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El proceso de cambio de régimen
C

on el título de este artículo hago alusión al trabajo de Víctor Rico Galán, quien nos remonta a los días inmediatos al triunfo de la Revolución Cubana. El 11 de enero de 1960 Ernesto Che Guevara de la Serna declaró a la revista Bohemia respecto del carácter de esa Revolución que se le podría esquematizar llamándole nacionalismo de izquierda.

A los 12 meses, Fidel Castro Ruz declaró que la Revolución Cubana era socialista. Muchos críticos de este proceso de cambio de régimen tacharon de oportunista al comandante. Pero no lo fue. Su estrategia política y asimilación de las circunstancias le permitieron hacerlo y, no sólo eso, el país tuvo un partido para su clase obrera.

Ya no podremos decirle a esa generación de hombres y mujeres combatientes que se ha ido que su batalla triunfó. Quedan obstáculos por eliminar. El enemigo sigue hostigando, pero son innumerables los logros. Uno de ellos es el reconocimiento mundial de la calidad humana y profesional de la política de solidaridad con los pueblos, en específico, del área médica.

Ese reconocimiento es el resultado del pensamiento médico-social del Che, en el cual están las bases que han regido la práctica médica de Cuba. Los conceptos de ese binomio médico-trabajo médico-social son los que han predominado hasta la fecha en ese modelo socialista. Como guerrillero tuvo que incursionar en poblaciones aisladas e incomunicadas del país. Lugares donde el común denominador eran la pobreza y las enfermedades. La atención médica hacia las familias fue su prioridad. Conceptos que observó y experimentó en su estancia en México, ya que trabajó y estudió en la Facultad de Medicina de la UNAM y en el Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga.Con la aplicación del programa elaborado con base en esa experiencia, Ernesto Guevara hizo su contribución teórica al ejemplo y modelo cubano de salud.

Y aquí nuevamente las críticas, internas y externas, sobre las limitaciones para ejercer ampliamente la atención médica. Las corrientes de derecha encuentran satisfactorio señalar las limitaciones materiales en esta área. No reparan en ver que es el resultado de un bloqueo económico mundialmente criticado y condenado. Como en todas las áreas, el hostigamiento de los gobiernos estadunidenses y sus cómplices ha perjudicado el desarrollo económico de Cuba socialista. Han querido ahorcar la identidad revolucionaria, pero en 70 no han tenido éxito.

¿Por qué no vamos a aspirar a los éxitos de un país fuerte en política laboral, educacional, social, científica o artística como lo es Cuba? (con todo y sus limitaciones impuestas). Los logros más importantes de los cambios de esta transformación esperada deberán ser para la clase obrera. Obreros petroleros, mineros y de otras áreas se empiezan a reorganizar y este es, se podría decir, un camino que obtendrá su premio.

Los gobiernos priístas adaptaron la Revolución Mexicana a sus propósitos estratégicos. Las necesidades ideológicas de los gobiernos subsecuentes en el poder estaban resueltas. A la clase obrera ya no la explotarían sólo sus patrones, el nuevo partido surgido de la Revolución también la explotaría y la usaría a su antojo. La clase obrera fue su parapeto.

Y, así, como entonces, aquí en el país y en el presente gobierno, los críticos brotan y brotarán por aquí y por allá. Ésta es una situación que el propio Víctor Rico Galán escribió frente a las dos fotografías tomadas durante la entrevista que hizo al Che en La Habana y que tuvo en su celda de Lecumberri hasta su liberación. Menciona que el sustento político que sostiene visiblemente una revolución no es por manifestarse simplemente antiimperialista, hace falta mucho más y, para decirlo con palabras y categorías de Marx, desde su transformación, ésta, la 4T que se pretende, deberá ser socialista por su contenido y nacionalista por su forma.

Para México y muchos países más, el ejemplo cubano ha dado pautas que debemos seguir aprovechando con las adaptaciones pertinentes. La clase obrera necesita un partido político que no se quede en la masa amorfa, sino en la clase consciente de su tarea histórica. Un partido que sea el carro que mueva a la población organizada y que reivindique las demandas de la clase obrera como base.

No nada más hoy Cuba y su pueblo merecen un premio. Éste se otorgará por el Comité Noruego del Nobel, aunque uno más importante ha sido ya entregado y ese es el reconocimiento de innumerables países que han recibido la solidaridad de ese pequeño, pero gran país. Y si bien su frente antiimperialista le ha defendido de mayores agresiones, no sólo se ha quedado ahí. Ha avanzado en organización de su clase obrera. Se ha desarrollado con lo que ha tenido a la mano, con el producto remunerado de su trabajo entregado a otros gobiernos y, también, con el cada vez mayor apoyo de países más diversos.

En el gobierno de la 4T el presente se está midiendo en logros y su futuro se medirá en objetivos cumplidos, así como en cambios que vayan consolidando el proyecto inicial.