La captura de dos polizones a bordo de un buque portacontenedores procedente de Sudamérica, permitió a la Fiscalía General de la República (FGR) y a la Secretaría de Marina (Semar) descubrir un nuevo modus operandi utilizado por los narcotraficantes.

La droga es ocultada dentro de un contenedor, y una vez que la nave que lo transporta llega a un puerto mexicano, sus cómplices se infiltran a bordo, esperan a que el buque zarpe y, ya en altamar, se arrojan al agua junto con el enervante, en un salto de más de 20 metros de altura, para ser rescatados por lanchas rápidas que pueden localizarlos aun en plena noche, gracias a dispositivos GPS.

En el caso concreto, se trata de un embarque de 102.6 kilogramos de cocaína, oculto dentro de uno de los contenedores que transportó el buque Sevendborg Maersk, procedente de Ecuador y con escala en Panamá.

Cuando el buque, con bandera de Dinamarca, llegó al puerto de Manzanillo, Colima, dos hombres se infiltraron a bordo, haciéndose pasar por empleados de la empresa administradora de un patio fiscal de esa terminal portuaria.

Los sujetos localizaron la droga y se ocultaron dentro del mismo contenedor, en espera de que el buque se hiciera a la mar nuevamente, ahora con destino a Yokohama, Japón, para poder saltar al agua con la droga y ser rescatados por sus cómplices.

Sin embargo, el operativo del grupo delincuencial ya había sido detectado por la oficina central nacional de Interpol en México, que depende de la FGR, la cual dio la alerta a la Semar y a las autoridades del Servicio de Administración Tributaria.

Elementos navales abordaron el buque y, con binomios caninos, localizaron y detuvieron a los polizones junto con la droga, cuyo valor en el mercado negro se estima en 28 millones 635 mil 718 pesos.