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AMLO: fracaso neoliberal // Urge cambio de modelo

E

l presidente López Obrador divulgó un texto de su autoría en el que destaca, más allá de consideraciones sanitarias, que el derrumbe económico, profun­dizado por el Covid-19, ha puesto en evidencia el fracaso del modelo neoliberal, esquema éste que genera riquezas sin ­bienestar.

Tiene razón el mandatario, aunque es necesario matizar: el modelo neoliberal nunca tuvo como objetivo el bienestar de la mayoría, la inclusión, la socialización de las ganancias ni la mejoría del nivel de bienestar de la población, sino, simple y sencillamente, la brutal acumulación y concentración del ingreso y la riqueza en unas cuantas manos, y lo hizo en una proporción nunca registrada. En ese contexto, el modelo neoliberal fue por demás exitoso, porque cumplió –con creces– su objetivo de concentrar el ingreso y la riqueza, por un lado, y depauperar a miles de millones de personas en el planeta, por el otro, dejando para el Estado, en ­tiempos de crisis, el papel de rescatista de los grandes corporativos y la socialización de las pérdidas.

Muestra de ello es el reciente reporte de la organización no gubernamental Oxfam: Las 2 mil 153 personas más ricas del mundo dispusieron de más dinero que los 4 mil 600 millones de personas más pobres juntas en 2019 (equivalente a 60 por ciento de la población mundial); esta enorme brecha es consecuencia de un sistema económico fallido que valora más la riqueza de una élite privilegiada ( La Jornada). Entonces, se acabó. Aquellos pomposos discursos de la tecnocracia –tanto en México como en el mundo– que a los mortales prometían el acceso al primer mundo y un futuro venturoso (aunque, decían,primero es necesario crear riqueza en la punta de la pirámide para después derramarla al resto de la sociedad) no pasaron de ser distractores, mientras aceleraban el saqueo de los países. Y México es un caso emblemático de ello.

El mensaje de López Obrador pone el dedo en la llaga: sin cambio de modelo económico se mantendrá intacta la abismal diferencia en el ingreso y la riqueza de los mexicanos (y demás nacionalidades) y en la pirámide el grupúsculo de siempre seguirá beneficiándose de todo y controlando todo.

Y como parte fundamental de ese cambio está lo que plantea el propio mandatario: reconvertir los organismos financieros supuestamente globales (unos bajo el férreo control de Estados Unidos y otros concesionados a los europeos), como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo y la OCDE, en verdaderos promotores de la cooperación para el desarrollo y el bienestar de los pueblos y las naciones. Es urgente desechar las recetas de estos organismos para revertir la crisis, ya que sólo provocan nuevos ciclos de concentración de la riqueza, agravamiento de la desigualdad y el ensanchamiento de abismos sociales.

Para nadie es un secreto que, como subraya López Obrador, la pandemia dejará centenares de miles de ausencias irreparables y una economía dislocada y severamente disminuida. De allí la urgencia de procurar una mayor intervención del Estado en cumplimiento de su responsabilidad social, porque a él le corresponde atemperar las desigualdades sociales. No es posible seguir desplazando la justicia social de la agenda de los gobiernos. Obviamente, el cambio de modelo económico no será por cortesía de los beneficiarios de 40 años de neoliberalismo, de tal suerte que en México y el mundo hay que procurar que las ideas y las acciones de los gobiernos se guíen por principios humanitarios más que por intereses económicos, personales, de grupos o de potencias.

Las rebanadas del pastel

Los videntes financieros han divulgado apocalípticas versiones sobre el desplome de las remesas hechas por los paisanos. Habrá que ver, pero hasta ahora no ha sucedido. Por el contrario, en marzo pasado tales envíos de divisas crecieron 49 por ciento y en el primer trimestre de 2020 totalizaron 9 mil 293 millones de dólares, con todo y que en Estados Unidos la situación económica está color de hormiga.