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Los de abajo

Exigen verdad y justicia

L

uego de cuatro meses de resguardarse en sus comunidades en el contexto de la pandemia, una comisión de padres y madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa regresó a las calles de la Ciudad de México para seguir exigiendo toda la verdad de lo que ocurrió con sus hijos aquella noche del 26 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero.

Al cumplirse cinco años y 10 meses de la desaparición de sus hijos, los padres y madres se posicionaron ante el hallazgo de restos del cuerpo de Christian Alfonso Rodríguez, uno de los 43 que en ese momento tenía apenas 19 años de edad. Su declaración, sin embargo, tuvo escasa resonancia mediática en comparación con la identificación de Christian, hecho que para las autoridades derribó la verdad histórica del sexenio pasado, sin darle su lugar a la investigación del grupo internacional de expertos que ya había descalificado la versión gubernamental de que los 43 fueron incinerados en el basurero de Cocula.

Clemente Rodríguez Moreno, padre de Christian, se presentó la tarde lluviosa del 26 de julio frente al Antimonumento a los 43 para exigir castigo para todos los involucrados, porque a las fuerzas militares no se les ha tocado, ni a Murillo Karam, creador de la farsa que se notificó al mundo, ni ha Tomás Zerón, acusado de sembrar pruebas falsas en el basurero. Nosotros no queremos cuerpos, insistió Clemente. Que no se abandone la búsqueda de vida, demandó.

Para Clemente, su hijo Christian no es los dos gramos de hueso que le entregaron. Eso es un fragmento nomás, no tengo cuerpo, no tengo verdad. No sé qué pasó con él y con sus compañeros, indicó el padre, e insistió en que se mantendrá de pie hasta que todos los responsables estén en la cárcel.

La infatigable Cristina Bautista, madre de Benjamín, otro de los 43, no oculta su desesperación. Enfatiza que por culpa del gobierno anterior seguimos sin saber nada de nuestros hijos, y que no descansarán hasta encontrarlos con vida. Que sepa el mundo entero que no nos vamos a rendir, dice esta mujer que, como el resto, no ha tenido un día de calma desde hace casi seis años.

Verdad y justicia, es lo que exigen. Y no se conformarán con menos.

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