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Ver día anteriorMartes 15 de septiembre de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La anomalía
A

l final está resultando una anomalía; quizá siempre fue así. No tiene nombre propiamente dicho ni tiene, en consecuencia, un gentilicio: estados unidos es una descripción y american es un despropósito. La existencia de EU ha sido cuestionada por sus propios habitantes antes y ahora, visiblemente. Tiene problemas tan ingentes que muchos buscan deshacerse de su nacionalidad y muchos otros tienen anhelos secesionistas.

En agosto 22, según el Labor Department, el número de personas receptoras o reclamantes de algún beneficio precario de los programas públicos de ayuda se acercaba a 30 millones, debido a la desocupación por la crisis económica y sanitaria. El virus acumula más de 6.5 millones de infectados y casi 200 mil muertos. Existen continuos e intensos disturbios sociales, el de Black Lives Matter en primer lugar. Los incendios forestales, en varios estados, no tienen precedente; en California amenazan a Silicon Valley, centro actual de la economía de EU. En años venideros serán peores.

La relación entre la deuda federal de los EU y el PIB aumentó de 62 a 90 por ciento entre 2007 y 2010. Para 2019, había alcanzado 106 por ciento. El déficit fiscal anual proyectado era, antes del Covid-19, de un billón de dólares (en español) y debió ser aumentado 2.2 billones más, para el ejercicio fiscal 2020, que termina este septiembre. Se espera que la deuda federal supere 108 por ciento del PIB. Anne Krueger, primera subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional 2001-2006, estima que, en las actuales condiciones de la economía internacional, queda poco espacio para continuar por ese rumbo; sería necesaria una represión financiera –se ha operado en el pasado– para disminuir la relación deuda/PIB, aunque implica reducir el crecimiento del PIB, en medio de una negra incertidumbre.

Las pesquisas desde EU para adquirir villas residenciales en Secret Bay, en la isla Dominica, han subido 66 por ciento de un año para otro, dice Gregor Nassief, su propietario. “Es la primera vez que EU ha pasado por un periodo como éste y no es sólo la situación del Covid-19. Es el miedo a lo que un resultado extremo (de la izquierda o la derecha) puede parecer, después de las elecciones presidenciales. St. Kitts ofrece pasaporte alternativo al de EU.

Más americans renuncian a su ciudadanía: 5 mil 816 renunciaron en la primera mitad de 2020, más del doble que en todo 2019, según Bambridge Accountants (BA), una casa dedicada a atender necesidades de movilidad internacional de americans ricos. BA afirma: “El enorme aumento de americans que renuncian a nuestra experiencia es que la actual pandemia ha dado a los individuos el tiempo necesario para revisar sus vínculos con EU y decidir que el actual clima político y la declaración anual de impuestos de EU es demasiado para soportar”.

La idea de que América tiene un pasado compartido que se remonta al periodo colonial es un mito, dice Colin Woodard, autor de Unión: la lucha para forjar la historia de la nación de los Estados Unidos. Somos una América muy diferente, cada una con diferentes historias de origen y conjuntos de valores, muchos de los cuales son incompatibles. Condujeron a una Guerra Civil en el pasado y son una fuerza potencialmente incendiaria en el futuro. Más de 330 millones se identifican como americans, pero definen lo que eso significa, y los derechos que tienen, de modos distintos. El american dream ha desaparecido para las mayorías.

Hace dos semanas Muriel Bowser, alcaldesa de Washington, recomendó remover, reubicar o contextualizar el Monumento a Washington, y el de Jefferson, así como las estatuas de Benjamín Franklin y Cristóbal Colón. Un comité creado por Bowser hizo una lista de personas cuyo nombre no debería estar escrito en las obras públicas, como los presidentes James Monroe, Andrew Jackson y Woodrow Wilson, el inventor Alexander Graham Bell y Francis Scott Key, autor del himno nacional.

Robin Wright, escritora de The New Yorker, ha reunido momentos de estados independientes, según diversos historiadores: Vermont (1777-1791); Muskogee (1799-1803, una república multicultural de nativos americans, esclavos fugitivos y colonos blancos); República de Florida Occidental (1810). Algunos intentos incluyen la República de Fredonia, en Texas, la República de California, y la República del Arroyo Indio, en Nueva Inglaterra. La mayor ruptura se produjo en 1861, cuando 11 estados operaron la más famosa secesión. Hoy día Estados Unidos está lleno de orgullosos movimientos secesionistas. Como reflejo del Brexit abogan por Texit (Texas), Calexit (California) y Verexit (Vermont). También hay extravagancias como Cascadia, república que surgiría del norte de California, Oregon, ­Washington y las provincias canadienses de British Columbia y Alberta; este impulso es bipartidista. También hay ansias secesionistas en Alaska y en Hawai.

La anomalía y su gran poder soporta en sus entrañas una amenaza destructiva. No hay alternativa a la vista.