15 de febrero de 2020 • Número 149 • Suplemento Informativo de La Jornada • Directora General: Carmen Lira Saade • Director Fundador: Carlos Payán Velver

La batalla por nuestro derecho a saber


Con la modificación a la Norma 051 ganamos todxs

Víctor Suárez Carrera Subsecretario de Alimentación y Competitividad de la Secretaría de Agricultura

La Cuarta Transformación está comprometida con la autosuficiencia alimentaria y con un sistema agroalimentario justo, sustentable, saludable y competitivo

Las instituciones del gobierno de México trabajan de la mano a favor de la sociedad

La apertura comercial que realizó México a mediados de los años ochenta y más profundamente desde 1994, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, hoy T-MEC), propició cambios radicales en el sistema agroalimentario y en la cultura alimentaria de la población; la importación, manufactura interna, promoción publicitaria y consumo creciente (incluso, desenfrenado) de alimentos procesados y ultra procesados derivó en una situación crítica de salud pública.

No es noticia: hoy México vive una emergencia epidemiológica. Tres de cada cuatro personas mayores de 20 años presentan un problema de sobrepeso u obesidad, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2018) y, según el Foro de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), los niños y las niñas, el presente y futuro del país, son los más afectados.“México es uno de los países que más consume productos ultra procesados en el mundo. Los que más consumen estos productos son los niños, niñas y adolescentes […] alrededor del 40 por ciento de la ingesta de calorías de niños en edad preescolar proviene de dichos productos, mientras que para adolescentes es del 35 por ciento y para adultos 26 por ciento. En el país, entre el 58 y el 85 por ciento de los niños, niñas y adolescentes tienen un consumo excesivo de azúcares añadidos, así como entre el 67 y el 92 por ciento lo tiene de grasas saturadas, de acuerdo con los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS)”, dijo la UNICEF en fechas recientes (www.unicef.org/mexico/historias/el-etiquetado-frontal-de-advertencia).Productos con exceso de sal, exceso de grasas, con grasas trans y exceso de azúcares, y productos con cafeína o aditivos no aptos para consumo infantil han estado a la libre disposición en el mercado, afectando por igual a la población urbana y rural, y tal vez a ésta más por contar con menos herramientas informativas. Esos productos han desplazado la dieta tradicional mexicana. En comunidades rurales apartadas tal vez se ha dejado de consumir quelites, nopales y frijoles, pero, eso sí, encontramos el espectacular de bienvenida a la entrada del pueblo con el mensaje oficial local acompañado de otro que nos habla de la chispa de la vida, de la felicidad embotellada. Los refrescos y las botanas, aunque caros, son de los artículos más demandados en las tienditas.Comento, como una anécdota personal, que en una gira reciente de trabajo a San Ignacio de Arareco, Bocoyna, de una pequeña miscelánea situada al lado de donde tuvimos un evento con población rural en condiciones de pobreza y marginación, salían niños, hombres, mujeres, algunas con bebés en la espalda (todos con su vestimenta tradicional) con sus bolsitas de botanas en mano y con refrescos. Impresionante ver eso.Hay un factor clave en este tema: el etiquetado. ¿Cómo podemos tener conciencia de lo que estamos consumiendo, de si es saludable o dañino? Hasta hoy, obviamente en una situación conducida por intereses monetaristas industriales, contamos con etiquetas que no nos dicen nada o, peor, que están amañadas, que ocultan y engañan; que nos hablan de medidas aceptables de tal o cual componente, como azúcar, cuando lo que deberían decir es “medidas límite aceptables para la salud”.Por eso, el 26 de diciembre pasado fue un día histórico. El anuncio de la Secretaría de Economía de que fue aprobada la modificación de la Norma Oficial Mexicana 051 sobre etiquetado de alimentos y bebidas es un éxito de la sociedad. La aspiración es que el nuevo etiquetado frontal –logrado después de un proceso democrático y transparente– revierta la degradación de la dieta mexicana, y que recuperemos, esperemos más temprano que tarde, la dieta tradicional mexicana; la dieta de maíz, frijol, chile, quelites, flor de calabaza, amaranto, chía, nopales, productos cuyo consumo per cápita ha venido a la baja.

El etiquetado frontal advertirá cuando un producto tenga exceso de nutrientes críticos: azúcares, grasas trans, grasas saturadas, sodio y contenido energético. Incluirá además leyendas para advertir la presencia de cafeína y edulcorantes como ingredientes no recomendables para niños y niñas, y se condicionará el uso de personajes y dibujos dirigidos a la infancia, en los productos con sellos, acorde con las recomendaciones de UNICEF y otros organismos internacionales.Por cierto, UNICEF, OMS, OPS y FAO felicitaron al presidente Andrés Manuel López Obrador por la modificación de la Norma 051 (ver www.gob.mx/se/articulos/agencias-de-la-onu-felicitan-al-gobierno-de-mexico-por-norma-de-etiquetado-en-alimentos-y-bebidas-no-alcoholicas?idiom=es).Los foros donde se aprobó la modificación fueron los Comités Consultivos Nacional de Normalización de la Secretaría de Economía y el de Regulación y Fomento Sanitario de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), así como sus grupos de trabajo. En ellos, como nunca, hubo una gran participación de la sociedad, y también como nunca, defendiendo el interés público, las instancias de gobierno actuaron con una visión uniforme y muy comprometida. Por supuesto participaron las secretarías de Agricultura, Economía, Salud, Medio Ambiente, Trabajo, Comunicaciones y Transportes, Bienestar, Energía, Turismo, la COFEPRIS y la Procuraduría de Defensa del Consumidor, entre otras.¿Qué aplaude particularmente la Secretaría de Agricultura? El transitar el camino de regreso a una alimentación saludable, por medio de una información clara al consumidor, llevará a la población mexicana a reencontrarse con alimentos que producimos nacionalmente/localmente y que en particular son ofrecidos por productores de pequeña y mediana escala.Se observará un estímulo a la producción, comercialización y consumo de productos mexicanos, de productos frescos, de alimentos locales. Además obviamente de inducir a la industria procesadora a reformular su oferta utilizando menos aditivos y menos insumos que contribuyen al sobrepeso-obesidad y enfermedades crónicas relacionadas (diabetes, hipertensión, problemas coronarios, cáncer, etcétera).Todo es un círculo virtuoso. En la Secretaría de Agricultura estamos comprometidos con el apoyo a los productores de pequeña y mediana escala. Es el caso del Programa Producción para el Bienestar, que es operado por la Subsecretaría de Alimentación y Competitividad. El programa  da apoyos para que el productor tenga liquidez y produzca, pero no solo eso. Este es un apoyo que va de la mano de capacitación y acompañamiento técnico-organizativo para que los productores apliquen cada vez más prácticas agroecológicas y sustentables, para que su labor sea amigable con el medio ambiente, que no contaminen, y que los alimentos que ofrecen y consumen sean sanos.En la Cuarta Transformación estamos comprometidos con avanzar en la autosuficiencia alimentaria, y esa es la misión del programa Producción para el Bienestar, y estamos comprometidos con concretar un sistema agroalimentario justo, sustentable, saludable y competitivo.No cabe duda que la nueva Norma 051 es el primer e importantísimo paso. Así como las instituciones de gobierno actuamos juntas en este reto, así como actuamos con conciencia y compromiso a favor de la sociedad mexicana, daremos nuevos pasos y lograremos nuevos éxitos para conseguir ese sistema que anhelamos. •