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Cuando la ley Bonilla triunfó en Jalisco
N

o es para asustar a los enemigos del gobernador Alfaro de Jalisco. Esta historia data del año de 1947 y el ganón fue J. Jesús González Gallo, quien acababa de ser secretario particular del Presidente de la República y, con la venia de Miguel Alemán, sucesor de Ávila Camacho, ganó en diciembre del año anterior las elecciones para suceder al gobernador de Jalisco Marcelino García Barragán, quien lo había sido desde 1943.

No me equivoqué en la cuenta, aunque sea pésimo para los números: en aquel entonces el periodo de los gobernadores era todavía de cuatro años y González Gallo ganó una elección para un período de la misma duración. En consecuencia, el supuesto era que sería el mandamás de los jaliscienses hasta el 1º de marzo de 1951. Pero no fue así.

El mencionado general que, dos décadas después se ganaría el calificativo de Héroe de Tlatelolco, desde un par de años atrás se había decantado abiertamente en favor de Miguel Henríquez Guzmán para la Presidencia, en vez de Alemán, y sus relaciones con Los Pinos en 1946 no eran buenas.

Es de suponerse que el cambio de poderes hubiera sido terso si no hubieran perpetrado lo gallistas una maniobra para que el periodo de su líder pasara a incorporarse al sistema métrico sexenal

En pocas palabras sucedió lo siguiente:

1. El primero de febrero se instaló la 38 Legislatura de Jalisco, con puros diputados afectos al que sería el nuevo gobernador el primero de marzo.

2. El gobernador leyó su informe de gobierno que fue duramente criticado.

3. Con celeridad extrema, el día 2 un diputado de apellido Saracho presentó la iniciativa para reformar el artículo 28 para ampliar de cuatro a seis años el periodo gubernamental. El día 3 fue aprobado y enviado al Ejecutivo para que en un lapso no mayor de tres días sugiriera las modificaciones que considerara conducentes.

4. El 6 de febrero el gobernador se manifestó de acuerdo con la modificación, pero aclaró que el cambio no se podía aplicar en el siguiente ejercicio. Es decir, que el tiempo de su sucesor tenía que ser también de cuatro años.

5. El espíritu de Bonilla se posesionó de todo el poder legislativo local y el día 7 aprobó el decreto con el respaldo de la mayoría de los municipios.

6. El gobernador apeló al Presidente de la República, Miguel Alemán, a la Secretaría de Gobernación y a la Suprema Corte de Justicia para que resolvieran el conflicto.

7. El 17 de febrero la Junta de Responsabilidades declaró culpable al gobernador de negarse a publicar el referido decreto y la Legislatura lo desaforó por unanimidad.

8. Un señor llamado Saturnino Coronado, quien fungía como vicepresidente municipal de Guadalajara, fue declarado gobernador hasta el día primero de marzo, cuando entregó el gobierno a González Gallo.

9. Argumentando que el cuatrienio de García Barragán estaba a punto de concluir y no alterar el orden constitucional si se retrasaba la toma de posesión ni la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, ni la Secretaría de Gobernación tomaron cartas en el asunto.

10. Por lo que se refiere a la Corte, pasó la discusión al 18 de febrero y como el inculpado ya no era gobernador, las circunstancias legales para continuar el juicio habían desaparecido.

11. Finalmente el presidente Alemán se hizo presente en la toma de posesión de González Gallo, quien entregó el encargo seis años después a Agustín Yáñez.