre el tema y se fueron a hacer análisis de sangre. A unos días descubrieron que efectivamente la hija esperaba a un bebé y con el tiempo ella recuperó a su nieta, contó el también músico.

“Hice este documental desde lo humano. Me pregunté qué le habrá pasado a esas mujeres que no tuvieron la posibilidad de disfrutar eso tan hermoso que vivimos mi abuela y yo, ‘la abuelitud’, como le llaman las Abuelas de Plaza de Mayo”, señaló en entrevista con La Jornada.

Niños nacidos en cautiverio y después robados

Además, se cuestionó sobre lo que pasó con estas mujeres que de pronto se encontraron con que sus hijos e hijas desaparecieron y muchas de las mujeres secuestradas por la dictadura tenían embarazos avanzados, por lo que ellas no sólo se vieron en la necesidad de buscar a sus hijos, sino organizarse para encontrar a sus nietos nacidos en cautiverio y posteriormente robados.

En el documental –que aún no tiene fecha para su estreno por el Covid-19– se aprecia el testimonio de Estela de Carlotto, Delia Giovanola, Sonia Torres, Ledda Barrreiro, Rosa Roisinblit, Ángela Barili, Buscarita Roa y Emilce Flores, así como de Berta Schubaroff y Aída Kancepolski, quienes fallecieron este año, dijo el cineasta.

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▲ Fotogramas de Estela de Carlotto, Buscarita Roa y Delia Giovanola, quienes dieron su testimonio en la película.

En Argentina, las abuelas son consideradas una especie de superheroínas. Por ello, el también compositor recordó que les quitó su capa y las mostró como mujeres reales al preguntarles, por ejemplo, ¿cómo y cuándo fue su primer beso? y ¿quién fue su primer novio?

Esas preguntas sobre asuntos personales se pudieron dar gracias al vínculo que se había generado antes con la mayoría de ellas y que le permitió a Arriaga mostrarlas tal cual son.

La película está acompañada de la canción Abuela, compuesta por el director del largometraje y en la que participan los músicos y cantantes León Gieco, Gustavo Santaolalla, Ignacio Montoya Carlotto, nieto de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Raúl Porcheto y Ricardo Mollo.

No se inhiben ante nada

–¿Las abuelas se inhibieron ante preguntas personales?

–Ellas no se inhiben ante nada. Imagínate que estaban en la Plaza de Mayo reclamando por el paradero de sus hijos, hijas, nietos y nietas, en medio de una dictadura cívico-militar, que fue la más terrible de Argentina y quizás una de las más horrorosas de América Latina. Ellas no se movían de la plaza, la policía les tiraba los caballos al cuerpo, les decían ‘circulen’, y ellas se quedaban ahí, por lo que mis preguntas no las cohibieron en nada.

–A más de 40 años de haberse formado, ¿cree que hay un consenso sobre el trabajo de las abuelas o aún hay sectores que las cuestionan?

–Las abuelas, con su forma directa y frontal de buscar a los nietos, desde su amor y con una sonrisa, aunque les pregunten: ‘señora, ¿por qué sonríe si le mataron a uno de sus hijos y está buscando a su nieto?’, le meten una actitud tan positiva a la vida para salir adelante que han hecho que su labor trascienda cierto grado de estupidez que tenemos los argentinos como sociedad.

–¿Con cuál de las abuelas encontró mayor empatía?

–Con las que no tengo una relación tan profunda es con dos de Mar del Plata, de las tres que participan en el documental, pero por un asunto de distancia y porque no usan nuevas tecnologías para comunicarse. Pero después, con Estela de Carlotto, Delia Giovanola y Sonia Torres, entre otras, me siento muy cercano. Soy muy amigo de Ignacio, nieto de Estela, y Martín, de Delia. Cuando vienen a Buenos Aires nos vemos.