21 de diciembre de 2019 • Número 147 • Suplemento Informativo de La Jornada • Directora General: Carmen Lira Saade • Director Fundador: Carlos Payán Velver

Mujeres y hombres del jornal


Nadie ve por sus derechos. María Mayela Blanco

Las voces de jornaleros y jornaleras agrícolas: migrar por migajas

María Mayela Blanco Ramírez Investigadora del área de Derecho al trabajo decente. Integrante de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas en México. Consultora en temas de migración; trabajo en el sector agrícola y trata de personas

Según fuentes de INEGI, San Luis Potosí tiene una población 2, 717 820 habitantes, representa el 2.3% del total del país; está integrado por 57 municipios que conforman las 4 zonas geográficas del estado: altiplano, centro, huasteca y media. Las zonas altiplano, media y huasteca son productoras agrícolas de gran importancia; particularmente en la zona del altiplano, con mayor tradición agroindustrial se identificada el municipio de Villa de Arista, ya que en 1950 se realizaron las primeras perforaciones para extracción de agua con fines de riego. En el decenio de 1970, un comprador de jitomate transformado en productor radicado en el municipio invitó a empresas de jitomateras de Sinaloa a instalarse en el municipio. Desde entonces, el municipio es un centro espacial dominado por la producción de jitomate del valle de Arista, así se le llamaba a la agrupación de los municipios de Chacas, Villa de Guadalupe, Venado, Villa Hidalgo, Moctezuma, Villa de Arista y San Luis Potosí (Maisterra J.,2007, págs. 22, 23 y 27).

Maisterrea refiere la transformación en la producción del jitomate que pasó de la forma familiar a la que utilizaba mano de obra asalariada. Se ocuparon trabajadores para preparar la tierra, la siembra en invernadero, plantación, cosecha, acarreo y empaque. El valle de Arista era un centro receptor de mano de obra agrícola y agroindustrial proveniente de municipios del altiplano, de otras regiones del estado y estados como Zacatecas, Oaxaca e Hidalgo. La plaza principal se asemejaba a una gran fábrica donde todo era movimiento, tiempo y relaciones de trabajo, desde las 4:00 am la plaza se convertía en el espacio de contratación de los jornaleros agrícolas que ofertaban su mano de obra, los salarios iban aumentando, por ejemplo, en 1999 fueron de $25 a $50 y hasta $70 pesos por día, por 70 días; desde entonces se daba el “enganche” (adelanto) de $500 pesos, cantidad que se proporcionaba al trabajador para que lo dejara en su casa y/o comunidad (Maisterrena J., 2007 págs. 27 y 37).

Lo anterior refiere formas de contratación y empleo que siguen vigentes, aunque algunas se han diversificado, como muestras los siguientes testimonios, obtenidos en albergues y puntos públicos en los municipios de Cedral, Villa de Arista y Vanegas. En ellos observamos la ausencia de mecanismos de supervisión en las condiciones de trabajo y de vida de la producción agrícola en el altiplano potosino. En ese sentido, se advierte la llamada de atención que tuvo el estado a través de la Recomendación 70/2016 emitida por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos;si bien ésta no se centra en la zona referida, sí responde a las ausencias en términos de inspección en condiciones de vida y trabajo, pues contribuye a la violación de derechos humanos y laborales de las personas jornaleras agrícolas en el estado.

La presencia de mujeres en la migración interna, no sólo para actividades agrícolas sino para la elaboración de alimentos, se constata en el siguiente testimonio: “Nos trajo el contratista que es de Hidalgo, nos contrató en nuestra comunidad, nos ofreció comida y hospedaje gratis, dijo que tendríamos cuartos con camas, ahorita dormimos en colchonetas (amarillas y delgadas) que hasta están mojadas por la lluvia, ya ve que aquí ni vidrios tiene esta casa, la cual es del contratista. Tenemos un contrato por 60 días, me ofrecieron $150 por día. Me vine con mi esposo y mi hijo de 3 años. Aquí trabajo en la cocina hago la comida para las personas que trabajan en el rancho, trabajo 1 hora ½ más que los hombres que van al campo. El pago aquí lo dan hasta el final del contrato (acuerdo verbal), firmamos una hoja decía el pago, la llevó la licenciada del racho”.

Los siguientes testimonios reflejan la retención de salarios por más de 90 días, ausencia de contratos y seguridad y condiciones de vida infrahumanas:

Llegué aquí hace dos días, nadie me invitó, vine para trabajar por 2 meses y ganare $140 por día. Antes estaba con otro cabo cultivando pepino y tomate, me pagaban $130 por día, por un periodo de 70 días (febrero al 3 de mayo) dormía en litera de triplay sin colchón eso fue en el albergue “San Rafael” en Villa de Arista; había muchas chinches en los cuartos, los baños estaban sin servicios, a veces, nos cocinaba bien un señor y nos daban siempre ½ kilo de tortillas para comer. En total iba a ganar $8000 pesos por los 70 días me descontaron los 1000 de enganche, los prestamos semanales que nos daban eran $300 pesos, teníamos un crédito en la tienda del albergue por $350 máximo por semana, además cobran también $300 pesos más por mandar un giro a la comunidad.


Albergue. María Mayela Blanco

Nos prometieron una casa donde dormiríamos, pues somos 100 personas de varios estados como SLP, Puebla y Veracruz, dormimos en cartones, me vine con mi pareja Rosa, dividimos donde dormimos con cortinas. Los baños son letrinas que están afuera de la casa (espacio físico en obra negra, al parecer propiedad del reclutador) muy pegados a la cocina y enfrente están dos espacios para bañarnos a jicarazo: uno de hombres y otro para mujeres, los divide una bolsa negra. Se oyen rumores que al final nos pagaran $140 pesos, nos habían prometido $150, la verdad es que no sabremos nada hasta que se termine el contrato (acuerdo de palabra). Tenemos que esperarnos hasta que se acabe el contrato, pues en el surco firmamos una hoja que decía que el pago era hasta que se acabe el periodo, lo llevo la licencia del rancho, eso fue lo que nos dijo, prometió pago y regresarnos a la comunidad. Cuando nos venimos nos dieron un enganche de $ 1000 pesos, nos trasladaron desde Hidalgo en una camioneta de redilas, tenía bancos improvisados. Terminamos aquí el 20 de mayo, venimos solo por 2 meses, nos pagaran todo hasta el 19, de mientras nos dan prestamos por semana de $200 pesos, luego los pagamos”.

Estos testimonios revelan la falta de regulación en la contratación y las precarias condiciones laborales que sufren personas migrantes originarias de distintos puntos del país como Guerrero, Oaxaca o Veracruz, tres de los principales estados de expulsión en México, además, estas personas, en su mayoría migran con familias. Esta última característica difiere de las personas de Puebla, Tamaulipas, Hidalgo y de otros municipios del mismo estado potosino. •