Opinión
Ver día anteriorDomingo 2 de febrero de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Palacio museo
E

n la esquina de Isabel la Católica y Venustiano Carranza destaca un impresionante palacio virreinal, recubierto con los materiales característicos del barroco del siglo XVIII: tezontle y cantera, esta última como fino adorno de marcos y portadas.

Lo mandó a construir el marqués Miguel de Berrio y Zaldívar con motivo de su boda con la condesa Ana María de la Campa y Coss. El título de marqués se lo otorgó el rey Carlos III en 1774, por los generosos apoyos prestados a la corona. Su nieto fue considerado el hombre más rico de México.

Al casarse juntaron dos grandes fortunas; como era de esperarse, contrataron a uno de los mejores arquitectos del momento para que les edificara una suntuosa mansión: el afamado don Francisco Guerrero y Torres. Se construyó entre 1769 y 1772 con la participación de los mejores canteros, orfebres, azulejeros y artesanos especialistas en labrar exquisitamente la piedra y la madera.

La mansión tiene dos niveles principales, además de entrepiso y torreón. La portada es impresionante en tamaño y belleza, que se complementa con enormes puertas entableradas con chapetones.

Toda la fachada está decorada con molduras de cantera onduladas, lo que le da un delicioso ritmo que evita la pesantez que podría tener una construcción de esas dimensiones. Dentro, como era la costumbre, hay dos patios: el principal y el de servicio, en donde estaban las caballerizas y se guardaban los carruajes. Los corredores altos del principal se distinguen por estar sostenidos sólo por tres arcos en los que se lee una inscripción alusiva a su edificación. El detalle más original se encuentra en la escalera de dos rampas con desarrollo helicoidal y coronada por una cúpula monumental.

Perteneció a los descendientes de los marqueses hasta 1873 y se le dio diversos usos hasta que en 1884 lo adquirió el Banco Nacional de México, hoy Citibanamex. La institución lo ocupó con sus oficinas centrales hasta hace una década, y ahora tuvieron la acertada decisión de convertirlo en un espacio cultural bautizado como Foro Valparaíso.

La visita brinda un doble gozo: apreciar la impresionante arquitectura que incluye la original escalera única en México y la extraordinaria colección de arte del banco. La integran 117 obras que van del siglo XVIII al XX de muchos de los mejores artistas de las tres centurias.

El recorrido lo lleva por 22 salas, las primeras nos permiten conocer la historia de las familias que mandaron a construir y vivieron en el palacio a través de retratos de sus integrantes, varios fueron obra de Miguel Cabrera, el extraordinario pintor virreinal.

El paseo nos conduce por la pintura de distintas épocas que generan diversas emociones. Hay salas con paisajes de la ciudad y sus alrededores que evocan nostalgia por esa atmósfera limpia y transparente que permitía admirar todos los días los prodigiosos volcanes. Destacan cuadros de José María Velasco, Eugenio Landesio y el Doctor Atl.

Llama la atención la gran cantidad de obras de artistas mujeres, entre ellas la que se considera la primera pintora mexicana, María Guadalupe Moncada, quien realizó en 1798 una representación de la Virgen de Guadalupe. Hay obras de Leonora Carrington, Cleofas Almanza, Remedios Varo, Eulalia Lucío, Frida Kahlo y María Izquierdo.

Hay mucho más que contar, pero se acabó el espacio y es hora de comer. No se pierdan la visita que, además, es gratuita. Sobre la misma calle de Isabel la Católica, esquina con Mesones se encuentra la cantina La Vaquita, que ocupa los bajos de una bellísima casona barroca, con un nicho con escultura y una gran cruz de piedra.

El interior es muy agradable con sus mesas para jugar dominó, columnas con espejos, un lambrín de coloridos azulejos y un paisaje al fresco. La botana –que en realidad es una comida completa– cambia diariamente. Siempre hay un buen caldo, un guisado y algunos antojos como tostada de pata o sopes. También puede pedir tortas ¡sabrosísimas!