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México SA

Barones placean a funcionarios // No todos jalan parejo en la 4T

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omo en los buenos tiempos –que, por lo visto, no terminan de irse– y para que nadie dude quiénes son los dueños de la batuta en esos menesteres, los barones mexicanos de la minería placean a funcionarios (ahora de la 4T) en Toronto, Canadá. Por si fuera poco, también viajan con sus mascotas disfrazadas de líderes de sindicatos blancos.

En la convención más reciente (marzo de 2020) con los barones de la minería, compartieron el pan y la sal Luisa María Alcalde y Graciela Márquez, secretarias del Trabajo y de Economía, respectivamente, y el subsecretario de Minería, Francisco Quiroga (otrora empleado del grupo privado Villacero, al que Carlos Salinas vendió –léase: regaló– la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas; desde 2006 pasó a ser propiedad de la trasnacional ­ArcelorMittal).

Junto a ellos aparecieron algunas mascotas de Baillères y Larrea, como los líderes sindicales Javier Villarreal y Tereso Medina (CTM Sonora y Coahuila, respectivamente) y Carlos Pavón –alias La Marrana–, actual diputado priísta de representación proporcional (cortesía de los barones de la minería) y zacatecano que se presume muy amigo de su paisano Ricardo Monreal, el descarado cancerbero del outsourcing. A su lado, Fernando Alanís Ortega, director general de Industrias Peñoles, propiedad del también dueño de El Palacio de Hierro. Y todos fueron felices.

Oficialmente, la Cámara Minera de México es la que placea a los funcionarios mexicanos en convenciones como la mencionada, pero (como lo ha denunciado el dirigente minero Napoleón Gómez Urrutia) ese organismo empresarial es dominado por dos de los grupos más grandes de este sector: Grupo Peñoles y Grupo México, de tal suerte que todo apuntaría a que la visita de los funcionarios mexicanos fue por cortesía de Alberto Baillères y Germán Larrea. No hay problema por el lado de los líderes de los sindicatos blancos, porque siempre han sido los gatos de los patrones.

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▲ Aspecto de la principal convención mundial de la industria minera que anualmente se desarrolla en Toronto, Canadá. En el cónclave participaron las secretarias de Economía, Graciela Márquez (sentada) y del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde. También acudieron Fernando Alanís Ortega, director general de Industrias Peñoles; el diputado priísta Carlos Pavón; los líderes sindicales Javier Villarreal y Tereso Medina (CTM Sonora y Coahuila, respectivamente), y el subsecretario de Minería, Francisco Quiroga (con gorra).Foto La Jornada

Entonces, ¿qué sucede con Luisa María Alcalde y Graciela Márquez? Tienen tiempo para el placeo, pero no para lo importante. Por ejemplo, en febrero de 2019 el presidente López Obrador ordenó el rescate de los mineros que, desde 2006, permanecen bajo toneladas de rocas en Pasta de Conchos. Transcurridos 15 meses, la secretaria del Trabajo sólo da largas y más largas.

En marzo de 2019 el mandatario anunció que su gobierno no otorgará más concesiones mineras (“porque ni en mil generaciones terminarían de explotar los 80 millones de hectáreas que fueron concesionadas en gobiernos anteriores), aunque detalló que no cancelará las vigentes. Sin embargo, ordenó una detallada revisión para conocer el estado que guardan las activas. Más de un año después, la secretaria de Economía no ha dicho ni pío al respecto.

En noviembre de 2018 el grupo parlamentario de Morena en el Senado presentó una iniciativa de reforma a la Ley Minera, pero a casi 17 meses de distancia tal propuesta permanece en el cajón de los recuerdos, siempre con los atentos saludos de Ricardo Monreal, muy amigo, según presume, de Baillères, Ancira y otros barones de la minería.

Entonces, parece que no todos jalan parejo en la 4T.

Las rebanadas del pastel

El solo apodo da en qué pensar, pero un hecho define a La Marrana: en diciembre de 2008 fue encarcelado en Coahuila, acusado de fraude y malversación. El sindicato minero pagó su fianza –5.6 millones, que el hoy diputado priísta nunca reintegró a las arcas sindicales– para que abandonara el reclusorio. Entonces fungía como secretario de Asuntos Políticos del sindicato minero, y hablaba maravillas de su jefe y amigo Gómez Urrutia. Culpó a Larrea y Ancira, y dijo que ellos están dispuestos a pagar lo que sea para acabar con el sindicato. Pero algo sucedió en la cárcel, porque después Carlos Pavón se dedicó a despotricar contra la organización que lo arropó, lo que quiere decir que en el penal lo hicieron totalmente Palacio.