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Para que quede claro

Herrera, una historia de tenacidad

L

os técnicos se ponen de moda y como son eso, una moda, pasan y se olvidan. Quizá por eso sea sobresaliente la historia de Miguel Herrera, quien en los 17 años en que ha dirigido en el futbol mexicano ya ha dejado huella.

Nadie podría haber supuesto hace 11 años, cuando los restos del desorganizado Veracruz, el original, no el del diputado Kuri, pasaron a formar parte de la Primera División A, que su entonces técnico, Miguel Herrera, se convertiría en uno de los más efectivos de nuestro futbol, sobre todo siendo mexicano y merced a sus impresionantes resultados con las Águilas del América.

Herrera llegó en el Torneo Clausura 2008, en la fecha tres, para tratar de componer el rumbo que los Tiburones habían extraviado de la mano de 12 directores técnicos en cinco torneos, incluyendo a su ex compañero y amigo, y ahora rival en la final de la Liga Mx, Antonio Mohamed, quien sumó sólo dos triunfos y dos empates en 10 partidos, dejando muy comprometido al equipo y a Herrera, quien venía precedido de excelentes resultados con, paradójicamente, el Monterrey, en el que sin embargo no pudo coronarse campeón. Tampoco el argentino lo logró hasta ahora, aunque sí con las Águilas.

La lista de entrenadores del Veracruz era impresionante a partir del Apertura 2005: Juan Carlos Chávez, Eduardo Rergis, Alfredo Tena, Emilio Gallegos, Víctor Manuel Vucetich, Pedro Monzón, Carlos Barra, Emilio Gallegos de nuevo, Alejandro Domínguez, Aníbal Ruiz, Nery Pumpido, Antonio Mohamed (2-2-6) y Herrera (4-5-6).

Así que Miguel, a pesar de haber tenido una efectividad de casi 40 por ciento con los Tiburones, no pudo hacer el milagro y se hundió el 2 de mayo de 2008 con jugadores como Miguel Layún, que fue titular en 15 de los 17 encuentros de esa campaña; su inseparable Rodrigo Pony Ruiz y Aldo de Nigris, quien apareció como titular en nueve de los 12 partidos que jugó, entre otros.

A pesar del golpe que significó el descenso, del que su nombre encabezara la lista de responsables –no así sus números con el equipo–, para la siguiente campaña Tecos lo firmó y pasó con más pena que gloria las siguientes cinco temporadas.

De ahí regresó al Atlante en el Clausura 2011, donde había debutado nueve años atrás en el Verano de 2002, sólo para que un par de torneos después Ricardo Peláez lo llamara, contra todos los pronósticos, para hacerse cargo del América a finales de 2011.

Herrera se convirtió entonces en el noveno entrenador que se coronaba monarca de liga con el América, quinto de origen mexicano, uniéndose a nombres como los de José Antonio Roca, Raúl Cárdenas, Manuel Lapuente y Mario Carrillo.

Casi como un capricho del destino, justo el jugador más resistido por toda la afición americanista, Layún, acabó anotando el penal que les otorgó el título ante Cruz Azul y el mismo que falló con Rayados en el Mundial de Clubes.

Luego su actuación con el Tri en Brasil y finalmente el regreso a las Águilas. Su segundo título de liga y todo lo demás le ha llegado por su obstinación, porque nunca se ha dado por vencido, como muestran esas imágenes de la segunda final ante Cruz Azul; no importó tampoco lo que se mencionaba de que sólo estaría al frente de la selección dos partidos. Fueron los dos más importantes del futbol mexicano en dos décadas y por algo se los confiaron.

A Miguel le digo padrino, porque fue el primer entrevistado que tuve en mi programa de radio en Radio Fórmula hace 17 años y lo he visto pelear, morder, perder y ganar, esto último que se ha vuelto su costumbre, casi una tradición que creo continuará esta semana.