Deportes
Ver día anteriorMartes 7 de julio de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Caso de Saldívar revela la presión de porteros: Conejo
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de julio de 2020, p. a11

A veces ovacionados, otras, frecuentes, son acusados de villanos. Los porteros son quizá los jugadores de futbol más expuestos, reconoce el ex guardameta Óscar Conejo Pérez.

El ejemplo más tangible ocurrió apenas hace unos días con la salida de Alfredo Saldívar de los Pumas y la andanada de insultos que soportó en el último tramo de su estancia con los universitarios. Salía de la cancha en medio de gritos hostiles de su propia afición. En el traspaso, las redes sociales se desbordaron con comentarios hirientes, algunos lo tildaron incluso de ser un cancerbero sin manos.

Uno está bajo la mirada de todos, explica el Conejo, con carrera de 25 años en el arco; en la portería todo se nota más; de modo que el error, aunque sea colectivo, se nos atribuye, y puedes tener un partido impecable, pero cometer una pifia, y ya, te conviertes en el villano.

Pérez tuvo momentos épicos en su trayectoria, entre ellos aquella final que jugó con Cruz Azul ante Boca Juniors en la Copa Libertadores de 2001. En ese mismo año, aunque perdieron en penales ante el Real Madrid, tuvo una actuación que hizo arquear las cejas a los seguidores y medios españoles.

La presión que se crea desde antes con la afición y los comentaristas puede condicionar explica el Conejo; “si eres muy frágil no sólo te amargan el día, sino que puede repercutir en tu actuación durante el partido. Yo recuerdo momentos muy duros al inicio, cuando tocaba la pelota me gritaban ‘gol’ y yo decía ‘¿por qué me dicen eso?’ O cuando fui titular en el Mundial de Sudáfrica y todos pedían a Memo Ochoa, llegué con demasiada presión, sabía que no podía equivocarme por lo mismo”.

Lo que ocurrió con el Pollo Saldívar es común para quien elige la posición bajo el arco. Una temporada mala o un error en un partido simbólico o crucial puede representar un estigma difícil de borrar.

En un grafiti que simula una portería en el barrio de la Boca en Buenos Aires, la línea de meta dice el peor lugar del mundo. El Conejo Pérez no está de acuerdo. Es muy duro estar ahí, pero es el más hermoso, dice emocionado.