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El Estado tiene otras prioridades que el cine; en Brasil temen retroceso por menos apoyo

El sector es una de las caras más visibles del país sudamericano

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▲ La pareja de cineastas Lucy Barreto y Luis Carlos Barreto.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Sábado 8 de febrero de 2020, p. 6

Río de Janeiro. Premios en Cannes, nominaciones en los Óscares y la Berlinale, el cine brasileño vive un ciclo de esplendor, pero teme un retroceso por la pérdida de apoyo público en el gobierno ultraconservador de Jair Bolsonaro.

Directores, productores y profesionales del sector afirman que la actual política cultural es ideológica, lo que amenaza una de las industrias más visibles del país y mantiene unos 300 mil empleos.

Artísticamente es un momento de florecimiento. Tenemos filmes comerciales que funcionan muy bien en la taquilla y otros de carácter más autoral que tienen éxito en los festivales, dijo a Afp Caetano Gotardo, codirector de Todos os Mortos (Todos los muertos), coproducida con Francia y en competencia en la selección oficial del próximo Festival de Berlín, a fines de febrero.

Pero vivimos un momento de muchas dudas sobre la continuidad de esa producción, advierte.

La cinta, que retrata la relación entre una familia blanca y una negra en el Brasil de fines del siglo XIX, tras la abolición de la esclavitud, logró escapar a tiempo del periodo de turbulencias que enfrentan muchas producciones en curso.

Lo mismo ocurrió con La vida invisible de Eurídice Gusmao, de Karim Ainouz, ganadora del premio Una cierta mirada, en el último festival de Cannes, y con Bacurau, de Kleber Mendonça Filho, Premio del jurado, y éxito de taquilla en las salas brasileñas.

Ninguna de estas victorias fue celebrada por Bolsonaro, enfrascado junto con sus ministros en una guerra cultural contra lo que consideran arte de izquierda.

Los cambios comenzaron con la extinción del Ministerio de Cultura, convertido en una secretaría del Ministerio de Turismo, y siguieron con el recorte del patrocinio de empresas públicas a actividades culturales, medida que afectó a varios festivales de cine.

Bolsonaro afirmó que el Estado tiene mayores prioridades que financiar la cultura y amenazó con cerrar la Agencia Nacional del Cine (Ancine), si ésta no establece un filtro de contenido a la hora de adjudicar recursos públicos.

El Fondo Sectorial del Audiovisual, administrado por Ancine y alimentado principalmente con recaudaciones de la propia industria audiovisual, sufrirá este año un recorte presupuestario de más de 40 por ciento.

El cine brasileño está frenado por decisiones erróneas y por la falta de acción del gobierno, que tiene una actitud contra la cultura, apunta Sara Silveira, productora de Todos os Mortos.

Exabruptos oficiales

Esta semana la Secretaría de Comunicación de la Presidencia acusó a la directora Petra Costa de difamar la imagen del país con su documental Al filo de la democracia, nominado al Óscar, que cuenta desde una perspectiva de izquierda el proceso que llevó al poder al mandatario ultraderechista.

Bolsonaro, cuyo gobierno termina en 2022 y puede ser relegido, había dicho poco antes que no perdería tiempo viendo esa porquería.

El momento cultural actual es tal vez el más perturbador jamás vivido en Brasil, expresó Luiz Carlos Barreto, uno de los mayores productores del cine brasileño, que vivió el auge del Cinema Novo en la década de 1960 y negoció con la censura de la dictadura militar (1964-1985) la autorización de películas calificadas de subversivas.

Según Barreto, de 91 años, ahora se ha ideado una estrategia nueva, un sistema de censura previa, en el que ya no se trata de reprimir un producto artístico, sino de poner barreras para que no se produzca.

Barreto piensa que el principal problema, agravado bajo el actual gobierno, es que la cultura en Brasil es tratada como un adorno y no como una industria valiosa.

Necesitamos luchar para que la industria de la cultura, lo que llamamos economía creativa, sea vista como pilar económico, coincide Ilda Santiago, directora del Festival de Cine de Río, cuya última edición estuvo a punto de cancelarse tras la reducción del patrocinio de la estatal Petrobras.

Tras la renuncia del cuarto secretario de Cultura, quien parafraseó en un discurso al ministro de propaganda de Hitler, los más pragmáticos esperan que su sustituta, la actriz Regina Duarte, promueva el diálogo con la clase artística y ponga en marcha medidas que ayuden al sector a avanzar.

A pesar de las dificultades, no vamos a parar de producir, no vamos a dejar de hacer lo que hacemos, afirma Ilda Santiago.