Opinión
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México SA

George Orwell y el T-MEC// La caída de García Luna

P

arece que funcionaron el inagotable optimismo del subsecretario Jesús Seade (estoy muy contento) y la carta a Santa Claus que el gobierno mexicano envió al panzón, porque ayer –en aparencia de la nada–en Palacio Nacional se congregaron los representantes de las tres naciones involucradas en el T-MEC y firmaron el protocolo modificatorio de dicho mecanismo comercial.

Lo anterior no quiere decir que los congresos estadunidense y canadiense de manera obligatoria ratifiquen ese tratado (el Senado mexicano dio luz verde en junio pasado, aunque ahora deberá analizar y, en su caso, aprobar el citado protocolo), pero bien podría decirse, como los clásicos, que ese arroz ya se coció.

Según Marcelo Ebrard, gracias a la política y el diálogo, las tres partes encontraron la manera de entendernos, comprendernos y vamos a compartir nuestro futuro, no sólo por lo geográfico, sino como diseño económico y social las próximas décadas. Entonces, son muy buenas noticias. Es un mérito de todo el equipo (del presidente López Obrador) y lo único que le decimos es el día de hoy: misión cumplida (Enrique Peña Nieto dijo lo mismo, luego de la recaptura de El Chapo: misión cumplida, lo tenemos).

Todos contentos, pues, pero bien a bien no se sabe qué acordaron, en qué consiste el protocolo modificatorio y en qué cedió cada parte. En los discursos fueron más los agradecimientos, reconocimientos, felicitaciones y alabanzas que los detalles de lo negociado, de tal suerte que si allá en las alturas llegaron a un acuerdo los mexicanos de a pie no conocen el alcance de los cambios.

Algunos hablaron, en tono genérico, de fortaleza y competitividad; del ámbito laboral y medioambiental; de mecanismos de solución de controversias y protección de patentes para medicamentos biotecnológicos; de industria automotriz y paneles de jurisdicción general o regional; de productos agrícolas y manufacturas; de fábricas y comercio electrónico; de actualización y modernización; de reforma laboral e inspectores; de ganar, ganar, ganar y, en fin, de echarle porras (de Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, para el presidente López Obrador).

Bien, felicidad por doquier. ¡Qué bueno!, pero el diablo está en los detalles y éstos no los conocen los ciudadanos de a pie, de ninguno de los tres países participantes en el T-MEC; es decir, los presuntos beneficiados por la negociación del mecanismo comercial y su protocolo modificatorio.

Y el testigo de honor a la firma fue el presidente López Obrador, para quien el T-MEC es bueno para los tres pueblos, para las tres nacionales, para los tres gobiernos. Nos ayuda a impulsar el crecimiento económico de nuestras naciones, significa mayor inversión, crecimiento, bienestar, paz y tranquilidad. Es también un acuerdo para mejorar las condiciones laborales que benefician a los trabajadores de Estados Unidos y de México. Es un acuerdo económico, comercial, pero al mismo tiempo respetuoso de nuestras soberanías.

Según el pregón oficial, en el T-MEC todos son iguales, pero no hay que olvidar que como en la Rebelión en la Granja, de George Orwell, siempre hay animales más iguales que otros, sobre todo los güeros copetudos.

En fin, la historia aún no acaba: comenzó en 2017 con la modernización del TLCAN, que devino en T-MEC, y supuestamente finalizó el 30 de noviembre de 2018 (con la firma tripartita Peña Nieto, Trudeau y Trump) sólo en espera de la ratificación por los tres congresos. Un año y 10 después, ello solo sucedió en México.

Las rebanadas del pastel

Genaro García Luna duerme en chirona. Este nefasto personaje, cercanísimo a Fox y Calderón –en especial a este último– fue detenido en Dallas, Texas, y si es declarado culpable de los cargos (complicidad en el narcotráfico, falso testimonio,y multimillonarios sobornos del cártel de Sinaloa) sería condenado a entre 10 años de prisión y cadena perpetua. Tras conocer la noticia, los dos ex inquilinos panistas de Los Pinos reportan graves problemas gastrointestinales. Y Gertz Manero también va por lo suyo.