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No podemos estar tranquilos si los sicarios andan libres por acá
Enviado y Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 13 de enero de 2020, p. 4

Bavispe, Son., Aquí fue donde calcinaron a mi hija, explicó con voz quebrada Adrián LeBarón antes de acuclillarse para remover el grueso plástico negro y la cinta amarilla de criminalística –de la extinta PGR– que intenta preservar sin alteraciones el lugar del crimen. Estas cenizas que quedaron es para que haya justicia, agregó.

En este paraje del camino de terracería en el que se detonaron cientos de disparos la mañana del 4 de noviembre, Adrián LeBarón y su familia ofrecieron su postura sobre el encuentro en la comunidad de La Mora con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Un Presidente empático, sensible y solidario, resumió antes de dar entender que no es suficiente si no hay justicia.

Vino a reconocer este lugar que dejó gente vulnerada en el artero crimen. Que no se vuelva La Mora un pueblo deshabitado por el miedo. No somos enemigos. Si el dolor nos encontró, que la esperanza nos una. Vine a este lugar donde calcinaron a mi hija para decirles que la justicia está caminando y que buscamos justicia para el país, agregó durante un recorrido desde la casa de Rohnita, su hija fallecida, hasta el sitio donde su pariente encontró la muerte junto con cuatro de sus nietos, un trayecto de apenas 20 minutos.

Bavispe y las comunidades aledañas han cambiado desde que ocurrió lo que ocurrió, como dice la gente para no abonar en descripciones de la tragedia, para no recordar que acribillaron a tres mujeres y seis niños; que dejaron 20 huérfanos y un pueblo en la zozobra por el miedo.

Desde entonces, la Guardia Nacional, que dilató horas en llegar cuando ocurrió lo que ocurrió, ahora patrulla diariamente la región. Entre la comunidad se ha esparcido el rumor de que en breve se construirá un cuartel en la sierra norte de Sonora. Un proyecto que brindaría seguridad a los municipios de Bavispe, Bacerac y Huachinera, en la frontera con Chihuahua.

Un frontera que para algunos sólo les ha traído la inseguridad, convencidos de que la masacre provino de los narcos de Chihuahua. “La Línea, pues”, murmura un productor de forraje que pide omitir su nombre. Bajo la confianza del anonimato confiesa que la región no está en paz, aunque sí mejor que como estaba cuando ocurrió.

No podemos estar tranquilos si los delincuentes, los sicarios, andan libremente por nuestras tierras acusó Julián LeBarón, convencido de que mientras no se rompa el contubernio entre el crimen organizado y las autoridades esto va a seguir. A los delincuentes no los podemos acusar de traición, pero a las policías sí, porque ellos tienen el monopolio de la fuerza y de las armas. ¿Por qué está involucrado en la masacre el jefe de la policía de Janos?

Hasta ahora los informes oficiales que se les han entregado reportan que habría al menos 40 involucrados en aquel ataque, siete detenidos en México y dos más en Estados Unidos. Reportes que no confortan aún a los deudos, quienes mantienen su exigencia de justicia para los ejecutados y seguridad para los poblados.

En su visión, la lucha contra los criminales no la puede dar un solo hombre, así sea el Presidente. La sociedad debe asumir un rol más protagónico y llamar a cuentas a las autoridades cuando éstas son incapaces hasta de proporcionar lo más básico para la población: la seguridad de sus vidas. De ahí la convocatoria a una nueva marcha para demandar paz, que se realizará el próximo 23 de enero del monumento por La Paz, en Cuernavaca, Morelos, hasta el Zócalo de la Ciudad de México.

A pesar de que la visita presidencial se dio a raíz de la tragedia ocurrida en noviembre pasado, en Bavispe se organizó una verbena en la plaza del pueblo. Música, baile, comida gratuita, en honor a la presencia de López Obrador.

Nunca había venido un Presidente a Bavispe, explicó un hombre ya entrado en las siete décadas para justificar la irónica coexistencia entre la fiesta y la tragedia.