Una década después de la primera Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia, el 2 de octubre comenzó la segunda edición. Salió de Madrid, España, y terminará en ese mismo lugar el 8 de marzo de 2020, después de recorrer cerca de 80 países.

El 8 de noviembre llegó a la Ciudad de México un grupo de esta iniciativa, encabezado por Pedro Arrojo Agudo, profesor emérito de análisis económico de la Universidad de Zaragoza y ex diputado por el partido español Podemos.

En entrevista, Arrojo Agudo destacó que como parte de este movimiento visitarán también Guadalajara, Jalisco, y San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Ahí se reunirán con organizaciones de madres de desaparecidos, ambientalistas y comunidades afectadas por conflictos de agua. Entre los acompañantes están el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas.

Otra causa que el movimiento arropará es la no criminalización, persecución y asesinato de ambientalistas y defensores de derechos humanos, pues es una situación que no sólo se presenta en México, sino también en Guatemala, El Salvador y Honduras, naciones que visitarán.

Arrojo Agudo expuso que pedirán a las organizaciones civiles hacer un llamado, un manifiesto y una organización por un gran pacto nacional mexicano por la no violencia, que venga de abajo hacia arriba y que fuerce a las instituciones a tomar sus responsabilidades, ya sea desde los gobiernos, desde las universidades.

Detalló que como parte de la agenda en México, sostuvieron una reunión con Martha Delgado, subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, con quien compartieron el reconocimiento hacia el país en su liderazgo mundial en materia de desarme nuclear con el pionero Tratado de Tlatelolco y su destacado papel en la elaboración, firma y ratificación del Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares que promueve la Organización de Naciones Unidas.

De igual manera, dado que México formará parte del Consejo de Seguridad, se solicitó a la cancillería que ejerza la importante influencia que tiene para apoyar los esfuerzos en pro de una profunda reforma de Naciones Unidas.

Rafael de la Rubia, uno de los coordinadores de la marcha, planteó como solución a los problemas que enfrenta México que se profundice en el desarrollo de la no violencia y destacó que el país podría ser líder en ello.