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El sainete de los golpistas
P

rosopografía es una palabrota que usamos los historiadores para definir el estudio de las características comunes a un grupo de personas, buscando en su origen social, regional y familiar, en su educación formal e informal, su posición económica, los elementos que los unifican y nos permiten entenderlos como grupo. Ese tipo de estudios me permitieron entender la diferencia clave entre el ejército popular villista, con respecto a los liderazgos y mandos medios del maderismo, el carrancismo y el obregonismo.

En efecto, a diferencia de aquéllos, procedentes de sectores medios y acomodados, la mayoría de los jefes villistas eran de origen popular: peones de campo, mineros, pequeños propietarios de tierra en conflicto con los hacendados, maestros rurales, vaqueros, mecánicos, ferrocarrileros, abigeos. Esto explica en buena medida el carácter radical de sus demandas y sus acciones en materia agraria y laboral.

Ese método, que en forma significativa retoma las ideas sobre las rondas generacionales expuestas por José Ortega y Gasset en El tema de nuestro tiempo (aplicado al estudio de nuestras cúpulas políticas e intelectuales por don Luis González y González), nos permite entender la formación e intereses comunes a los personajes a los que llamo (es mi opinión personal) golpistas, pues su labor parece calcada paso por paso de quienes prepararon los cuartelazos latinoamericanos del siglo XX (y en Bolivia el año pasado). Hace 15 días presenté un ejercicio (https://www.jornada.com.mx/2020/04 /21/opinion/019a2pol). Las respuestas que recibí confirmaron la eficacia del método.

Hoy propongo otro similar en torno al sainete protagonizado el miércoles pasado por los abogados Javier Lozano Alarcón y Gustavo de Hoyos Walther, cuando éste nombró a aquél vocero de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) para despedirlo 10 horas después. El sainete desató el jolgorio y la sana alegría en las redes sociales, en tiempos de coronavirus. El mayor perjudicado, como señaló Julio Hernández López en su Astillero del día siguiente, fue De Hoyos Walther.

Lozano Alarcón es la quintaesencia de este golpismo embrionario: egresado de una de esas universidades donde se formó la élite tecnocrática (de la misma que Felipe Calderón), fue alto funcionario de los gobiernos de Salinas y Zedillo, y vocero de la campaña de Francisco Labastida antes de sumarse al PAN, para saltar directamente a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social durante el calderonato. Durante su gestión se perpetraron los golpes contra Luz y Fuerza del Centro y Mexicana de Aviación, así como la mal llamada reforma laboral que terminó de destruir las conquistas heredadas de la Revolución Mexicana. Tras otros pasos de baile renunció al PAN para regresar al PRI, donde se convirtió en uno de los voceros de campaña del caso muy poco usual en el mundo, del candidato de un partido gobernante que cae hasta el tercer lugar en las elecciones. Además de todo eso, se ha sugerido su implicación en varios casos criminales.

Pero en este 2020 lo más importante para entender el sainete no es todo lo anterior (se podría encontrar una docena de políticos con antecedentes ­similares), sino el papel de Lozano Alarcón como golpeador agresivo y permanente, como uno de los más desvergonzados repetidores de noticias falsas. Nombrarlo vocero de la Coparmex equivalía, sin máscara ni atenuante, a decir que dicha asociación patronal entraba abiertamente en el tono de confrontación, golpista incluso, que parece querer darle el abogado (que no empresario) De Hoyos Walther.

Bien: el ejercicio prosopogáfico de hoy consiste en recordar quiénes felicitaron calurosa, muy calurosamente, a Lozano Alarcón por su fugaz nombramiento. Era natural que lo hicieran políticos claramente subidos a un tono, un discurso, un modito que para mí (en mi opinión) es abiertamente golpista, como Felipe Calderón, Gabriel Quadri, Ernesto Cordero, Fernando (Rodríguez) Doval, Juan Ignacio Zavala, Mariana Gómez del Campo, Fernando Belaunzarán o Roberto Gil Zuarth; pero es aún más significativa y reveladora, si recordamos el papel de los medios de comunicación en la tradición golpista (como explicamos en Instrucciones para un golpe de Estado, https://www.jornada.com.mx/2019/ 11/19/opinion/020a2pol), la nómina de periodistas o líderes de opinión que también felicitaron muy calurosamente a Lozano Alarcón. Una lista no exhaustiva incluye a Pablo Hiriart, Ricardo Alemán, Pedro Ferriz H., Adela Micha, Ciro Gómez Leyva, Carlos Mota, Lourdes Mendoza, Luis Cárdenas, Paola Miyarga, Marco A. Mares, Maricarmen Cortés, Lolita Ayala y la actriz Laura Zapata. Otra interesante tarea consistirá en asomarse a los medios donde trabajan y cuáles son sus cargos y canonjías.

Ahora bien, creo que en realidad el resultado del sainete es muy positivo: los industriales y empresarios de México le hicieron saber a De Hoyos Walther que el estilo de Lozano Alarcón no los representa. Se desmarcan del golpismo. Enhorabuena.

Twitter: @HistoriaPedro