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¿La fiesta en paz?

Notas sueltas sobre una tradición poco resuelta

C

hulada de término, resuelta quiere decir determinada, audaz, arrojada, libre, decidida, osada, atrevida, arriesgada, solucionada, zanjada, remediada, despejada, desenredada, explicada, acertada, emprendedora, intrépida, diligente, ágil, activa, dispuesta, enérgica, definida y, por si faltara, valiente. Así que no se necesita ciencia para imaginar cómo anda la fiesta de los toros en nuestro país.

Ante su repetitiva, monótona y descastada oferta de su espectáculo, es decir, de su reducido concepto de bravura y competencia, no se diga de mercadotecnia y publicidad, la empresa de la Plaza México ya no halla cómo meter gente al coso, luego de que en los últimos 25 años el público ha sido condicionado a algunos apellidos importados y tranquilamente ignorado por las empresas más acaudaladas de la historia. Ahí está la cosecha de tan mezquina siembra.

Por ello continúan, al cuarto para las 12, las promociones y Tauro PlazaMéxico, de cara a las corridas que habrán de celebrarse en el coso capitalino el lunes 3, miércoles 5 –aportación de la empresa anterior a la mercadotecnia taurina– y domingo 9 de febrero, en que se disputará el Estoque de Oro, ofrece a los aficionados un 25 por ciento de descuento al adquirir el abono por los tres festejos que amparan el ciclo del 74 aniversario del coso. Lo bueno es que la promoción será aplicable tanto para los tenedores del Derecho de Apartado como para el público en general.

Si Pitágoras acabó la secundaria y usted quiere dos localidades de sexta fila del segundo tendido de sombra, a 450 pesos cada una, son 900 pesos por corrida, y por las tres tardes, 2 mil 700, pero con la promoción de aniversario obtendrá un descuento de 675 pesos y pagará únicamente 2 mil 25 pesos. Así que anímese, porque en el cartel del lunes no sólo vuelven fieras de De la Mora para el incombustible Ponce y el insurgente Adame, sino que regresa al escenario de sus recientes éxitos el fino diestro redescubierto José Mauricio.

Me entero en La Jornada del 21 de enero pasado de que en México seis de las personas más acaudaladas concentran mayor riqueza que la mitad, 62.5 millones, de la población total, quienes viven en la pobreza, y que entre esos seis multimillonarios se encuentra Alberto Bailleres González, presidente de Grupo Bal, consorcio de empresas cuyo impresionante éxito contrasta, por desconocidas razones, con los sucesivos fracasos de la división taurina de ese grupo, Espectáculos Taurinos de México (ETMSA), que controla ocho plazas de toros, incluida la México, posee cinco ganaderías, una en España, apodera toreros –Ponce, Castella, Ferrera y los Hermoso, entre otros– y no duda en seguir apostando por la mansedumbre, reflejo de una ideología taurina que sustenta la tauromaquia en embestidas pasadoras, no en la bravura exigente y emocionante.

Queda claro entonces que la gran amenaza para una fiesta de toros verdaderamente resuelta, enérgica y definida, no son antitaurinos subvencionados, legisladores oportunistas ni politicastros prohibidores, sino esta frágil ideología de la bravura convertida en pasadura –tránsito irrelevante de un toro dócil tras la muleta–, que el monopolio taurino de México y el taurineo internacional no están dispuestos a corregir, por más que la gente, con su reiterada ausencia, les diga que tiene opciones de espectáculos menos tramposos. Cuando los promotores de la fiesta de toros se niegan a ofrecer a los jóvenes propuestas, contenidos y protagonistas realmente atractivos, es que ya dejaron de creer en las posibilidades de evolución de ese espectáculo, por no decir en la propia.