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Juez rechaza invalidar 7 millones de votos en Pensilvania

Pese a reveses legales, Trump no cede en sus denuncias de fraude electoral
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▲ Expresiones de apoyo a Trump ante la sede estatal de Georgia, donde se dio por concluido el recuento manual de votos, con triunfo para Biden.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de noviembre de 2020, p. 26

Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insistió ayer en sus denuncias de fraude electoral, pese a su fracasada estrategia legal por revertir el resultado del pasado día 3, mientras sus aliados pidieron una auditoría de votos en un condado de Michigan, donde ganó el demócrata Joe Biden por mayoría apabullante.

En tanto, un juez federal desestimó este sábado la última demanda de la campaña de Trump en Pensilvania y dio vía libre para certificar los resultados de las elecciones. Con esta nueva derrota en los tribunales, se termina la vía más clara de Trump de conseguir invalidar ante la justicia el resultado de las elecciones en los estados que perdió de manera más ajustada ante Biden.

En esta demanda, el equipo del magnate neoyorquino había pedido invalidar casi 7 millones de papeletas enviadas por correo en las principales ciudades de Pensilvania; sin embargo, el juez desestimó la demanda ante la falta de pruebas. Tras esta resolución judicial, se espera que Pensilvania certifique el resultado electoral este lunes y otorgue sus 20 delegados para el Colegio Electoral a Biden.

Dos semanas después de que Biden fue declarado ganador de las elecciones presidenciales, el mandatario republicano se rehúsa a admitir la derrota y busca invalidar o cambiar los resultados con demandas y pedido de recuento en varios estados importantes. Su equipo de campaña no ha proporcionado pruebas de un supuesto fraude electoral generalizado y coordinado.

El Comité Nacional Republicano y el Partido Republicano de Michigan escribieron a la junta estatal de escrutinios para pedir que suspendan sus labores por 14 días para permitir una auditoría de urnas en el condado de Wayne, que incluye la ciudad de Detroit, de población mayoritariamente afroestadunidense. La carta solicitaba una auditoría completa de los votos en el condado, citando acusaciones de irregularidades que no han sido fundamentadas.

Sin embargo, dos importantes legisladores republicanos de Michigan, que llegaron a Washington a instancias de Trump, dijeron luego de reunirse con el presidente el viernes que no tenían información que pudiera cambiar el resultado de las elecciones en el estado.

(Como) líderes de las legislaturas, seguiremos la ley y el proceso regular con respeto a los electores de Michigan, dijeron el líder de la mayoría del Senado de Michigan, Mike Shirkey, y su par local en la Cámara de Representantes, Lee Chatfield, en un comunicado.

Trump aseguró ayer que la prensa está malinterpretando el comunicado, en el que los legisladores también afirmaron que tienen confianza en una revisión del proceso electoral de Michigan que llevan a cabo legisladores estatales. ¡Se demostrará que hubo un fraude electoral extendido!, tuiteó.

Los esfuerzos de Trump, que sus detractores consideran como un hecho inédito en un presidente en funciones para subvertir la voluntad de los votantes, hasta ahora han tenido poco éxito en tribunales o entre las instituciones reguladoras de los estados.

Su insistencia en ganar los comicios lo llevó el viernes a retuitear un artículo del portal Wayne Dupree, que decía que su hermana, Elizabeth Trump Grau, expresó públicamente apoyo a su hermano, pero las declaraciones fueron tomadas de una cuenta falsa que se hacía pasar por ella, reportaron la prensa local y el diario británico The Guardian.

Twitter informó al portal de noticias Político que entregará el control de la cuenta presidencial @POTUS a Biden cuando preste juramento el día de la investidura, incluso si Trump aún no ha admitido su derrota electoral.

En tanto, los republicanos observan el proceso en silencio. Lo que fue en inicio una estrategia para dar al presidente el tiempo y el espacio necesarios para aceptar su derrota, se ha convertido en un desafío al resultado de la elección sin precedentes desde la guerra civil (1861-1865).

El Partido Republicano ha permitido a Trump hacer pucheros durante demasiado tiempo, dijo el historiador de la presidencia Douglas Brinkley, de la Universidad Rice. Con su silencio, los legisladores republicanos se pliegan cada vez más al presidente al que han tratado de apaciguar durante cuatro años. Unos pocos han alzado la voz. La mayoría de los republicanos habilitan el ataque infundado de Trump a la elección, lo que amenaza con erosionar la confianza civil e impedir la transición de Biden, lo que podría definir muchas carreras en los próximos años.

Con esto, los futuros astros del Partido Republicano lucen pequeños y mezquinos, aseveró Brinkley. Todos estos senadores van a llevar una mancha oscura en su legado por mimar a Trump después de su derrota, agregó.