Con la tendencia a la baja que ha mostrado la inversión pública durante el gobierno actual, 2019 puede convertirse en el décimo año consecutivo con resultados negativos de ese indicador y su aportación al producto interno bruto (PIB) seguirá decreciendo, aseguró el sector privado.

Lamentó que, pese a que la inversión pública –particularmente en infraestructura– produce una rentabilidad social enorme y detona la inversión privada, que a su vez es la principal fuente de generación de empleos, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador privilegie programas sociales asistencialistas, sin una evaluación que permita asegurar que se abatirá la pobreza.

Con la caída de 11.2 por ciento que tuvo en agosto pasado, la inversión física del sector público acumuló siete meses consecutivos a la baja, detalló el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp).

Además, el decremento que acumula la inversión pública de enero a agosto fue de 15.2 por ciento, cuando en el presupuesto se preveía un incremento de 8.5. Al segundo trimestre del año la aportación de la inversión física en el PIB fue de sólo 2.4 por ciento, la más baja en los últimos 80 años.

Es, sin duda, preocupante que el gasto en inversión física continúe siendo el rubro de ajuste en beneficio del gasto corriente. De seguir esta tendencia a la baja 2019 será el décimo año consecutivo con variaciones negativas en inversión pública y su importancia dentro del producto interno bruto seguirá decreciendo, puntualizó.

Sobre la inversión privada, el Ceesp indicó que lleva tres trimestres a la baja y su aportación al PIB es de 16.5 por ciento, la menor desde finales de 2013.

Calificó de comprensibles las reservas que han mantenido las empresas para invertir, debido a las decisiones del gobierno.