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Creadores generan propuestas para detener la pauperización de la cultura en el país

Conferencia virtual de Cultura UNAM

 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de julio de 2020, p. 3

La pauperización del sector cultural es un proceso que comenzó hace años y que ahora, con la epidemia, ha agravado la situación de los trabajadores de la cultura, desde artistas hasta la fuerza laboral a causa de los recortes presupuestales decretados por el Ejecutivo y la decisión de mantener en marcha proyectos como el Centro Cultural del Bosque de Chapultepec o el Tren Maya. Esos recursos deberían destinarse a la cultura que ha demostrado ser un refugio en tiempos de Covid-19, coincidieron especialistas en la mesa Pauperización de las condiciones sociales del quehacer cultural.

La conferencia, realizada el jueves y que se encuentra en el canal de YouTube de CulturaUNAM (https://youtu.be/4xi0loiURkg), tuvo lugar en el Foro Problemáticas que Afectan a los Trabajadores de la Cultura de la cátedra internacional Inés Amor de Gestión Cultural; en ella participaron Abril Alzaga, directora de Ficunam, el director de teatro Boris Schoemann, el escritor Luigi Amara y la curadora Sol Henaro, con la moderación del curador Julio García.

El proceso de pauperización comienza con la idea de que los creadores obtienen su ganancia al ver publicados sus trabajos, aunque eso signifique que muchas veces no reciben pago, señaló Amara.

Ante esta situación, los escritores tienen dos caminos: dedicarse a la literatura comercial o mantener esa línea de exploración literaria; entonces, aceptas esa condición precaria sin dinero, sin lectores, a la que nos orilla la sociedad que empieza a privilegiar cierta literatura, de propuestas convencionales.

En el cine, desde la perspectiva de Abril Alzaga, los problemas se agudizaron con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, en un esquema en el que los trabajadores dejaron de tener todos los derechos para convertirse en proveedores de servicios, mientras las películas estadunidenses se apropiaron de las salas.

Uno no puede vivir de crear, y eso pasa con el Foprocine, se producen las obras, pero no hay posibilidad de una exhibición correcta que pueda hacer de ésta una industria redituable y de alguna manera autosustentable, mientras lo que enfrentan hoy los trabajadores y creadores es que no hay garantía de futuro, viven al día y no hay opción de ahorro, créditos accesibles y que puedan pensar en el largo plazo. Esa es una de las pérdidas mayores.

Arte como refugio

Boris Schoemann subrayó que el público siempre va a tener mayor accesibilidad cuando haya financiamiento del Estado hacia las artes en general. Eso es lo que tenemos que defender. Finalmente, en estos tiempos de pandemia el arte ha sido un refugio para muchísima gente; así como hemos cuidado la salud, al estar encerrados, lo mismo nos hemos volcado a un sinfín de expresiones artísticas que hemos podido ver en las pantallas; esto demuestra la gran necesidad de arte y cultura, porque es algo fundamental en lo que se refugia el ser humano cuando empiezan los problemas.

En el sistema artístico de la cultura tenemos un lamentable entrenamiento de sobrevivencia, estamos habituados, históricamente, a resolver con poco, a que sean el deseo y las ganas las que permitan saltar el obstáculo para formalizar, trabajar y crear proyectos. Eso tiene que ver con una precarización sistematizada, expresó Sol Henaro. Por eso han surgido movimientos para defender a los creadores y trabajadores, como No Vivimos del Aplauso, entre otros.

Entre las propuestas para mejorar la situación, los participantes plantearon la necesidad de descentralizar los recursos, la incorporación de capital privado a la producción cultural mediante incentivos fiscales; la implementación de un sistema similar al alemán, en el que las empresas aportan recursos a un patronato y es el Instituto Goethe el que se encarga de apoyar proyectos culturales; que los recursos sean para colectivos, agrupaciones y espacios independientes, pero también, como subrayó Sol Henaro, decidir en los ámbitos de legislación, si no logramos intervenir ahí no vamos a poder modificar cuestiones de derechos, de seguridad social, de distribución de recursos.

Es necesario también postergar proyectos como el del Centro Cultural Chapultepec, añadió. No necesariamente cancelarlo, sino postergarlo, en un momento en el que existe una crisis, en el que no hay dinero para el sector de la cultura, ni para muchas otras cosas, pero en el sector de la cultura no lo hay.