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Creemos en la literatura arriesgada: Paca Flores
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 1º de agosto de 2020, p. 8

Sorprende de Paca Flores la frescura y seguridad que transmite al teléfono: ¡Heeeey, Carlos, aquí vamos! Hace pensar en otros editores: 1) Beatriz de Moura llamando a Gabriel García Márquez pidiéndole dinero para salvar Tusquets y al colombiano contestando: Te voy a hacer un regalo que te hará rica. Acto seguido le envía Relato de un náufrago para ser publicado. 2) Jonathan Cape recibiendo, extrañado, la carta escrita por Malcolm Lowry donde el escritor defiende en cuerpo y alma su obra después de que el editor, por consejo de William Plomer, le pidiera cambios drásticos en su novela. 3) Jorge Herralde, de Anagrama, quien no faltaba a una cita a las ferias de Frankfurt en Alemania, El Salon du Livre en París o la Feria del Libro de Guadalajara buscando derechos para publicar.

Paca es responsable de la editorial a la que se debe el descubrimiento de autores tan importantes como Rita Indiana, Thomas Wolfe, Juan Cárdenas y Yuri Herrera. Un caso muy particular en el mundo de la edición; afirma que aprendió más del oficio leyendo las cartas que Cesare Pavese enviaba a los correctores de estilo que en cualquier taller de edición.

Labor sin gran misterio

–Buenas noches, allá deben de ser tardes –, escucho.

Parece que los viajes dan cuenta ubicua del trabajo de los editores.

–Cuéntanos un poco sobre ese misterio de la edición…

–No hay misterio. Desde 2006, año en que Julián Rodríguez y yo fundamos la editorial, estábamos convencidos que existen otras maneras de editar. Pensamos en crear un modelo de trabajo más óptimo. La edición no tiene mucho más enigma que leer y tener criterio para perseguir la calidad. Decidimos probar otras técnicas que no van más allá que hacer lecturas y lecturas. Hacer investigación profunda.

–Estoy pensando en Jorge Herralde, ¡nunca falta a las ferias del libro!

–Ya te digo. A nosotros en Periférica nos gustaría hacer las maletas e ir tras la compra del próximo superventas. Pero decidimos especializarnos, acercarnos a otro tipo de lector. Apostamos por la búsqueda de nichos y valoramos la aportación de los clásicos. Vamos en busca de autores del pasado y también del presente.

–¿Ha funcionado?

–Un poco, sí. Al final del año algunos libros salen en números rojos, pero creemos que son necesarios. Nosotros no predicamos la política de ganancias inmediatas y de la búsqueda irrestricta del best seller, como otras editoriales, los lectores han valorado eso. Por otra parte, la aportación de nuestros clásicos son las publicaciones que nos prometen algunos ingresos casi fijos cada año. Nosotros nacimos cuando comenzó la crisis, eso nos llevó a probar otros caminos, como el trabajo colaborativo.

–¿Te refieres a Grupo Contexto?

–Sí. En aquel tiempo la crisis castigó al libro y nosotros estábamos ahí. Nos replanteamos el papel de la economía colaborativa, ahí nació, en 2008, Contexto de Editores. Es un grupo de pequeños sellos entre los que están Nórdica, Libros del Asteroide, Sexto Piso e Impedimenta, y la experiencia de cada uno ha permitido que nuestros libros se distribuyan en muchas ferias, sobre todo en América.

Este experimento fue más allá y Paca nos cuenta sobre la UTE (Unión Temporal de Empresas), un sistema utilizado en España por el cual dos o más empresas se unen para llevar a cabo una obra o prestar un servicio. Una buena fórmula en tiempos difíciles, señala.

–¿Qué tipo de proyecto hace que una editorial quiera o necesite compartir un libro con otra?

–Proyectos que pueden resultar demasiado riesgosos, quizá muy ambicioso, o una obra que sabes que necesita otros cómplices y el empuje que requiere el trabajo de muchas manos y mentes. Cuando un sello mantiene cierta afinidad con otro y comparte cierto número de lectores, eso es posible. A nosotros nos pasa desde antaño con Errata Naturae. No recuerdo bien quién lo propuso… (silencio) lo que recuerdo es que teníamos muchas ganas de trabajar juntos.

