15 de febrero de 2020 • Número 149 • Suplemento Informativo de La Jornada • Directora General: Carmen Lira Saade • Director Fundador: Carlos Payán Velver

La batalla por nuestro derecho a saber


Urge informar de manera real sobre los daños a la salud que
provoca el consumo de productos ultraprocesados.

Un etiquetado que revalora la dieta tradicional campesina

Paulina Magaña Carbajal

México está enfrentando una grave crisis de salud, uno de cada tres niños y siete de cada diez adultos presentan sobrepeso u obesidad. Uno de cada dos niños mexicanos nacidos en el 2010 desarrollará diabetes a lo larga de su vida y más de 100,000 mexicanos mueren cada año a causa de la diabetes.

El consumo de alimentos y bebidas ultraprocesadas, productos que son altos en azúcares, sal, grasas saturadas y trans y/o calorías –y que están altamente disponibles y son publicitados por la gran industria de alimentos y bebidas-, forma parte importante de esta gran epidemia. México, es el país en América Latina con mayor consumo de estos productos.

La ingesta de estos productos ha reemplazado el consumo de alimentos naturales provenientes del campo mexicano, los cuales forman parte de la dieta tradicional, originando patrones insostenibles y con detrimento del medio ambiente. Las poblaciones vulnerables y de bajos recursos, que carecen de atención médica, están entre los más afectados por los daños que causan estos productos.

Para combatir las enfermedades generadas por el consumo de productos ultraprocesados, organismos internacionales han recomendado la implementación de un etiquetado nutrimental frontal que sea fácil de entender y que ayude a las personas a una mejor selección de alimentos. Desde el 2014, México cuenta con un etiquetado frontal que no sigue las recomendaciones internacionales y que fue diseñado por la industria de alimentos y bebidas.

Después de años de investigación y activismo para mejorar el etiquetado frontal, la recién aprobada modificación a la Ley General de Salud establece un etiquetado frontal de advertencia. A su vez, la norma en materia de etiquetado (NOM-051) ha sido modificada, aprobada y está próxima a ser publicada.

El sistema del etiquetado frontal de advertencia aprobado en México consiste en una serie de octágonos (“sellos”) de color negro que advierten cuando un producto excede la cantidad de azúcares, grasas, sodio y calorías recomendadas.

Adicionalmente, incluyen leyendas para informar si un producto contiene edulcorantes no calóricos y/o cafeína, por considerarlos un riesgo al ser consumidos por niños. Asimismo, prohíbe la publicidad en el empaque de cualquier producto que presente uno o más sellos.


Entre los objetivos del etiquetado de advertencia aprobado en México está contribuir a la disminución del consumo de productos ultraprocesados, impulsar el consumo de alimentos naturales provenientes del campo mexicano y conformar una dieta más saludable, rescate la cultura e identidad de nuestra propia alimentación.

El etiquetado logra este fin al informar de manera real a toda la población sobre los daños a la salud que provoca el consumo de productos ultraprocesados. Poblaciones marginalizadas, indígenas y rurales son bombardeadas por estos productos y su publicidad. Estos productos han llegado a dichas comunidades de la mano de un etiquetado que no es comprensible.

En cambio, el nuevo etiquetado, con un formato sencillo en negro y blanco, que no requiere cálculos matemáticos servirá para proteger el derecho a la información de los consumidores, sin importar su conocimiento sobre nutrición o su nivel educativo.

Dado que los productos con uno o más sellos no pueden utilizar personajes o celebridades en sus empaques, se asegura que dichos productos no enganchan o distraen a los consumidores en el punto de compra. Con esto se pretende disminuir el poder de seducción que estos productos tienen especialmente sobre niñas y niños, en contraste con los alimentos frescos de pequeños productores que no tiene el mismo presupuesto publicitario.

De esta forma, el etiquetado aprobado en México impulsaría el consumo de alimentos menos procesados, pues en contraste con el etiquetado diseñado por la industria, el etiquetado frontal de advertencia incentiva a disminuir el contenido de nutrimentos críticos en los productos (azúcares, grasas y sodio).

Por ejemplo, la estrategia de la gran industria de alimentos y bebidas en muchos países se enfocó en quitar el azúcar de sus productos y reemplazarlo con edulcorantes no calóricos. Sin embargo, el consumo de estos ingredientes no está recomendado para niños y secuestra el paladar de los mexicanos, desarrollando una preferencia por sabores azucarados. Dado que el etiquetado frontal en México informa si un producto tiene edulcorantes no calóricos, impulsa la producción de alimentos con menos azúcar sin reemplazarla con otro ingrediente que tiene sus propios riesgos, promoviendo productos menos procesados con sabores más naturales.

El etiquetado frontal es un paso adelante para proteger el derecho a la salud, la alimentación y la información de los mexicanos y para transformar el sistema alimentario en un sistema que promueva los alimentos frescos, la dieta tradicional y el crecimiento del campo mexicano. •

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