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Con dudas, Tucson decidirá si se convierte en ciudad santuario
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de noviembre de 2019, p. 10

Tucson. Esta ciudad del estado de Arizona recibe el crédito de ser el lugar de nacimiento del Movimiento Santuario en la década de 1980, una labor por parte de las iglesias para ayudar a los refugiados centroamericanos y protegerlos ante una eventual deportación.

Mientras las políticas antinmigrantes del gobierno de Donald Trump colocan una renovada atención al trato que reciben las personas que llegaron a Estados Unidos de manera ilegal, la progresista ciudad del estado de Arizona lidia con lo que implica ser una entidad que acoge a los indocumentados.

Los votantes decidirán si designan a Tucson como la única ciudad santuario de Arizona, lo que representa un desafío directo a Trump y a una ley en contra de la migración que puso la atención mundial en ese estado hace una década. El sufragio programado para mañana divide a los progresistas en una urbe en la que muchos ansían enviar un mensaje al mandatario, pero otros temen que genere la ira de Trump y de sus aliados en la Legislatura estatal.

La iniciativa conocida como Proposición 205 fue elaborada por un grupo de activistas que busca dar voz a la numerosa comunidad latina de la ciudad.

Queremos asegurarnos de que nuestra ciudad sea más equitativa, dijo Zaira Livier, directora ejecutiva de la Iniciativa de la Defensa de la Gente. Que Tucson envíe el mensaje a nuestros propios residentes de que están a salvo, son valorados, no son dispensables para nosotros y estamos dispuestos a luchar por ellos.

Todo el concejo de la ciudad, cuyos integrantes son demócratas, se opone y alega sobre consecuencias imprevistas y el potencial de perder millones de dólares en financiamiento estatal y federal. Temen represalias del gobierno de Trump que ha luchado contra las ciudades santuario y ha restringido su acceso a beneficios gubernamentales, y podría poner en peligro los recursos que Tucson recibe. También temen que ataría las manos de la ciudad en cuanto a cooperar con las autoridades en cuestiones que no tienen nada que ver con la migración.

En 2012 el concejo la designó como ciudad que acoge a migrantes y expresó apoyo, pero se abstuvo de llamarse ciudad santuario.