Foto
Paca Flores, editora.Foto cortesía editorial Periférica

–Así descubrieron ¿Tú no eres como otras madres?

–Sí. Ése es un gran ejemplo. Irene Antón, editora de Errata, descubrió el texto en alemán y se dio cuenta que podría ser un gran proyecto. También descubrió una traducción al francés –no leemos alemán– y nos la pasó para que pudiéramos revisarla. Vimos que era de gran calado, narrado de un modo accesible, y nos pareció que podíamos aunar esfuerzos. Pusimos mucha fe en la obra.

Tenemos muchos puntos en común en la línea narrativa. Nos interesa la época y sacar del silencio a las voces femeninas.

Biblioteca de escritoras olvidadas

“De todo esto ha nacido un amor por las escritoras olvidadas, una especie de biblioteca de las pioneras.

“Estamos publicando a autoras de memorias que serían clásicos si no fuera porque los hacedores del canon han sido hombres. Al pasar de los años, podemos decir que tenemos un catálogo con títulos de toda una generación de europeas que llevaron el siglo XIX a nuevos horizontes: Marie von Ebner-Eschenbach, Franziska von Reventlow o Charlotte Mew, escritora que era impulsada por Virginia Woolf. Una generación de mujeres nunca traducidas al español que se han quedado un poco perdidas.

–¿Qué tan riesgoso resulta apostar por textos olvidados?

–Creemos en la literatura arriesgada, en las autoras culpables de hacer literatura decimonónica; es decir, anticuada y pasada de moda, según el nuevo canon de la industria editorial. Queremos que al buscar textos olvidados, de autoras muy queridas, los lectores se encuentren con que ya habían sido publicadas por Periférica.

Lo nuevo y lo clásico

–¿Qué tan difícil es introducir a un autor nuevo y que éste sea acogido por los lectores?

–Las editoriales construimos un catálogo en el que se introduce una determinada serie de obras y autores; cuando el lector reconoce el sello y confía en la editorial, no resulta complicado proponer un autor nuevo.

–¿Qué pasa con autores consolidados?

–En realidad no es más fácil. Para nosotros ha sido más exitosa la propuesta de jóvenes escritores. En todo el recorrido de Periférica hemos apostado por autores actuales de América Latina, así como de países del este de Europa y ha funcionado.

–¿Nos puedes platicar un poco de Regreso a Berlín?

–Verna Carleton es una de esas escritoras olvidadas. Nació en 1914 en Estados Unidos, pero vivió mucho tiempo en México, donde se casó; Frida Kahlo y Diego Rivera fueron sus testigos. Ella escribió para varios medios, incluido The New Yorker. Regreso a Berlín fue su primera novela, en la que narra cómo volvió a Alemania después de la guerra de la que había huido. Encontró una ciudad devastada pero, al mismo tiempo, llena de vida y, claro, descubrió un poco de su pasado.

Regreso a Berlín es una de nuestras grandes apuestas. Se quedó un poco enterrada por el presente tan frenético que vivimos. Ahora uno olvida lo que pasó incluso hace algunos meses, por lo que conviene tener los ojos más abiertos…”

Paca no deja de demostrar su entusiasmo y su gran olfato para percibir lo que sucede en el mundo editorial antes de que suceda en el resto del mundo. Trasmite esa pasión por la literatura al sello que dirige y cuya labor –junto al de otras pocas editoriales independientes– sólo se puede comparar al que desempeñó Anagrama en la década de los 80. Ahora lleva 14 años al frente de Periférica y está orgullosa de haber editado algunos títulos que han marcado a la editorial, como El testamento de un bromista, escrito por el francés Jules Vallès; En Grand Central Station, de la poetisa canadiense Elizabeth Smart, y Señales que precederán al fin del mundo, del mexicano Yuri Herrera, de quien, por cierto, nos adelantó que lanzarán nuevo libro.