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Apuntes postsoviéticos

Pronto para alegrarse

P

ospuesta varia veces, la reciente cumbre de París entre los presidentes de Rusia y Ucrania, con la mediación de los jefes del Ejecutivo de Alemania y Francia, negociaciones que se dan en el llamado formato de Normandía, es mucho mejor que la negativa a sentarse frente a frente de los últimos tres años, pero no permitió avanzar hacia un arreglo político del conflicto armado en el sudeste ucranio.

Su principal resultado, por irónico que parezca, es volver a reunirse dentro de cuatro meses, plazo que se fijaron para evaluar si se cumplieron los entendimientos de carácter técnico que se presentaron como grandes logros de esta cumbre, a falta de otros más importantes, los cuales figuran en una declaración acordada una semana antes y que no requería el desplazamiento a París de ambos presidentes para hacerla pública.

Malabares de la diplomacia, ningún punto de la declaración conjunta es vinculante, mientras los mandatarios pudieron limitarse a expresar el loable deseo de contribuir, coadyuvar, hacer lo posible, apoyar y demás sinónimos verbales para conseguir sólo el cese del fuego completo antes de que termine 2019, el intercambio de prisioneros y retroceder el armamento pesado en tres nuevos puntos de la línea de confrontación.

Si ya es poco probable certificar un alto el fuego definitivo mientras unos y otros no pongan fin a quienes cada día, a pesar de cualquier acuerdo entre presidentes, aprietan el gatillo por así convenir a otro tipo de intereses, provocando un goteo constante de víctimas mortales que –según Naciones Unidas– supera ya 13 mil personas, nada se consiguió para resolver las discrepancias de carácter político, sin lo cual nunca podrá haber una solución negociada en Ucrania.

Entonces, ¿para qué fueron a París los presidentes? La respuesta es muy simple: uno tiene el gas que necesitan los clientes europeos y los propios ucranios, el otro posee el gasoducto que requieren los clientes europeos y los rusos mismos, y en realidad se trata sólo de una cuestión de precio imposible de resolver sin los mandatarios.

Más pronto que tarde, rusos y ucranios llegarán a un acuerdo por así convenir a sus intereses económicos, aunque quedará irresuelto el conflicto del sudeste de Ucrania hasta que Moscú y Kiev acepten que tienen que hacer concesiones recíprocas.