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México SA

Barones: crece fuga de capitales// Larrea: ante todo, congruencia

E

n estos tiempos de emergencia nacional, cuando es necesaria la solidaridad, la protección de la casa y el esfuerzo de todos para sacar al país del barranco, da gusto saber que los barones mexicanos ocupan el primer lugar latinoamericano en lo que a fuga de capitales se refiere: alrededor de 76 mil millones de dólares (equivalentes a cerca de 2 billones de pesos al tipo de cambio actual) suman los depósitos de esos angelitos acostumbrados a remitir sus frondosas utilidades al sistema financiero estadunidense (y a uno que otro paraíso fiscal) y a estirar la mano en tiempos de crisis para exigir todo tipo de apoyo, rescate y salvamento a costillas de los dineros de la nación (de sus fortunas no sacrifican ni un centavo), al tiempo que cancelan empleos por no tener con qué enfrentar ese gasto.

La Jornada (Roberto González Amador) lo publicó así: “Ningún grupo de ciudadanos de América Latina ha transferido tanto dinero a cuentas bancarias en Estados Unidos como el de empresas y ciudadanos mexicanos. En enero de este año el monto de los recursos transferidos por mexicanos a cuentas bancarias en ese país sumó 76 mil 166 millones de dólares, según información de la Reserva Federal (Fed) estadunidense.

Para efectos comparativos, el valor actual de los depósitos a nombre de mexicanos en bancos estadunidenses multiplica por 3.3 veces el flujo de inversión extranjera directa que llegó a México el año pasado y es más del doble del ingreso de divisas por remesas. La transferencia de dinero desde México a cuentas bancarias en Estados Unidos ha ido al alza en la medida en que los sistemas financieros de ambos países están más relacionados y aumenta la presencia de compañías mexicanas en aquella economía.

En síntesis, “uno de cada tres dólares de ciudadanos y empresas latinoamericanas depositados en bancos de Estados Unidos corresponde a mexicanos. En enero de este año el total de depósitos de América Latina –sin incluir el Caribe– en el sistema bancario estadunidense alcanzó 246 mil 200 millones de dólares. Así, los depósitos de mexicanos representaron 31 por ciento del total de recursos de ciudadanos y empresas latinoamericanas en bancos estadunidenses. Después de México, las naciones latinoamericanas que más depósitos tienen en bancos estadunidenses, en enero pasado, son Brasil, con 29 mil 239 millones de dólares; Chile, 29 mil 41 millones; Argentina, 22 mil 277 millones; Panamá, 17 mil 199 millones, y Perú, 17 mil 136 millones”.

Falta considerar los miles y miles de millones de dólares que los barones resguardan en los paraísos fiscales, porque es de suponer que los propietarios de esas fabulosas cantidades depositadas en Estados Unidos, más las protegidas en Islas Caimán, Panamá, Bahamas, Andorra, Suiza y demás, no son pequeñas y medianas empresas, ni mucho menos obreros, campesinos, estudiantes, desempleados, informales y conexos con ingresos –quienes los tienen– verdaderamente miserables.

Y en esta crisis del Covid-19 no faltan los barones que se quejan amargamente, porque el plan gubernamental de reactivación económica no los incluye.

Las rebanadas del pastel

Ante todo, congruencia: el tóxico empresario Germán Larrea chantajeaba a los débiles gobiernos neoliberales que no atendían sus exigencias de inmediato. En pocas palabras, amenazaba, si no cumplen cierro Cananea, cancelo inversiones y me voy del país, a sabiendas de que nadie le tocaría un pelo. De esa histórica mina el susodicho obtiene no menos de 65 por ciento de sus abultadas ganancias, de tal suerte que no era su intención matar a la gallina de los huevos de cobre (otrora propiedad del Estado), aunque en el bolsillo siempre traía preparada la extorsión. Pues bien, en pleno Covid-19 el gobierno sonorense pide a Grupo México que cierre temporalmente esa misma mina (por razones sanitarias), en el entendido de que se trata de un negocio no esencial ni prioritario que debe suspender actividades). Pero ahora el barón se niega, porque su interés, según dice, es proteger a la economía nacional. ¡Ole!