Opinión
Ver día anteriorViernes 10 de enero de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿México entre guerras de la era nuclear?
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asta donde pueden aventurarse hipótesis, en una coyuntura donde es posible establecer hechos, hacer una interpretación razonable y anticipar potenciales dinámicas de los acontecimientos, para quienes hemos vivido en países árabes –en mi caso al frente de las embajadas de México en Argelia y Tunez– resulta claro que la secuela de la confrontación Estados Unidos vs. Irán habrá de proyectarse a escenarios ya históricos de lucha ideológica y política entre el occidente cristiano y el medio oriente musulmán. El liderazgo político-religioso interislámico, siempre en disputa, con toda probabilidad habrá de orientarse a buscar la unidad, la resistencia y la venganza frente al agresor rumi o pagano, sea israelíta, estadunidense, alemán, inglés, canadiense o ucraniano. Tal podría ser el caso del avión chocado que no alcanzó a despegar de Teherán (lleno de pasajeros occidentales) y del cual las autoridades iraníes han anticipado que no entregarán la caja negra.

Luego de ver el video del ataque con drones estadunidenses al convoy encabezado por el general iraní Soleimani, y la débil reacción militar de Irán, y al escuchar las declaraciones de Donald Trump, la primera pregunta que viene a la mente es ¿y ahora qué sigue? Y la segunda ¿quién sigue ahora?. Desde el asesinato de Osama Bin Laden, por órdenes de Obama, hasta el de Soleimani, por Trump, si algo queda de manifiesto es la clara e intimidatoria prepotencia de Estados Unidos para mostrar el poder y la abierta arrogancia del gran hegemón. Las decisiones y los cálculos de política electoral interna están ahí, desde luego, pero el riesgo mayor para todo el mundo es la amenaza de muerte cumplida para quien, sin respaldo nuclear, ose tocar intereses o desafiar el poderío estadunidense.

El grave problema que ahora vuelve a plantearse a la comunidad internacional es que el liderazgo ultraconservador de Trump puede llevar a una reacción preventiva (“ preventive strike”) de sus reales o potenciales enemigos mayores, Rusia y China. Después de tan descaradas y provocadoras acciones guerreristas ¿dónde trazar y cómo hacer valer una línea confiable para preservar la paz y la seguridad mundiales?

Por fortuna para nuestro país, México no está involucrado en las confrontaciones renovadas o reactivadas de las potencias nuclares. Estamos y debemos mantenernos al margen de ellas, como lo ha confirmado el presidente Andrés Manuel López Obrador. Pero cabe preguntarnos cómo nos afectaría en el corto y en el mediano plazo, si la hubiera, una moderna guerra nuclear, aún limitada. Hay múltiples estudios y proyecciones sobre las consecuancias de esa guerra, no sólo para nosotros países del Sur sino para todo el globo terráqueo. (Ver las publicaciones del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) o del Institute for War & Peace Reporting (IWPR).

Y es que muy poco o nada podríamos hacer para evitar una catástrofe de tales dimensiones ¿No estaríamos anticipando un fin del mundo acaso menos prolongado que el de la devastación y la muerte ecológica? No se trata de colocarnos en actitudes radicalmente pesimistas e incluso trágicas, pero llegado el caso sólo un Dios podría salvarnos. Y si el desierto avanza, y si el último Dios ya ha muerto ¿a quién podemos invocar los mexicanos, a la Virgen de Guadalupe, a la madre de Dios que podría al menos consolarnos?

Parece haber llegado otra vez el tiempo de las graves meditaciones, de las alertas y de las acciones concertadas, tanto en la política como en la economía, para encontrar nuevos caminos y cauces de justicia social verdaderamente globales. Es ésta cada vez más una ingente necesidad, pero ¿es posible que esa necesidad pueda ser comprendida y compartida a tiempo? ¿Y es posible llegar con nuestras voces y clamores ciudadanos de paz, con todas las tecnologías y los medios disponibles, hasta los núcleos decisivos de los poderes hegemónicos? En las más altas esferas del poder, un individuo no puede salvar al mundo, pero sí puede hundirlo. ¿No es así? Y ¿qué pasaría entonces en México con nuestra alentadora 4T? Comunicación y cooperación, conciencia y acción, es lo que demanda en tan graves tiempos de penuria la continuidad de la vida en este planeta.

*Profesor de ciencia política y ex embajador de México